Más sobre el informe publicado por la revista Nexos. De acuerdo al World Drug Report 2010 elaborado por Naciones Unidas, Norteamérica es el principal mercado de drogas en el mundo, tanto por el número de consumidores como por el valor de mercado.

En el cuadro se muestran algunas cifras relevantes de los mercados de diversas drogas (mariguana, cocaína, opiáceos y anfetaminas) en los países de Norteamérica. Dos resultados son sobresalientes:
1) la tasa de consumo de drogas es notablemente más elevada en Estados Unidos y Canadá que en México: es cinco o seis veces más alta en los casos de la cocaína y los opiáceos, y hasta 12 o 13 veces en el caso de la mariguana. Lo anterior implica, entre otras cosas, que a pesar de que Canadá tiene apenas un tercio de la población de México, el número de consumidores de mariguana en ese país es cuatro veces superior al de nuestro país;
2) el precio de las drogas se eleva considerablemente conforme nos movemos hacia el norte. Así, el kilo de mariguana que al mayoreo cuesta 80 dólares en México, llega a venderse en dos mil dólares en Estados Unidos y en casi seis mil dólares en el mercado canadiense; es decir, se registra un incremento de 25 y 75 veces, respectivamente. En los casos de la cocaína y la heroína los incrementos de precio también son importantes (sobre todo en términos absolutos) pero sólo llegan a triplicar o cuadruplicar su precio en México.

La combinación de estos datos nos lleva a dos conclusiones fundamentales sobre el mercado de drogas en Norteamérica: 1) el mercado relevante es el de Estados Unidos, seguido por Canadá y, en un muy lejano tercer lugar, por México. Combinando los datos de prevalencia, población y precios es posible calcular que el tamaño del mercado estadunidense es 900 veces más grande que el de México en el caso de la mariguana, y 30 veces en el caso de la cocaína y la heroína. Por su parte, el mercado canadiense es 300 veces superior al de México en el caso de la mariguana y más de seis veces en los casos de la cocaína y la heroína;1 2) contrario a lo que mucha gente cree, el mercado más atractivo y rentable para los cárteles mexicanos es el de la mariguana. Lo anterior se debe no sólo al mayor consumo de esta droga en Estados Unidos y Canadá (que es mucho mayor al de la cocaína y la heroína, según se muestra en el cuadro), sino también a que el incremento de precio que se obtiene por traficar este producto hacia el resto de Norteamérica es mucho más elevado que el de otras drogas.2 Lo anterior también explica el resultado que recientemente dio a conocer la Casa Blanca en el sentido de que el 60% de los ingresos de los cárteles mexicanos provienen de la mariguana.3

Efectos en precio y consumo

Dado lo anterior, una pregunta relevante es ¿cuáles serían los efectos de una posible legalización en el consumo de drogas en uno o más países de la región? La creencia generalizada es que la legalización de las drogas en cualquier mercado llevará a una reducción del precio y, por tanto, a un posible aumento del consumo. Así lo ha expresado recientemente el propio presidente Calderón: “hay quien argumenta que precisamente implicaría la legalización un aumento enorme del consumo en varias generaciones de mexicanos, en parte por el efecto económico mismo de la disminución de precio…”.4

Esta conclusión, sin embargo, omite algunas características fundamentales del mercado de drogas que acabamos de señalar. En particular, omite el hecho de que la demanda de drogas en México es muy distinta a la de los otros países de Norteamérica y que, por ende, las brechas en los precios de las drogas entre un mercado y otro son muy grandes, lo cual se convierte así en el principal incentivo económico para el trasiego transfronterizo de este tipo de productos.

Ahora bien, ¿cuál sería el efecto en el precio de las drogas si se legalizaran en uno u otro mercado? La respuesta es muy simple: independientemente de donde ocurra la legalización, lo que observaríamos es una tendencia hacia la convergencia de precios entre los distintos mercados. Así, si las drogas se legalizaran en Estados Unidos, el precio allá bajaría como resultado de un traslado de la oferta de drogas hacia ese país y en México subiría como resultado de una menor oferta local. Por otro lado, si la legalización ocurriera acá, el precio de las drogas en México subiría como resultado de un posible desplazamiento de la demanda estadunidense y/o canadiense hacia nuestro país,5 mientras que el precio allá bajaría como resultado de la menor demanda. En un caso extremo, si la legalización ocurriese en ambos mercados, el precio tendería a igualarse en ambos mercados tal y como ocurre con muchos otros productos y, en particular, con los llamados commodities.

En síntesis, el impacto de la legalización de las drogas en un mercado u otro se traduciría en un mayor precio en México y un menor precio en Estados Unidos. Esto implica que, a diferencia de lo que señaló el presidente Calderón (y muchos analistas), el consumo de drogas de los mexicanos muy probablemente se reduciría como resultado de la legalización debido a su mayor costo en el mercado doméstico. Desde luego, en la conclusión anterior se ha supuesto que no existe un aumento correspondiente en la oferta de drogas que se traduzca en una presión a la baja en los precios en México. Esto, sin embargo, no debería ser un mayor problema en un contexto en donde las drogas son legales, ya que entonces sí podría aplicarse un impuesto adicional a las drogas que tendría el efecto de contener cualquier posible aumento de la oferta y hacer aún más caro el consumo de estos productos.6

