En esta entrega intentaremos explicar de forma clara y comprensible los factores que intervienen en la producción y degradación de THC y otros cannabinoides, así como los datos y pistas necesarias para realizar una cosecha óptima según nuestros gustos.

Como comentábamos al principio, el momento óptimo para cortar las plantas es uno de los últimos quebraderos de cabeza para los cultivadores principiantes, que se pasan horas observando con lupa los tricomas intentando discernir si la mayoría de los tricomas (glándulas que contienen la resina) han adquirido la tonalidad y coloración correcta. Es cierto que en nuestra primera vez, nos viene bien algo de ayuda como la que podemos encontrar en multitud de manuales de cultivo o en internet, en los cuales se suelen describir unas normas básicas, mediante las cuales podemos asegurar de alguna manera una cosecha correcta. Estas normas, muy sencillas, se basan en la coloración o tonalidad primero de los pistilos (pelillos blancos de la flor hembra) al ir madurando, y después de los tricomas que van pasando por distintos estados, del transparente al ámbar opaco.

Realmente, son sistemas que abandonamos tras los primeros cultivos, ya que la experiencia es la que nos acaba dictando el momento óptimo de la cosecha. De cualquier manera, haremos unos comentarios sobre ellos. La cuestión de la maduración de los pistilos no es muy válida, debido a que en muchas variedades, sobre todo sativas dominantes, se producen refloraciones continuadas, esto es, mientras los pistilos “visibles” se ponen marrones o rojizos y caen, otros van naciendo en el interior del cogollo, con lo que nunca sabremos de forma fehaciente el estado real, ya que los nuevos cálices producen nuevos tricomas.

Por otra parte, la observación de los tricomas tampoco nos dice mucho si no sabemos a ciencia cierta cuál es el efecto que producen dependiendo de su estado, ya que lo que el cultivador busca es un determinado efecto en la variedad concreta que está trabajando, y este dependerá de lo que contengan estas glándulas. De alguna forma, a través de la coincidencia de diferentes autores y expertos se han categorizado en tres grupos básicos: cosecha temprana, óptima y tardía. Dependiendo de cada uno de los tres estados, los tricomas contienen diferentes niveles de cannabinoides y agentes aromáticos. Tienen tres tonos: transparente, lechoso y ámbar. También la longitud y forma del palito que sujeta la cabeza del tricoma es un buen indicador. Conviene localizar y marcar dos o tres zonas en cada planta que son las que observaremos cada día. Estas zonas pueden ser: cogollos principales, zona media y baja. Es interesante controlar también los tricomas de las pequeñas hojas adyacentes a las sumidades florales, así como pecíolos y foliolos de hojas principales.

 

Cosecha temprana

Los tricomas son transparentes con base larga pero recta. Son ricos en THCA. Esto provoca un efecto mas estimulante, pero necesitan perder su forma ácida mediante la aplicación de calor y/o un perfecto curado para manifestar su potencialidad. También existe pérdida de aromas, debido a que los agentes aromáticos, terpenos, sesquiterpenos y otros, aún no se han desarrollado adecuadamente.

Cosecha óptima

Cuando su base deja de ser recta y se empieza a curvar y a afinar hacia la punta, el contenido de THC (sin la parte ácida) es mayor. Algunas glándulas tomarán coloración ámbar transparente, dependiendo de la variedad y si el cultivo es interior o exterior, pero conservan la forma del pie del tricoma.

Cosecha tardía

Si se retrasa la cosecha, los tricomas comenzarán a tomar coloración ámbar y/o lechoso u opaco. Cuando son de color ámbar transparente el tricoma contiene todos sus agentes aromáticos, pero el THC se degrada a CBD rápidamente en contacto con el aire, provocando un efecto más narcótico. Se puede apreciar visualmente el hecho de que los tricomas ámbar pierden su transparencia para ir adquiriendo un tono bastante más opaco, mientras sus pies se empiezan a retorcer.

Por último, los tricomas blancos lechosos de pie retorcido, o en los que se aprecia como el pie va adelgazando, en concreto en la zona media, contienen cantidad de CBDA, hecho que provoca la aparición de CBN una vez cortada la planta. La función del cannabiniol parece ser la de regulador en la interacción THC / CBD, aunque aún hay mucho por investigar en este campo.

Cuándo cortar

Como se podrá apreciar, las indicaciones que aparecen en la mayoría de documentos y manuales de cultivo están claramente enfocados hacia la consecución de altos niveles de THC, pero quizá no sea éste el cannabinoide que preferimos, o mas allá, se puede dar el caso de que aunque obtengamos niveles altos de THC, también lo hagamos con el CBD, o bien preferimos una buena carga de CBN potencial que irá cambiando el equilibrio de la psicoactividad del cogollo en la fase de curado.

