L A S   C A R E N C I A S   E N   E L   C A N N A B I S

 

L O S   N U T R I E N T E S

Los nutrientes son los elementos o compuestos químicos básicos que los seres vivos necesitan para vivir y son esenciales para su desarrollo y metabolismo, pues entre otras funciones forman parte de compuestos orgánicos y juegan un papel fundamental en las reacciones de transferencia y almacenamiento de energía. En el caso de las plantas las necesidades nutricionales son mucho más sencillas que en el caso de los animales y los nutrientes necesarios, átomos y moléculas inorgánicas en su mayoría, son absorbidos del aire, la tierra y el agua por medio de las hojas y las raíces. Las plantas obtienen del aire y el agua la mayor parte del carbono, el hidrógeno y el oxígeno que necesitan, y del medio de cultivo y/o de la solución nutriente el resto de elementos como el nitrógeno, el fósforo, el potasio, el calcio, el magnesio o el hierro.  

 

Los nutrientes se dividen en tres grandes grupos: los macronutrientes, los nutrientes secundarios, y los micronutrientes u oligoelementos. Después de eliminar el agua de los tejidos los macroelementos constituyen aproximadamente entre el 90% y el 95% de la materia seca de las plantas, mientras que los nutrientes secundarios constituyen sólo entre un 10% y 5%, y los microelementos poco más del 0,03%. A su vez los nutrientes también se pueden subdividir en otras dos grandes categorías: los nutrientes móviles y los nutrientes no móviles. El nitrógeno, el fósforo, el potasio, el magnesio y el zinc, son nutrientes móviles ya que tienen la capacidad de “moverse” o transcolocarse de una parte de la planta a otra según las necesidades. Los llamados nutrientes no móviles como el calcio, el boro, el cloro, el molibdeno, el silicio y el azufre carecen de dicha capacidad y por tanto no pueden recolocarse por la planta. De ahí, que si una carencia se debe a la falta de un nutriente móvil, los síntomas de la deficiencia aparezcan primero en las hojas más viejas de la parte baja de las plantas, y si la carencia ha sido causada por la falta de uno de los nutrientes no móviles, observemos los síntomas en las hojas más nuevas de la parte superior de las plantas.

 

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 El cannabis es una de las plantas que tiene mayor capacidad de absorción de nutrientes, pero esta depende de factores muy diversos como la composición y calidad del suelo, el estado de las plantas, el estadio de desarrollo en el que estas se encuentran, las condiciones climáticas, el uso de fertilizantes y aditivos, o la salinidad y el pH del agua de riego entre otros muchos. Cuando alguno de estos elementos no está disponible o no es asimilado por nuestras plantas en las cantidades necesarias aparecen los signos carenciales. Es importante aprender a observar a nuestras plantas y saber “leer” en ellas los diferentes síntomas de cada una de las carencias, pues sólo de esta forma podremos actuar a tiempo, previniendo o aplicando el tratamiento adecuado a cada caso concreto.

L O S  M A C R O N U T R I E N T E S 

 Los macronutrientes son los elementos esenciales que más demandan nuestras plantas y por tanto de los que precisan en mayor cantidad. Son seis: el carbono (C), el hidrógeno (H), el oxígeno (O), el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K). El carbono (C) es el elemento más importante al ser la unidad estructural de toda molécula orgánica. Las plantas lo obtienen de la atmósfera en forma de dióxido de carbono (CO2) a través de los estomas y la cutícula (capa cerosa externa que protege a la planta de la atmósfera y de los agentes externos) para formar parte de los compuestos orgánicos de las plantas. El oxígeno (O) y el hidrógeno también son partes fundamentales de muchos de estos compuestos orgánicos sintetizados por las células de las plantas como los azúcares, las proteínas o los cannabinoides. Las plantas absorben de ambos elementos del agua a través fundamentalmente del sistema radicular y los estomas. Así pues nos centraremos en los otros tres macronutrientes más importantes para las plantas: el nitrógeno (N), el fósforo (F) y el potasio (K). 

 E L  N I T R Ó G E N O (N)

El nitrógeno es el elemento inorgánico más importante para el correcto desarrollo de la planta dada su abundancia en las biomoléculas esenciales como los aminoácidos, las proteínas, la clorofila, las coenzimas y los alcaloides. El nitrógeno además regula la capacidad del cannabis para fabricar proteínas que son esenciales para el desarrollo de las células, y es el principal responsable del crecimiento de hojas y tallos, así como del vigor y el tamaño general de la planta.

