Consulta: Que tal, somos un grupo de amigos cultivadores que os escribimos desde Almadén. Cómo seguramente sabréis, aquí hasta hace poco funcionaban las minas de mercurio, que es muy tóxico y contaminante y bueno, la verdad es que nos preguntamos si será bueno plantar directamente en el suelo, porque a algún compañero que otro le sale la yerba con extraños sabores y unos crecimientos muy lentos, aunque luego la floración va bien. ¿Podéis decirme algo? ¿Nos estamos jumando el mercurio? Sea cual sea la respuesta, gracias!!!

Hola:

El mercurio ya era famoso desde la antigüedad, los griegos lo llamaban hydrargyrum, o sea, plata líquida, de ahí surgió su símbolo químico Hg, y los alquimistas de la Edad Media no lo consideraban un metal, sino la esencia de todos los metales; el químico francés Antoine Laurent de Lavoisier lo identificó por primera vez como elemento durante sus investigaciones sobre la composición del aire, más tarde se convirtió en uno de los elementos más utilizados que facilitaron la experimentación y la construcción de diversos aparatos de medición. Sin embargo, desde que se conoce, ha provocado asombro y muchas preguntas sobre su comportamiento.

Pero como muchas de las preguntas sobre el por qué de las cosas, la química puede darnos la respuesta.

El mercurio es un metal liquido a temperatura ambiente y se encuentra en su forma nativa en combinación con azufre. Su número atómico es 80 y su peso atómico 200.59, se caracteriza por ser un líquido blanco plateado, denso y brillante, tiene un punto de fusión de -38.87 ºC y ebulle a 357.72ºC (675.05ºF) a presión atmosférica, lo que indica que sus fuerzas intermoleculares son fuertes.

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Es un elemento constitutivo de la tierra, un metal pesado. En su forma pura se le conoce como mercurio “elemental” o “metálico”. Rara vez se le encuentra de esta forma, es más común en compuestos y sales inorgánicas. El mercurio sólido es tan suave como el plomo. Tiene la característica de formar soluciones llamadas amalgamas con algunos metales (por ejemplo, oro, plata, platino, uranio, cobre, plomo, sodio y potasio)

Cuando hablamos de explotaciones agrícolas, nos encontramos con que la mayoría de los metales pesados se encuentran incluidos en el ciclo biogeoquímico en el cual los dos componentes fundamentales son el suelo y la planta. Por un lado, éstos elementos llegan al suelo por vía aérea a través de aerosoles, partículas minerales, polvos suspendidos y transportados por el aire, …) y terrestre (fertilizantes, plaguicidas, residuos sólidos, etc).

Por otro lado, se liberan del suelo bien absorbidos por las plantas, bien por lixiviación y erosión, provocando un equilibrio entre las fracciones disponibles y no disponibles de estos elementos en el suelo. La importancia de las distintas vías de transferencia de estos elementos varia considerablemente dependiendo del tipo de elemento, especie vegetal, tipo de suelo, prácticas agrícolas, etc. En ocasiones se producen alteraciones en los aportes o pérdidas de dichos elementos, que modifican su ciclo y dan lugar a que se encuentren en proporciones tóxicas o deficientes. La vía principal de entrada de los metales pesados en el hombre es la ingestión de alimentos (plantas y animales). Los elementos que pueden considerase nocivos para las plantas, animales y el hombre son As, B, Cd, Hg (Mercurio), Mo, Ni, Pb, Se y Zn.

No todos los metales se distribuyen igual a lo largo de la planta. La acumulación en determinados tejidos u órganos es variable, Por ejemplo, la asimilación de Cr, Hg y Pb es pequeña en el cáñamo y son bloqueados en gran medida por el sistema radicular, mientras que el Cd y el Hg son más zootóxicos que fitotóxicos, es decir, pueden acumularse en tejido vegetal en concentraciones tóxicas para los animales, sin que ello produzca efecto adverso para la planta. En cambio, la elevada fitotoxicidad del Cu, Ni y Zn hace que el vegetal actúe en modo defensivo como si fuera una barrera de protección frente a la incorporación en la cadena trófica.

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El problema de los metales pesados más inmediato estriba en la posibilidad de migración que tengan dichos metales en el suelo, así como su disponibilidad para las plantas. En cualquier caso, nuestra recomendación sería que para empezar, hiciérais un análisis del suelo dónde plantáis, y si fuera posible, también de algunas muestras de hierba del año pasado y anteriores, pues será la única manera de saber con seguridad que no estáis consumiendo Mercurio u otros metales pesados y/o residuos tóxicos procedentes de las minas que se hayan ido filtrando al terreno.

A la mínima duda, dejad de plantar en el suelo de toda esa área y lamentablemente tendréis que hacerlo en maceta o contenedor con tierra comercial, ya sea específica para cannabis o no, pero seguro que sin metales pesados. Saludos

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.