2006-2009

Por Eduardo Hidalgo

Análisis Energy Control Diciembre 2008-Julio 2009.

            Aproximadamente a partir de diciembre del año 2008 comenzó a detectarse un marcado descenso en la calidad del cristal circulante en el mercado negro hispano. Tanto que, si entre enero y abril del año 2008, el 91,22% de las muestras de supuesto éxtasis analizadas por Energy Control contenían MDMA, entre enero y abril del año 2009 la cifra se había reducido al 46,6%. Además, el descenso en la calidad dio paso, bien pronto, a un desabastecimiento generalizado, no sólo a nivel estatal sino, incluso, europeo. Es decir, en el mercado ilícito prácticamente no circulaba éxtasis y el poco que había era, generalmente, un puro y duro fraude plagado de adulterantes como la lidocaína, la cafeína o el paracetamol. Se intuye que, probablemente, dicho desabastecimiento esté relacionado con la existencia, a lo largo del último año, de algún tipo de dificultad para acceder a los precursores necesarios para realizar la síntesis de la MDMA. Por lo demás, cabe decir que, a día de hoy, agosto de 2009, dichas dificultades todavía no parecen haber sido resueltas, puesto que, aun cuando a partir de mayo de 2009 se puede percibir una leve recuperación del mercado, en cuanto que se detectan algunas partidas compuestas verdaderamente de MDMA, la tendencia predominante continúa siendo el desabastecimiento, el fraude y la adulteración.

            Cabe destacar, por último, que, ante la carestía que afecta al mercado del éxtasis, durante los meses del verano han estado circulando por doquier comprimidos de apariencia idéntica a las clásicas pastis de MDMA (en este caso en concreto llevan el logo de Mickey Mouse) pero que, esta vez, contienen 2CB, generalmente en dosis de 8 o 9 miligramos.

Recapitulación y observaciones.

Los análisis hablan por sí solos: desde mediados de los años 80 hasta finales de 2008 la inmensa mayoría de las pastillas vendidas como éxtasis demostraron contener derivados anfetamínicos tipo éxtasis (MDMA, MDEA, MDA o MBDB) y, por norma general, desde el año 1999 en adelante –al menos hasta 2005 en que aparece la mCPP-, entre el 80 y el 99% de las mismas, contienen MDMA. Tan sólo escapan a esta tendencia los análisis realizados por el INT durante los años 1997 y 1998 así como los llevados a cabo en Navarra durante el período 1997-1999. En ambos casos, se detectan un gran número de comprimidos que, en lugar de contener éxtasis, contienen anfetaminas[1].

En lo que respecta al grado de adulteración resulta también evidente que la inmensa mayoría de las pastillas que contienen MDMA (repetimos, entre el 80 y el 99% del total de comprimidos circulantes) únicamente contienen MDMA más excipientes inocuos que, como ya hemos apuntado, son utilizados como aglutinantes (recordemos que las pastillas hechas sólo de éxtasis se deshacen con la más ligera manipulación). Entre el veintitantos y el 1% de las muestras contienen MDMA más otra sustancia o, más habitualmente, no contienen MDMA en absoluto. En este último caso lo más común es que estén compuestas de anfetamina (y más raramente de metanfetamina) o que se trate de medicamentos, algunos de los cuales, por el hecho de llevar impreso un logotipo y, en consecuencia, de tener una apariencia similar a la de las pastillas de éxtasis, en ocasiones son vendidos como si lo fueran. Frecuentemente las muestras que contienen anfetamina vienen acompañadas de cafeína, que, a su vez, es la sustancia que más frecuentemente aparece (junto a otros derivados anfetamínicos tipo MDEA o MDA) en los comprimidos que, aparte de éxtasis, llevan otro producto. La presencia de adulterantes distintos a los señalados es claramente anecdótica, no obstante, mencionaremos algunos: diacepán, ketamina, DOB, 2CB; lidocaína, paracetamol y ácido acetilsalicílico.

Cabe decir en este punto que las diferencias en las cifras que ofrecen las distintas entidades (por ejemplo Energy Control y el INT) en cuanto a la tasa de adulteración de las pastillas se debe, seguramente, a que, de una parte, el Instituto Nacional de Toxicología ofrece los datos relativos a las muestras en las que no se ha detectado ninguna droga y a aquellas en las que se han detectado psicofármacos y otras sustancias, en apartados diferentes y separados del resto de drogas, parece ser que sin tener en cuenta si tales sustancias iban a ser vendidas o no como éxtasis (aunque se entiende que no era el caso la mayoría de las veces). De otra a que parecería que los consumidores, cumpliendo en parte una función de alerta, tendrían tendencia a enviar a Energy Control todas aquellas pastillas que son sospechosas o que han dado muestras de estar adulteradas. De este modo, resultaría que los datos del Instituto Nacional de Toxicología infravalorarían la presencia de medicamentos y sustancias no identificables vendidas como éxtasis, a la vez que los datos de Energy Control sobredimensionarían esa presencia. En conclusión, habría de entenderse que el porcentaje real de fraudes de este tipo estaría en algún punto intermedio entre el 0 y el 10%, que son los porcentajes que ofrecen cada una de estas entidades.