Beneficios económicos y violencia

Es claro que, como lo han señalado muchos analistas,7 la violencia en México no va a terminarse de un día para otro, ni que la simple legalización convertirá a los narcotraficantes en empresarios legales (o, al menos, no a todos). Sin embargo, no deben menospreciarse los efectos que tendría la legalización sobre los beneficios económicos de los cárteles mexicanos (e, indirectamente, sobre la violencia en México). Para tener una idea cuantitativa de lo que esto significa, hagamos un ejercicio sencillo (y quizá el más viable en el corto plazo) que es el de analizar qué pasaría si se legalizara la mariguana en Estados Unidos.Un estudio reciente ha calculado que el precio al menudeo de la mariguana en California (antes de impuestos) podría reducirse hasta en un 80% como resultado de la legalización.8 Considerando que la mariguana representa el 60% de los ingresos de los cárteles mexicanos, una reducción equivalente en los precios al mayoreo de este producto podría implicar una pérdida de casi el 50% de todos los beneficios económicos de estos grupos. Este cálculo, sin embargo, puede ser exagerado ya que no considera el potencial aumento en el consumo de mariguana de los estadunidenses. Supongamos, entonces, que la caída en los precios se ve compensada por un aumento en el consumo en Estados Unidos, de tal manera que el valor del mercado en Estados Unidos no se cae en 80% sino únicamente en 50%.9 En cualquier caso, una reducción de esta magnitud implicaría una caída de 30% en los beneficios económicos de los cárteles mexicanos, incluso suponiendo (sin duda erróneamente) que estos grupos seguirían siendo los principales proveedores de mariguana para este mercado. Por supuesto, si la legalización ocurre en México es probable que la caída en el precio en Estados Unidos sea en un porcentaje menor, ya que el precio sólo se vería afectado por la magnitud del desplazamiento de la demanda de los consumidores norteamericanos hacia México. En cualquier caso, la legalización en nuestro país podría tener implicaciones importantes para los beneficios económicos de los cárteles mexicanos.

¿Cuáles serían los efectos de la legalización y de la caída en los beneficios económicos sobre la violencia en México? Habría al menos tres efectos que, a la larga, podrían contribuir a reducir la violencia y la criminalidad en nuestro país. Primero, al disminuir la rentabilidad del mercado de drogas se reduciría, por tanto, el interés y el grado de competencia por el mismo; segundo, al disminuir las ganancias se reduciría, automáticamente, la capacidad de estas organizaciones para corromper a las autoridades así como su potencial económico para adquirir el equipo y armamento que tanto han contribuido a la escalada de violencia en el país; tercero, al legalizar un mercado se permite que las disputas por el mercado se den a través de canales institucionales y de una forma distinta a la violenta, tal y como ocurre en otros mercados similares como el del tabaco o el de las bebidas alcohólicas.

¿Hay riesgos en una estrategia basada en la legalización? Por supuesto. Existen al menos dos riesgos probables que deben tenerse en cuenta: por un lado, es posible que una mayor disponibilidad de drogas y una cierta aceptación social de éstas contribuya a un aumento en el consumo;10 por el otro, es probable que la reducción en las ganancias de los actuales traficantes se traduzca en una reorientación de las acciones del crimen organizado hacia otras actividades criminales tales como el secuestro, la extorsión, etcétera. Estos dos temas, sin embargo, también pueden verse como una oportunidad, ya que la legalización permitiría tratar al consumo y la adicción a las drogas como lo que es, es decir, como un asunto de salud pública, mientras que, por otra parte, la legalización de las drogas (de algunas o de todas) permitiría reorientar una gran cantidad de recursos físicos, financieros y humanos, que hoy en día se destinan a atacar al narcotráfico, al combate de aquellos delitos que, a diferencia del tráfico y consumo de drogas, sí generan víctimas y sí afectan de manera incuestionable el bienestar de la población.

Gerardo Esquivel. Economista. Profesor-investigador de El Colegio de México y profesor visitante en la Universidad de Chicago.

1 Estos datos se obtienen multiplicando los cocientes de población, precios y prevalencia en el consumo de cada tipo de droga.
2 Sin mencionar otros factores: 1) el volumen de inversión que se requiere para entrar al negocio es mucho menor, 2) que los cárteles mexicanos pueden controlar la mayor parte de la cadena de producción de este producto (a diferencia de la cocaína) y 3) que las pérdidas económicas derivadas de un posible decomiso son relativamente menores debido a su bajo costo de producción.
3 Véase The White House, National Drug Control Strategy, febrero 2006.
4 Cursivas propias. Discurso en el Foro “Diálogos por la Seguridad”, México, D.F., 3 de agosto de 2010.
5 Este fenómeno, contrario a la intuición de muchas personas, sería un fenómeno equivalente al que ocurre con el turismo extranjero en lugares como Cancún o Los Cabos, en donde la presencia de consumidores con mayor poder adquisitivo se traduce en un aumento de los precios locales, lo que afecta el poder de compra de la población doméstica. Es por ello que en otro momento me he referido a este impacto como “el efecto Cancún” de la legalización de las drogas.
6 Sólo como referencia, las estimaciones que se han realizado para el caso de California suponen la aplicación de un impuesto del 66% al precio de venta de la mariguana.
7 Véase Joaquín Villalobos, “Doce mitos de la guerra contra el narco”, nexos, enero 2010.
8 Véase Beau Kilmer y otros, “Altered State? Assessing How Marijuana Legalization in California Could Influence Marijuana Consumption and Public Budgets”, Ocassional Paper, RAND Drug Policy Research Center, 2010.
9 Este resultado es razonable considerando una elasticidad cercana a 0.6, que es la que utiliza el estudio mencionado y que es compatible con resultados de estimaciones similares para el caso de la cocaína. Véase Daniel Mejía y C. E. Posada, “Cocaine Production and Trafficking: What Do We Know?”, Policy Research Working Paper 4618, World Bank, 2008.
10 El estudio de Kilmer y otros (2010) antes citado sugiere que una estimación posible de este factor podría fluctuar entre 5% y 50%.

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