El ‘Sí se puede’ ha dejado paso al ‘Yes we can (nabis)’ en todas sus versiones. En la más popular, visible en las tienas psicodélicas de Haight Ashbury (el barrio hippie de San Francisco), Barack Obama aparece en sus años mozos, con el pelo ensortijado a lo Jimi Hendrix y fumándose un porro con todas las de la ley.

California vota ‘sí’ o ‘no’ a la legalización de la marihuana el próximo 2 de noviembre, en un referéndum que puede tender grandes grandes efectos secundarios no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo.

El secretario de Justicia, Eric Holder, ha tomado cartas en el asunto y ha advertido que -decidan lo que decidan los californianos- los agentes federales seguirán persiguiendo como hasta ahora el cultivo, tráfico y consumo de marihuana. Hasta el ‘Gobernator’ Schwarzenegger, a punto de dar la última ‘calada’, ha reculado a última hora y ha pedido el ‘no’ a la así llamada ‘Proposición 19’.

Aumentan sus detractores

Los defensores del cáñamo se las prometían muy felices hasta el pasado verano, pero lo cierto es que están perdido fuelle en la recta final y cuentan con el apoyo del 44% de la población. Con el respaldo de George Soros y otros donantes millonarios, el impulsor de la Propuesta 19, Richard Lee, promete redoblar sus esfuerzo por por conseguir su peculiar versión del “sueño californiano”.

Desde su cuartel general en ‘Oaksterdam’ (alucinógena fusión de Oakland y Amsterdam), el profesor, activista y comerciante de marihuana “para usos médicos” confía en que los californianos no se dejen intimidar a última hora y se atrevan a mandar al mundo “una poderosa señal”.

“Tenemos que acabar con la prohibición del cannabís lo antes posible, igual que acabamos en su día con la prohibición del alcohol”, proclama Richard Lee. “Necesitamos sacar de las cárceles a la gente que no tiene que estar allí. Necesitamos acabar con la violencia innecesaria como la que se ha desatado en México. Necesitamos cambiar las prioridades de la policía… Y necesitamos el dinero de los impuestos también”.

1.400 millones en impuestos

Se estima que la legalización de la marihuana podría servir para recolectar 1.400 millones de dólares en impuestos en California. Según cálculos realizados por el propio estado, el negocio del cáñamo;tanto para usos ‘medicinales’ e ‘industriales’ como el cultivo no controlado- mueve al año 14.000 millones de dólares y supera ya a la industria del vino.

En Estados Unidos, el consumo de cannabis creció un 8% el año pasado y el número de fumadores habituales ronda los 16,7 millones. La mitad de las detenciones por droga están relacionadas con la marihuana, y el 88% de los arrestos es por consumo, no por tráfico. Cada 37 segundos, la “maría” se cobra un nuevo un detenido en el país que con más saña encarcela a sus ciudadanos (2.300.000 ciudadanos entre rejas).

Richard Lee, que logró recaudar más de un millón de dólares para impulsar el famoso ‘Yes We Can (nabis)’, invita a cualquiera a que visite su oasis urbano en ‘Oaksterdam’ para comprobar el efecto balsámico del cáñamo: “Esto era antes uno de los barrios más castigados de Oakland, lleno de comercios cerrados y “homeless” por las calles. El vencindario ha mejorado gracias a nosotros y ahora no hay ni sitio para aparcar en la calle”.

Lee regenta uno de los 1.400 dispensarios de marihuana para uso medicinal en California. Como prolongación del negocio, la así llamada Universidad de Oaksterdam imparte clases sobre el cultivo y la comercialización de la planta del cáñamo, con aplicaciones tan diversas como cremas, jabones, aceites, barritas energéticas, fibras textiles y biocombustible. El año pasado, la “universidad” facturó 1,5 millones de dólares que sirvieron en gran parte para financiar al campaña a favor de la Proposición 19.

Sus defensores

Curiosamente, a la propuesta le han salido un puñado de defensores en el ala derecha del Partido Republicano. Un ‘libertario’, ya se sabe, es ‘un republicano que fuma porros’.

Y ha sido el congresista libertario por excelencia, Rand Paul, quien ha impulsado en el Capitolio una ley para permitir el cultivo ‘industrial’ del cáñamo en todo Estados Unidos.

El utraconservador Tom Tancredo ha sorprendido a propios y extraños durante la campaña en Colorado parafraseando al mismísimo Peter Tosh: ‘Legalize it, regulate it, tax it’… Su apoyo insospechado a la legalización de la marihuana le ha hecho subir diez puntos en las encuestas.

Grover Norquist, presidente de ‘Americans for Tax Reform’, ha sido otra de las voces inesperadas a favor de la legalización, en el nombre de la “seguridad nacional y la responsabilidad fiscal”. Glenn Beck, el histrión del Tea Party, ha lanzado también un ultimátum a los altos estamentos políticos: “O metemos a todos los que fuman marihuana en la cárcel o la legalizamos de una vez”.

Hasta Sarah Palin ha recogido el testigo (o el canuto) y se ha atrevido a declarar en la cadena Fox: “Si alguien se va a fumar un porro en su casa y no hace mal a nadie, quizás la policía debería preocuparse por otras cosas y otros problemas que tenemos en nuestra sociedad”.

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