Durante el crecimiento las plantas precisan grandes cantidades de nitrógeno, al contrario que ocurre en la floración, por lo que no es frecuente su carencia durante esta fase del cultivo. Las formas moleculares en que este elemento es absorbido por las plantas son el amonio(NH??) y el nitrato (NO??). El agua de lluvia, por ejemplo, aporta al suelo pequeñas cantidades de nitrógeno en forma amoniacal, absorbible por las plantas. El amonio (NH??) es la forma de nitrógeno más rápidamente asimilable, al contrario que el nitrato que es una forma de nitrógeno de más lenta asimilación. Una vez es absorbido el nitrógeno por las plantas se metaboliza rápidamente para formar cadenas de compuestos orgánicos como los aminoácidos precursores.  

 Los Síntomas Carenciales 

 La carencia de nitrógeno es la más común y las causas que provocan esta carencia pueden ser muy diversas, pero sus síntomas son siempre los mismos e incluyen un lento crecimiento de las plantas afectadas y un descenso en su producción. El primer indicio deficiencia de nitrógeno es el amarilleamiento de las hojas inferiores y más viejas de las plantas. Al no disponer de un correcto suministro de nitrógeno estas hojas dejan de producir clorofila y la zona de entre los nervios se vuelve amarilla, mientras que los nervios permanecen de un color verde.

 

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A medida que el estado carencial se prolonga más y más hojas amarillearan mientras el tallo y el envés de algunas hojas se tornan de un color morado rojizo debido a la acumulación de antocianos (unos pigmentos rojo azulados que protegen a las plantas, sus flores y frutos de la luz ultravioleta. Son los mismos pigmentos que le dan al vino su color), aunque esto en algunos casos puede indicar la carencia de fósforo. Por último las hojas de las plantas afectadas por la carencia de nitrógeno adquieren un color amarillo intenso que se va tornando a un color marrón óxido que empieza por las puntas de los foliolos y se extiende en poco tiempo marchitando el resto de la hoja.   

 

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El Tratamiento 

El Tratamiento más efectivo para evitar esta carencia o corregirla es abonar con un fertilizante de alto contenido en nitrógeno o con un fertilizante completo N-P-K. En los cultivos en tierra madre se pueden emplear el humus de lombriz, el guano de aves marinas, la emulsión de pescado, la harina de sangre o el estiércol de bovino (siempre que esté bien descompuesto) como corrector de este tipo de deficiencias a corto y medio plazo para asegurar que a nuestras plantas no les falte nitrógeno en una larga temporada. Siempre debemos tener cuidado de no pasarnos con las cantidades, sobre todo al fertilizar. En caso de excedernos con la dosis del fertilizante conviene lixiviar bien el medio de cultivo con agua abundante para que esta arrastre el exceso de nitrógeno.  

 

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 El Exceso o Sobrefertilización 

 La sobredosis de nitrógeno da lugar a un follaje demasiado exuberante respecto al sistema radicular lo que hace que nuestras plantas se espiguen y sus ramas y tallos se vuelvan más blandos, quebradizos y vulnerables al estrés y a los ataques de patógenos y hongos. Otro signo de exceso de nitrógeno es que las hojas de las plantas afectadas adquieren una característica forma de “garra” y se tornen de un color verde oscuro. También es frecuente la aparición de clorosis y necrosis más o menos acentuada en las puntas de los foliolos tanto en las hojas nuevas como en las más viejas. En estos casos la disminución en el rendimiento de las plantas es segura y dependiendo de la variedad cultivada, los cogollos se verán más o menos afectados por el espigamiento.

Para tratar la sobrefertilización de nitrógeno, lo mejor es lixiviar bien el medio y dejar de abonar durante siete o diez días antes de cosechar para que las plantas consuman el nitrógeno que todavía tienen en las hojas. Recuerda que la marihuana procedente de plantas cosechadas con exceso de nitrógeno tiene una mala combustión debido a alta concentración de nitratos (estos compuestos son radicales libres muy cancerígenos), por lo que es especialmente importante dejar de abonar antes de cortar nuestras plantas y si fuera preciso lixiviar bien con agua abundante el medio de cultivo para asegurarnos de obtener un producto lo más limpio posible y de la mayor calidad.   

