El gobierno porteño se apresta a instrumentar la semana próxima una polémica medida de control de tránsito. Se trata de tests rápidos de saliva a los conductores de vehículos para detectar si consumieron drogas ilegales u otras sustancias psicoactivas legales (medicamentos).

Ahora, a esa prueba decidió sumar le la de un pupilómetro: un aparato que mide la dilatación de las pupilas de los conductores.

Las autoridades contemplan que, ante un resultado positivo de ambos métodos, se secuestre el vehículo y se imponga al automovilista la multa correspondiente por “conducir bajo los efectos de estupefacientes (entre 200 y 2000 pesos y de uno a diez días de arresto)”, como señala el Código de Tránsito local. El debate se plantea especialmente porque, entre las drogas legales, figuran los tranquilizantes recetados por psiquiatras y drogas con las que están hechos algunos jarabes para la tos.

Según indicaron en la ciudad, de los 24 puestos de alcoholemia que rotan diariamente por día en la Capital, en principio, uno será para evaluar si los conductores consumieron drogas. Los test se harán de noche, en zonas donde hay boliches. Ambulancias del SAME se sumarán a los controles.

La novedad resulta la utilización de dos pupilómetros, en los que la ciudad invirtió 238.000 pesos, según fue publicado en el Boletín Oficial. Previamente, había adquirido 10.000 tests de saliva por $ 750.000.

El pupilómetro. desarrollado en los Estados Unidos e importado por la empresa Trust Med Group SA, permite verificar en 30 segundos si un conductor tiene la pupila dilatada. Y, en caso de que el resultado sea positivo, reconfirmarlo con el test de saliva, que especifica con mayor exactitud qué tipo de droga fue consumida (ver infografía).

“Invertimos en los pupilómetros, porque cada test de saliva es muy costoso: cuesta 20 dólares. Sólo si el pupilómetro da positivo recurrimos al otro test. Es lo mismo que estamos haciendo en los controles de alcoholemia. Hoy usamos, en primer lugar, un aerómetro. Según el resultado, pasamos a la pipeta que mide el nivel de alcohol”, dijo a LA NACION Matías Molinero, subsecretario de Seguridad Urbana.

La nueva polémica que suman los pupilómetros radica en que son numerosas las causas que pueden ocasionar la dilatación de la pupila.

Mediciones dudosas

El especialista en oftalmología Adolfo Güemes indicó: “Hay drogas que no son recreativas, utilizados como antiespasmódicos (el Sertal, por ejemplo) o ansiolíticos, que pueden producir dilatación pupilar. Además, algunas enfermedades del iris también pueden determinar alteraciones en el tamaño de la pupila aunque, en estos casos, la dilatación es en forma asimétrica”.

Una de las principales críticas que se le formulan a estos tests es que quienes deciden si la persona está o no en condiciones de conducir son autoridades administrativas, no médicas.

La doctora Mónica Nápoli, miembro de la Asociación Toxicológica Argentina, explicó que “el pupilómetro debe ser usado por una persona idónea, que conozca todas las variables que pueden causar dilatación de la pupila o su contracción. La luz o la oscuridad producen fisiológicamente esta reacción y hay medicaciones y enfermedades que ocasionan estos cambios y que no están relacionadas con las drogas psicoactivas”.

Según Carlos Damín, profesor de toxicología en la Universidad de Buenos Aires, este método puede no ser tan efectivo. “La mayoría de los consumidores de cocaína, que dilata la pupila, toman alcohol, que la contraen. Y el resultado del pupilómetro puede ser relativo”.

El médico psiquiatra Víctor Casafús indicó que el espíritu de los controles es prevenir los accidentes. Pero el criterio no debería ser el hecho de determinar si el conductor consumió o no alcohol o drogas o si tomó alguna medicación, porque cada organismo es distinto e, incluso, hay pacientes que necesitan la medicación para poder desempeñarse normalmente, dijo el especialista.

Carlos Seoane, cardiólogo y dueño de la empresa Trust Med Group SA dijo que los pupilómetros tienen un 97,3% de eficacia y que se utilizan en otras ciudades del mundo, como Chicago y Barcelona.

 
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