El programa de televisión sigue a los dos chefs alrededor de Países Bajos mientras aprenden sobre platillos regionales, y luego consiguen loto azul, estragón mexicano, kanna sudafricana y otros alucinógenos que son legales en el País, así como diversas variedades de cannabis

“Comestibles” es la palabra que más se usa para los alimentos que facilitan consumir la mariguana y otros alucinógenos: como los brownies de hierba, no precisamente famosos por agradar al paladar.

Sin embargo, dos chefs radicados en Amsterdam van más allá de lo simplemente comestible, y usan ingredientes que alteran la mente para crear una verdadera cocina gastronómica.

Noah Tucker, neoyorquino por nacimiento, y el ex londinense Anthony Joseph, cofundadores de cinco restaurantes exitosos en Amsterdam, han emprendido una misión para explorar lo que Joseph califica como el “santo grial” de ingredientes: hierbas, especias, plantas y aceites con componentes psicoactivos. Comenzaron en los Países Bajos, donde una política tolerante hacia las drogas blandas hace que estas sustancias sean legales y accesibles.

En abril, la nueva serie de televisión de los dos, “High Cuisine” (juego de palabras entre “alta cocina” y “cocina que te pone arriba”), se estrenó en la plataforma de streaming holandés Videoland, y ahora están creando una serie de recetarios que reunirán unos 100 platillos que alteran la mente.

El programa de televisión sigue a los dos chefs alrededor de Países Bajos mientras aprenden sobre platillos regionales, y luego consiguen loto azul, estragón mexicano, kanna sudafricana y otros alucinógenos que son legales en el País, así como diversas variedades de cannabis.

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Tucker y Joseph combinan lo que encuentran en comidas de múltiples tiempos elegantemente presentadas, con platillos como corzo silvestre con repollo, terrina de tocino, salsifíes baby, hígado de pato y salsa de mole con infusión de hachís; y cangrejo del Mar del Norte con algas marinas crujientes, salsa de yogurt y una reducción de cannabis.

El programa es impulsado por Tucker, quien se describe a sí mismo al inicio de cada episodio diciendo, “me encanta cocinar, y me encanta ponerme arriba”. Joseph jamás toma drogas.

En “High Cuisine”, esta dinámica yin-yang entre los dos chefs se escenifica en momentos cómicos, con Tucker a menudo estallando en risitas en una nube de humo, mientras Joseph se mantiene sobrio y lúcido, presentando elocuentemente cada platillo improbable a los comensales.

Karim Mostafi, vocero del Ministerio de Salud holandés, señaló vía correo electrónico que no podía comentar sobre la legalidad del programa. “El Gobierno holandés tiene como meta la prevención del uso de las drogas, en cualquier forma o presentación”, escribió.

Tucker y Joseph habían trabajado en cocinas con estrellas Michelin antes de conocerse hace alrededor de una década en Amsterdam.

Hace unos ocho años, los dos chefs concibieron el concepto de “High Cuisine” y empezaron a investigar la gama de ingredientes psicoactivos disponibles en Países Bajos, visitando granjas de cultivo de cannabis y tiendas de sustancias psicoactivas, entrevistando a expertos y luego llevando las sustancias de vuelta a su cocina para explorar los sabores y los efectos al hervirlas, cocinarlas a fuego lento, caramelizarlas y comerlas.

En cada episodio de “High Cuisine”, Tucker y Joseph exploran una región de Países Bajos y, además de detenerse en un restaurante local de alto nivel, visitan a un especialista en alucinógenos local: una granja de trufas, una granja de semillas de mariguana, y, en Amsterdam, un importador y distribuidor de hierbas y plantas.

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“Todo el concepto es de proporcionar microdosis, que es muy importante”, comentó Tucker. “Queríamos que nuestros participantes se fueran sintiendo una ligera euforia, pero todavía en control”. O como lo expresó Joseph, “más o menos lo mismo como si tomaras una copa de vino con cada tiempo en una comida de cuatro tiempos. Para sentirte alegre”.

Dijeron que tienen planes para empezar a rodar el primer segmento de una nueva serie en lugares como Colombia, Sudáfrica, Brasil, México y Bali. Planean aprender cómo ingredientes como la chaliponga, el peyote y los hongos mágicos se usan en rituales locales, para luego combinarlos con especialidades culinarias de esas regiones.

“Es un programa de cocina, de drogas, de viajes y de estilo de vida”, dijo Tucker.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.