E L  F Ó S F O R O (P) 

 El fósforo es otro de los macronutrientes más demandados por nuestras plantas ya que es necesario para la fotosíntesis y proporciona un mecanismo para la transmisión de energía dentro de la planta. El fósforo se asocia al vigor general y a la producción de resina y semillas. Las mayores concentraciones de fósforo se encuentran en las puntas de las raíces en crecimiento, en los brotes y en el tejido bascular de la planta. Las plantas pueden absorber el fósforo en forma de fosfatos ácidos como H?PO?? y HPO?²¯dependiendo del Ph del medio de cultivo, para ser transformado por las plantas en PO?³¯ y ser incorporado rápidamente a los compuestos orgánicos celulares. En la mayoría de los suelos de la Península se encuentra en cantidades bajas y en forma de fosfatos tricálcicos, insolubles en agua, que lentamente pasan a la solución del suelo, por lo que se hace necesario un correcto abonado en nuestros cultivos si queremos evitar la carencia de este nutriente. 

 

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 Los Síntomas Carenciales

La carencia de fósforo causa retrasos en el desarrollo y disminución en la ramificación de la planta. El fósforo pertenece a los nutrientes móviles y tiene la propiedad de trascolocarse de los tejidos más viejos de la planta hasta los de nueva formación. Aunque en el caso del fósforo los primeros signos carenciales aparecen en las hojas más pequeñas que se tornan de un color verde azulado. Después las nervaduras principales de las hojas más viejas adquieren un color morado rojizo que suele empezar por el envés de las hojas y se va extendiendo hasta alcanzar los tallos y los pecíolos de la planta. Las puntas de las hojas más viejas se oscurecen y se rizan hacía abajo. Las hojas más afectadas presentan manchas oscuras que terminan necrosandose (muriendo) y finalmente adquieren un tono oscuro y purpúreo, se secan, arrugan y por último se caen. Las plantas afectadas quedan muy debilitadas y son más vulnerables a infecciones por hongos patógenos y plagas.

 

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La cantidad de fósforo empleado por las plantas varía en función del estadio en que estas se encuentran, requiriendo de los niveles más altos durante las fases de germinación, plantón, esqueje y en la floración. Si la carencia de fósforo se da durante la floración esta se retrasara y se disminuirá la producción y el tamaño de los cogollos. Generalmente esta carencia está causada por un Ph inapropiado en el suelo o el el agua de riego y que hace que las plantas no lo puedan asimilar el fósforo correctamente. 

 El Tratamiento

Lo más habitual para tratar la carencia de fósforo es aplicar un fertilizante con alto contenido en fósforo a la vez que ajustamos el Ph de la mezcla de riego entre 5.5 y 6.5. En el cultivo hidropónico conviene bajar ligeramente el Ph hasta dejarlo entre 5.5. y 6.2 para facilitar la absorción del fósforo. Si nuestras plantas están en floración lo mejor es utilizar un fertilizante líquido tipo PK 13-14 para aportarles gran parte del fósforo que necesitan durante este estadio. También existen en el mercado abonos con alto contenido en fósforo que podemos emplear en esta fase o en caso de carencia para que nuestras plantas dispongan de este nutriente rápidamente.

Si cultivamos en tierra madre podemos incrementar la cantidad de fósforo disponible para nuestras plantas añadiendo un poco de humus de lombriz, harina de huesos o ceniza de madera a la mezcla de tierra. De este modo crearemos también una reserva de fósforo extra para la floración. A la hora de regar debemos asegurarnos siempre de ajustar el PH del agua (con o sin fertilizante) entre un 5.5 y un 6.5 para que las plantas asimilen mejor el fósforo disponible en el suelo.  

 El Exceso o Sobrefertilización 

 La sobrefertilización o exceso de fósforo puede tardar en manifestarse algunas semanas y aunque muchas variedades de marihuana lo toleran bien suele interferir en la absorción del calcio, el hierro, el magnesio y el zinc. Así pues el exceso de fósforo es difícil de identificar y suele confundirse con la carencia de alguno de estos otros nutrientes. El tratamiento será, como ya es habitual en los casos de sobrefertilización, un buen lixiviado del medio para eliminar los residuos que queden en el sustrato. Siempre que hagamos esta operación debemos emplear tres veces el volumen que tenga la maceta en agua. Por ejemplo, si estamos usando unos contenedores de 4L lo normal es usar unos doce litros de agua para asegurarnos de eliminar el exceso de fertilizante. Por último conviene regar con una solución ligeramente abonada (a una tercera parte de la dosis habitual) con fertilizante completo para reponer los otros nutrientes que también hemos arrastrado durante la limpieza.  

