Hay un ánimo creciente en debatir la despenalización de las drogas en México. No sólo entre los académicos, sino también entre activistas, derechohumanistas y líderes de opinión.

Se lo dijo ayer Eduardo Gallo, presidente de México Unido Contra la Delincuencia, al presidente Felipe Calderón. Se lo comentó María Elena Morera, presidenta de Causa Común. Y se ha acelerado conforme se pone en evidencia que las armas y las miles de bajas provocadas por la estrategia de la guerra no son suficientes para acabar el tráfico.

En el gobierno federal, sin embargo, no parecen convencidos de la posibilidad de discutirlo siquiera. Hace unos días el subprocurador de la PGR Juan de Dios Castro Lozano lo rechazó, tajante. “Legalizarlas es absurdo…”, dijo en Jalisco. Otros personajes, incluso de mayor peso (secretarios) en la administración lo han dicho igual. En todo caso que se abra la discusión, ¿no? ¿Qué la idea no es involucrar a una mayoría en la lucha contra el crimen?

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