Tras lo expuesto, es fácil deducir que el momento óptimo de la cosecha en cuanto a psicoactividad es muy relativo ya que depende primero de nuestros gustos y segundo de que conozcamos lo suficiente la variedad que trabajamos como para poder relacionar tamaños, formas y colores de las glándulas con el efecto final. A partir de aquí, quizá deberíamos pensar en otros métodos para determinar el momento del corte, una vez que ya conocemos aproximadamente el efecto psicoactivo que la planta producirá.

Uno de los factores que más suelen interesar al cultivador, incluso poniéndolo por delante de la potencia, es la producción o peso final seco. Este punto sí suele ser motivo de desilusión en la primera cosecha, sobre todo en interior, al ver como los cogollos recién cortados se quedan “en nada” al cabo de unos días de secado. Y lo malo es que, normalmente es por días, es decir, si hubieran esperado unos pocos días más, los cogollos no hubieran encogido tanto. ¿Por qué? Pues por varios factores. A saber: para empezar, hacer notar que es muy conveniente cortar la planta unos días después del último riego o la última lluvia si estamos en exterior, con el objeto de que se pierda en parte la humedad acumulada en tallos, hojas, y por supuesto, en los cálices que son la parte del cogollo que más nos interesa. Por otro lado, el sabor y olor en combustión también suelen tener importancia notable para el cultivador, así que aplicando la observación, podremos calcular de forma aproximada cuándo la planta estará a nuestro gusto con una semana o diez días de antelación, momento en que realizaremos un abundante riego con agua y algún catalizador o “rompesales” con la intención de disolver la acumulación de estas tras los diversos abonados. Al día siguiente, volvemos a regar para acabar de limpiar el sustrato, dejando ya que éste se seque casi completamente (no la planta), de manera que la planta acabe de asimilar los posibles excesos de nutrientes acumulados en flores y hojas, al tiempo que se incrementa la producción de resina al intentar evitar la pérdida de humedad a gran velocidad.

Al pasar a una sequía radical y repentina, con falta de alimentación y el correspondiente estrés oxidativo provocado por el descenso en el intercambio de oxígeno al aumentar la frecuencia de apertura de los estomas, el ejemplar aprovechará las últimas reservas y metabolizando los escasos nutrientes, generando un mejor gusto y aroma y facilitando el posterior secado con una desclorofilación mas rápida.

Está claro que si en el momento de cosechar, la planta contiene la mínima humedad posible, no podrá perder mucha más en el secado. Pero ésta no es la única forma de evitar que la reducción del peso sea tan “escandalosa”. Como se comentaba anteriormente, en los primeros cultivos se suele cosechar antes de tiempo en lo que a “engorde” se refiere. Y es que los cálices pueden contener o no materia vegetal de diversos tipos en su interior, y parece que es en la última semana “real” de la floración cuando son mas densos con lo que a mas materia, menos humedad. Esta materia vegetal (no nos referimos a los cañamones en formación, pues suponemos que no ha habido polinización) no suele añadir ningún tipo de aroma o sabor desagradable, y evita la pérdida de peso por desecación.

En cuanto a la cuestión de la cosecha, poco queda que añadir, salvo el hecho de la característica de la refloración. Este hecho se da sobre todo en sativas puras, aunque con la cantidad actual de multipolihíbridos que circulan entre las variedades comerciales, es frecuente encontrar supuestas índicas puras reflorando. En cualquier caso, es una característica que podemos aprovechar, siempre que no nos importe perder algo más de tiempo. Simplemente, si vemos que empiezan a aparecer nuevos pistilos blancos en la cantidad suficiente, mantenemos la floración hasta que el cogollo adquiere otra capa exterior de cálices. Este proceso suele durar bastante menos del período de floración normal, pudiendo completarse en diez o quince días.

Atención a las plantas sobremaduradas y a las refloraciones múltiples en sativas, ya que conllevan el riesgo de aparición de algunas flores macho, ya sea en su formato normal o en el de “platanito”. Si la cosecha va a ser general, todo perfecto, pues aunque en el último momento se produzca una polinización, nunca dará tiempo a la formación siquiera del embrión. Pero si tenemos otras plantas en proceso, estas pueden quedar polinizadas, con la consiguiente cosecha de semillas.

Cómo adelantar la cosecha

Vamos a tratar ahora otro tema, que es el de cómo adelantar la cosecha, o hacer que las plantas maduren algo mas rápidamente de lo que lo harían sin nuestra ayuda. Esto se justifica, por ejemplo, en casos en los que el clima es totalmente desfavorable a partir de una determinada fecha, o bien si se ha detectado algún moho u hongo en los cogollos, con el consiguiente riesgo de contagio para el resto. Incluso el hecho de un traslado o mudanza repentina puede requerir del uso de estos métodos.