 

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E L  P O T A S I O (K)

  Después del nitrógeno, el potasio es el elemento inorgánico más abundante en la constitución de las plantas. El potasio es crucial en la acumulación y traslocalización de los carbohidratos, ayuda a combinarlos con los almidones y es esencial para la producción y movilidad de estos por la planta. Es primordial en el crecimiento por división celular y es activador de muchas de las funciones encimáticas ligadas a la fotosíntesis y a la respiración celular. Aumenta la clorofila en el follaje y ayuda a regular la apertura de los estomas. El potasio resulta necesario para la elaboración de proteínas que aumentan el contenido en aceites esenciales de la planta y sus frutos, lo que mejora sin duda el sabor de nuestra hierba. También provoca un crecimiento de raíces fuerte y vigoroso, y está asociado a la absorción de agua y con la resistencia de las plantas a las enfermedades. El potasio es absorbido a través de las raíces en su forma iónica: K? 

 

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 Los Síntomas Carenciales

  La carencia de potasio provoca que la temperatura interna del follaje se dispare, y que las proteínas de las células se quemen o degraden haciendo que nuestras plantas sean más vulnerables a las enfermedades y plagas. Los primeros síntomas de carencia de potasio aparecen aproximadamente a la semana de comenzar el problema ya que en un principio las plantas parecen estar sanas. Tras este breve periodo de tiempo los síntomas carenciales comienzan a aparecer en las hojas más viejas y la parte baja de la planta (debido a que este es un nutriente móvil). Las hojas de esta parte de la planta pierden su lustre y comienzan a desarrollar un moteado color oxido intenso. En algunos casos la ramificación de las plantas se incrementa, pero estás nuevas ramas son mucho más débiles, delgadas y quebradizas de lo normal. Por último las hojas empiezan a amarillear por las puntas y los márgenes hasta que acaban por tornarse de un color gris, se rizan hacia arriba y muren necrosadas. La carencia de potasio es más propia de lugares con suelos o aguas de riego con alta salinidad, aunque en el cultivo con maceta o mezclas de tierra abonadas también puede darse. El potasio suele estar presente en la tierra, pero la acumulación de las sales en el terreno, o la mala conductividad del medio pueden bloquearlo e impedir que las plantas asimilen la cantidad suficiente que necesitan para su desarrollo.   

 

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El Tratamiento

Para tratar la carencia de potasio primero debemos lixiviar el medio de cultivo. De esta forma nos aseguraremos de “desbloquear” el suelo y eliminar posibles acumulaciones de sales que impidan la correcta asimilación de los nutrientes. En segundo lugar, conviene aplicar un riego ligeramente abonado con un fertilizante de alto contenido en potasio para que la plantas se recuperen lo antes posible del déficit. En el cultivo exterior podemos prevenir esta carencia y asegurar a nuestras plantas un suministro constante de potasio usando potasas solubles (la ceniza de madera) mezcladas con el agua de riego, o mezcladas con tierra cuando preparemos la mezcla para cultivar en exterior. Cuidado con el uso de la ceniza de madera ya que tiene un pH altísimo (casi de 10), si nos decantamos por su uso deberemos medir y ajustar correctamente el PH del agua antes de regar nuestras plantas.  

 

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El Exceso o Sobrefertilización

La sobrefertilización de potasio se da en raras ocasiones y es difícil de identificar debido a que se parece mucho a los síntomas carenciales de otros nutrientes. Cuando se produce un exceso de potasio se producen carencias de magnesio, manganeso, y a veces, hierro y zinc. Por ello, como siempre, la mejor solución es lixiviar el medio de cultivo con agua abundante o aplicar algún producto “antisalino” tipo Atazime (Atami), Enzymes (Plagron), AntiSalino (BioPlasma) o Cannazin (Canna), para limpiar de sales y residuos las raíces de las plantas. Estos productos contienen una preparación “multi-enzímas” natural. Las enzimas son producidas, entre otros, por bacterias y hongos y actúan como agentes catalizadores en multitud de procesos bioquímicos del suelo. Estas enzimas ayudan a descomponer más rápidamente los restos muertos de materia y aumentan la capacidad de intercambio catiónico del suelo (especialmente el Antisalino de BioPlasma).  