Por lo demás, todos los estudios realizados desmienten la presencia en las pastillas de éxtasis de venenos como el cianuro, el matarratas y similares, lo cual tiene toda la lógica del mundo, ya que, nadie en su sano juicio se ocuparía de adulterar las drogas que le dan de comer con sustancias más caras, de más difícil acceso o demostradamente más perjudiciales para la salud de sus clientes cuando puede acceder fácilmente a otras más baratas, más fáciles de adquirir y menos dañinas (como por ejemplo, la cafeína o los azucares). Del mismo modo, tampoco se detectan muestras adulteradas con heroína o LSD, lo cual también tiene su lógica, pues, en términos económicos, ambas sustancias se venden más caras que la MDMA, de tal manera que, teniendo en cuenta que la finalidad de la adulteración es fundamentalmente la de obtener beneficios económicos, no parece tener mucho sentido adulterar una sustancia barata con otra más costosa. A esto habría que añadir que la heroína es escasamente activa por vía oral y que la LSD se deteriora muy rápidamente en contacto con la luz, el calor y el aire, de modo que, en ambos casos, podría decirse que, psicoactivamete hablando, se trataría de unas adulteraciones muy poco efectivas. Es cierto, no obstante, que anecdóticamente, se han encontrado pastillas de codeína y metadona que habían sido vendidas como si fueran éxtasis. Sin embargo, teniendo en cuenta el número de veces que han sido detectadas (unas 3 pastillas entre decenas de miles de muestras) habría de concluirse que su utilización como adulteración o fraude es ciertamente insignificante. De tal manera que los más probable es que los efectos jamarosos (similares a la heroína) que mencionan muchos usuarios, más que con el añadido de derivados opiáceos, tengan que ver con los propios efectos de la MDMA, que, en función de la dosis, del contexto y del estado físico y psíquico de la persona, pueden producir relajación muscular, aplacamiento y otros síntomas que algunos consumidores asocian al uso de heroína (dándose el caso, por otra parte, de que la inmensa mayoría de ellos jamás ha consumido esta droga).

En referencia a las muestras de éxtasis en polvo o cristal resulta interesante destacar que su detección se remonta incluso hasta mediados de los años 80. Recordemos que el INT detectó una muestra de MDA en polvo entre en el período 1985-1987 y que desde 1997 en adelante esta entidad siempre ha hecho mención a análisis realizados a este tipo de presentaciones. Curiosamente, también, durante años el contenido de MDMA de las muestras en polvo o cristal analizadas por el INT demuestra ser siempre inferior al de las muestras en comprimido (y la adulteración mayor y más variada). Sin embargo, esta tendencia se invierte a partir del año 2005, en el que la presencia de adulterantes en la MDMA en polvo es anecdótica y en el que el contenido de éxtasis demuestra ser bastante más alto que en el caso de las pastillas. De hecho, con estas últimas sucede precisamente lo contrario que con el cristal, ya que, según van avanzando los años, su contenido medio en miligramos va pasando de aproximadamente 80 a cerca de 50 (mientras que el cristal va aumentando su pureza del 20, 30 y 40% hasta alcanzar la media del 70% o superior). En cualquier caso, a pesar de la elevada riqueza media del cristal circulante hasta el año 2008, los análisis de laboratorio demostraban que, potencialmente, podía presentar índices de adulteración tanto o más marcados que los de las pastillas, y es que, a fin de cuentas, lo cierto es que la MDMA es más fácilmente adulterable cuando se encuentra en forma de polvo o cristal, ya que, las pastis sólo las adultera quien las fabrica (de otro modo habría que deshacerlas, adulterarlas y volverlas a hacer, algo en lo que nadie pierde el tiempo ni el dinero) mientras que el cristal lo puede adulterar cualquier eslabón de la cadena del narcotráfico, pues basta con añadirle cualquier sustancia de apariencia similar. De hecho, esto es algo que, hoy en día, resulta más patente que nunca, pues, como ya hemos comentado, actualmente el fraude y la adulteración son la norma en lugar de la excepción.

Conclusión.

Si hay algo que pueda extraerse de esta revisión de la evolución de la pureza y adulteración de la MDMA en España es que el mercado del éxtasis es claramente fluctuante, hasta el punto de resultar completamente impredecible, pues, sólo en la última década (1999-2009) hemos podido ver como los comprimidos, de ser la mejor opción para el usuario de MDMA en términos de calidad/precio, pasaron a ser equiparables en comparación al cristal, para, después, ser la peor de las opciones; hasta que, a día de hoy (repetimos: agosto de 2009), ninguna de las dos presentaciones merece fiabilidad alguna. De modo que, desde la ótica del usuario, si hay alguna lección que podamos extraer de cara al futuro es que más nos vale mantenernos atentos a los próximos, probables e impredecibles cambios que pudiera experimentar el mercado ilícito, y, rezar para que, esta vez, sean de carácter positivo.

Esta serie de tres artículos sobre la evolución de la pureza de la MDMA es una transcripción casi completa del Capítulo 4 del libro ¿Sabes lo que te metes? Pureza y Adulteración de las Drogas en España, Ediciones Amargord, 2007.

 Leer: Parte I | Parte II


[1] Existe un tercer estudio de Álvarez, F. J. en el que se analizaron 69 muestras de comprimidos vendidos como éxtasis y en el cual se demostró que la mayor parte de los mismos (el 69,1%) contenía anfetaminas. Sin embargo, debido a que no hemos podido acceder al artículo completo, desconocemos el período al que hace referencia, es decir, a cuando fueron recogidas las muestras.

Acerca del autor

Eduardo Hidalgo
Yonki politoxicómano. Renunció forzosamente a la ominitoxicomanía a la tierna edad de 18 años, tras sufrir una psicosis cannábica. Psicólogo, Master en Drogodependencias, Coordinador durante 10 años de Energy Control en Madrid. Es autor de varios libros y de otras tantas desgracias que mejor ni contar.