Una de las formas más sencillas es la reducción paulatina del fotoperiodo hasta llegar a solamente ocho o diez horas de luz. Esto provoca un estado de senectud natural acelerada con la consiguiente maduración rápida. Hemos de tener en cuenta que esta técnica ha de ser aplicada en los estadios finales antes de la cosecha, ya que en caso contrario la falta de luz provocará una elongación final alargando los espacios entre cálices, descompactando los cogollos y dándoles forma de “espiga de trigo”.

Este método, tan fácil de aplicar en interior, se complica a la hora de aplicarlo en exterior. Si trabajamos con macetas y plantas relativamente pequeñas, podremos pasarlas a una habitación a oscuras dentro de la casa desde la terraza o jardín, calculando la reducción de horas de luz con respecto al ciclo natural, esto es, si el sol sale a las 7:00 y se pone a las 20:00, deberíamos pasarlas dentro a las 19:00, o bien sacarlas a las 8:00 de la mañana, en el caso de querer quitarles una hora de luz, y así consecutivamente. Otros cultivadores prefieren cubrir los plantones con cajas de cartón al final de la tarde, que se retiran al caer definitivamente la noche.

Pero el problema real se produce cuando hablamos de plantas de mas de dos metros en tierra madre. El único sistema eficiente que hemos podido ver ha sido el poner una especie de “cortina de baño” alrededor de la planta, con 3 ó 4 postes y un círculo superior algo mas grande que el diámetro de la planta. A continuación, una cortina cuelga del anillo superior, de forma que se puede abrir o cerrar en torno a la planta. Se ha observado una significativa aceleración del proceso de maduración mediante este sistema, a base de cerrar para “robar” horas de luz.

Sistemas químicos

Otras formas de adelantar la cosecha se basan en el uso de agentes químicos que alteran de forma radical los procesos metabólicos de la planta, como el etileno o mas recientemente el ácido jasmónico. El primero es utilizado ampliamente en agricultura y horticultura general a través del ácido 2-cloro-etil-fosfónico que libera etileno, gas natural que dispara el proceso natural de maduración, que puede llegar a acortar un tercio el tiempo que normalmente dura este ciclo. Podemos encontrar el método de aplicación en diferentes direcciones de internet, así como en la Enciclopedia de la Marihuana, de la Editorial Megamultimedia.

El ácido jasmónico, aún en fase de investigación, parece intervenir en el sistema endógeno defensivo de la planta, produciendo un estrés biótico artificial que estimula los mecanismos de defensa, incrementando de forma notable la producción de resina y sobre todo, de los agentes aromáticos contenidos en esta. El efecto directo de una aplicación continuada en el cannabis al final de la floración es un significativo aumento de la velocidad de maduración provocada entre otros factores por el aumento de la velocidad metabólica general del espécimen.

Mediante cualquiera de los sistemas anteriores podremos, ya sea en interior como en exterior, adelantar de forma significativa el momento óptimo para la cosecha, pero al observar las plantas podremos apreciar que un mismo individuo no madura de forma uniforme. De hecho, es frecuente ver ejemplares incluso sobremadurados por su parte superior que aun están formando cogollos en las ramas inferiores a las que llega poca luz.

Otros parámetros también intervienen, como por ejemplo la velocidad con la que esta lista la parte de la planta que mira siempre al sol con respecto a lo que tarda por la otra cara que recibe mas sombra. También un posible estrés radicular localizado, es decir, en un solo punto de las raíces, puede provocar una maduración sectorial o selectiva dentro de la misma planta. De cualquier forma, los mismos procesos naturales hacen que la planta no madure de forma homogénea.

Mas al contrario, y sobre todo en plantas altas de interior, podremos observar claramente como la planta va estando lista por partes, primero el cogollo central o puntas superiores, luego los de las ramas secundarias, y por último las inferiores.

Si cosechamos la planta entera, estaremos perdiendo producción para empezar, potencia para seguir y por último, homogeneidad en los posteriores colocones, dependiendo el tipo de psicoactividad de la parte de la planta de la que procede el cogollo. Así que está bastante argumentado el hecho de que la planta debe ser cosechada por partes, recogiendo los cogollos maduros mientras dejamos los que aún no están en su punto. Normalmente, después de quitar los superiores, el resto recibe algo mas de luz, engordando y produciendo resina. Los últimos de las ramas inferiores habrán producido algunas flores más así como resina, siendo de esta manera aprovechables para la fabricación de hachís mediante lavado o psicomantequilla.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.