L O S   N U T R I E N T E S    S E C U N D A R I O S  

Los nutrientes secundarios son tres: el magnesio (Mg), el calcio (Ca) y el Azufre (S), y por lo general, las plantas requieren también de gran cantidad de ellos para su correcto desarrollo y floración. En condiciones favorables la marihuana puede llegar a demandar más cantidad de estos nutrientes secundarios de los que contienen los fertilizantes normalmente. Por ello si cultivamos en exterior y utilizamos una tierra rica en materia orgánica con un pH inferior de 7, lo mejor es añadir un poco de cal dolomita fina a la mezcla de tierra (aproximadamente una tacita por cada cuatro/ cinco litros de tierra) para asegurar un aporte adecuado de magnesio y calcio a nuestras plantas. Si por el contrario utilizamos un agua dura o muy dura para regar, es posible que debamos vigilar la concentración de estos elementos y cuidar no excedernos con los fertilizantes para no tener problemas de sobrefertilización.  

E L  M A G N E S I O (Mg)

El magnesio es el átomo central de la molécula de la clorofila por lo que resulta esencial en el proceso de captación de la energía lumínica, actúa como activador en diversas reacciones químicas e interviene en la respiración celular y en la traslocación de los fosfatos a través de la planta. Además, el magnesio ayuda a las enzimas a fabricar carbohidratos y azúcares y neutraliza los ácidos del sustrato y los compuestos tóxicos que produce la planta, por lo que es esencial utilizar una gran cantidad de este nutriente secundario. El magnesio es absorbido por nuestras plantas en su forma catiónica divalente Mg²? para ser rápidamente incorporado a diferentes compuestos orgánicos. Una deficiencia de este nutriente provoca en las plantas un crecimiento y un desarrollo lento, así como el retraso y la disminución en la cosecha.   

Los Síntomas Carenciales 

La carencia de magnesio es uno de los problemas más habituales al que se enfrentan los cannabicultores, tanto de interior como de exterior. Suele darse más en los lugares con un entorno de cultivo demasiado húmedo y frío para las raíces, o en suelos ácidos y fríos con un pH por debajo del 7. En cultivos interiores esta carencia suele darse cuando se produce una acumulación latente de sales en el sustrato, por el uso excesivo de fertilizantes líquidos. Este exceso de sales reduce drásticamente la capacidad de intercambio catiónico del suelo y termina bloqueando la asimilación de algunos nutrientes como el magnesio. Un exceso de potasio, de amoniaco (nitrógeno) o de calcio (carbonato) en la tierra también puede impedir la correcta absorción del ión magnesio por parte de nuestras plantas.  Al ser un nutriente móvil los primeros signos de la carencia de magnesio aparecen en las hojas más viejas de las zonas bajas de la planta.

 

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El síntoma más característico de ésta carencia es la llamada clorosis internerval que afecta a las hojas decolorando los espacios entre las nervaduras: las hojas amarillean mientras los nervios de estas permanecen verdes y oscuros. A medida que la carencia progresa va afectando a las partes medias de la planta y comienzan a aparecer manchas o moteado color marrón óxido en los márgenes y en las puntas de las hojas más viejas. La perdida de superficie foliar provocada por esta clorosis incide directamente en la capacidad fotosintética de las plantas retrasando su desarrollo y disminuyendo su producción. Si la carencia se asevera se extenderá hasta las partes superiores, más jóvenes, y hará que nuestras plantas pierdan el color en pocas semanas. Sino intervenimos, finalmente las plantas adquirieren un tono amarillo blancuzco y terminan secándose y muriendo.

 

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El Tratamiento

Para corregir la carencia de magnesio en nuestras plantas lo más aconsejable es utilizar un abono completo que contenga suficiente concentración de este nutriente. En el caso de usar un abono normal o con poca concentración de magnesio deberemos añadir media cuharadita de sales de Epsom® (sulfato de magnesio) por cada litro de agua de riego de forma frecuente ajuntando el pH por encima de 6.5 hasta que los síntomas carenciales desaparezcan por completo y las plantas recobren su color habitual. Para acelerar el tratamiento podemos realizar una o dos aplicaciones foliares del producto mezclando bien dos gramos de sales de Epsom® en un litro de agua durante un par de semanas. La toxicidad a causa del magnesio es muy poco frecuente y generalmente afecta a la asimilación de otros nutrientes como el calcio, por lo que es un problema difícil de identificar a simple vista.

 

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