El catedrático aconseja estudiar las circunstancias personales para conocer la tolerancia al consumo

“Digamos que las drogas no son buenas ni malas”. Para el organismo humano tienen efectos, pero esos efectos dependen de muchas variables: la cantidad, la forma de ser de la persona, sus circunstancias o su genética son algunas de ellas. Lo dijo ayer en Luarca Manuel Guzmán, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid. Guzman visitó la capital de Valdés para ofrecer la primera de las charlas que se organizan cada año desde hace once para recordar al Premio Nobel de Medicina Severo Ochoa. Su ponencia “¿Cómo actúan las drogas en nuestro cerebro?” no dejó indiferente al público que llenó la sala Álvaro Delgado.

El catedrático explicó que “drogas y medicamentos son lo mismo” y que no se puede decir si la droga es un ángel o un demonio. “Siempre se consumieron, pero llegó un momento en que el mercado empezó a solicitar drogas sólo para ‘pillar el gran colocón'”, indicó. Estas sustancias, como los fármacos, alteran las condiciones en las que se comunican las neuronas. Más allá de la explicación técnica de lo que ocurre en el cerebro, el investigador indicó que el consumo de droga es beneficioso o perjudicial según se tome. En este sentido, su recomendación fue conocer sus límites. ¿Cómo? Valorando si la droga “sienta bien o mal”. En el campo médico, indicó que su uso podría tener beneficios. Por ejemplo, “para un obeso no sería aconsejable el cannabis (aumenta el apetito), pero sí para un anoréxico”. En todo caso, hasta los 20 años, el cerebro se está formando y conviene tenerlo en cuenta.

Las charlas continúan hoy con José Lucas, investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que hablará de la búsqueda de las nuevas terapias.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.