Más allá de elegir nuevos cargos públicos a nivel estatal y federal, el 2 de noviembre los estadounidenses votarán diversas iniciativas que persiguen desde legalizar la marihuana a establecer el inglés como lengua oficial.

Como suele ser habitual en unos comicios en EEUU, cada jornada electoral para nombrar representantes públicos se convierte al mismo tiempo en un referéndum sobre iniciativas locales impulsadas por parlamentarios o grupos civiles que buscan el apoyo social para introducir reformas en las leyes de los estados.

Este año California centra gran parte del interés mediático no solo por el fin de la carrera de Arnold Schwarzenegger como gobernador, sino también porque los ciudadanos tendrán que decidir si equiparan el cannabis a sustancias como el alcohol y el tabaco.

La regularización de esta droga, que actualmente es legal en ese estado bajo prescripción médica, autorizaría su cultivo, posesión, consumo y compra a los mayores de 21 años y supondría una importante fuente de ingresos a través de impuestos para las maltrechas arcas públicas.

Los últimos sondeos anticiparon, no obstante, que la mayoría de la población se opondrá al consumo libre de marihuana ante los temores de que su normalización incremente el riesgo de accidentes, tenga consecuencias en el entorno laboral o cree una plataforma legal para los narcotraficantes en California.

Conocida como Proposición 19, esa medida entraría en contradicción con las leyes federales que seguirían considerando el cannabis como una sustancia prohibida.

Estados como Arizona y Dakota del Sur llevarán esa misma jornada la marihuana a las urnas con propuestas que buscan permitir su uso con fines médicos, algo que ya ocurre en 14 de los 50 estados, a los que también podrían sumarse este mes Illinois, Massachusetts, Nueva York, Carolina del Norte, Ohio y Pensilvania a través de trámites parlamentarios.

Además de votar sobre la “maría”, los ciudadanos de Arizona decidirán si reforman su constitución para incluir la caza y la pesca como un derecho fundamental; lo mismo ocurrirá en Tennessee y Arkansas.

Unas medidas que han sido calificadas por sus opositores como de “ridículas” pero que sus defensores consideran necesarias para garantizar por ley unas actividades que podrían verse amenazadas en el futuro por grupos ecologistas.

En Oklahoma se intentará aprobar una enmienda de su Carta Magna para reconocer el inglés como idioma oficial del territorio y el único, junto a las lenguas de los indios americanos, susceptible de ser usado por la administración estatal.

Un intento de las autoridades por afianzar el inglés ante el incremento de la inmigración hispanohablante y que convertiría a Oklahoma en el estado número 31 en adoptar esa resolución lingüística.

En Colorado los electores tendrán que posicionarse sobre los derechos de los nonatos respondiendo básicamente a la pregunta de qué se considera que alguien es persona.

La propuesta, promovida por grupos antiabortistas, quiere modificar la constitución para que las leyes protejan a “todos los seres humanos desde el inicio de su desarrollo biológico”.

Los habitantes de Rhode Island tendrán ante sí en las urnas una cuestión de identidad, si aceptan o no modificar el nombre oficial del estado.

Actualmente, este territorio es denominado en su constitución “State of Rhode Island and Providence Plantations”, y los legisladores consideran que ha llegado el momento de que pase a llamarse simplemente “State of Rhode Island”.

A votación también se someterá en Carolina del Norte prohibir por ley que ex presidiarios puedan en un futuro presentar su candidatura a Sheriff en alguno de los condados.

EEUU renovará el próximo 2 de noviembre los 435 escaños de la Cámara de Representantes, 37 de los 100 del Senado y 37 puestos de gobernadores, además de otros puestos locales y estatales.

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