Debido a la falta de información y la desinformación que existe en el capitulo de drogas la opinión pública esta convencida, en muchos casos, de que el cannabis y las drogas ilegales son más nocivos y peligrosos que las drogas legales, el tabaco y el alcohol.

La RAE define legal como “Prescrito por la ley y conforme a ella” e ilegal “Que es contra la ley”, luego  la mayoría consideran que lo legal es bueno y lo ilegal malo, y consecuentemente restan importancia al consumo del alcohol, el tabaco y los fármacos y se la dan al consumo de drogas ilegales.

Cuando en  tres estudios diferentes queda patente que el cannabis es menos peligroso y adictivo que el tabaco y el alcohol debe de darnos motivos para reflexionar sobre todo cuanto se dice sobre el cannabis, no para restarle la importancia que merece en cuanto a los efectos negativos que produce, sino para ponerlo en el lugar que le corresponde sin exagerar sus efectos nocivos  ni querer presentarlo como una sustancia totalmente inocua para la salud, aunque actualmente se use en algunos casos como medicamento.

En las encuestas del CIS “el problema de las drogas” ocupa en julio de 2010 el puesto nº 20, lo que indica que cada vez más hay problemas  (19) que los ciudadanos consideran, por un lado, más importantes que las drogas y, por otro, que este desinterés puede estar motivado por la falta de información veraz o quizás a la desinformación que existe en este tema por otra parte de los medios de comunicación.

Está de moda hablar y satanizar el cannabis y existen numerosos estudios sobre esta sustancia  que se contradicen en las informaciones que dan, según estén apoyadas o financiadas por partidarios o detractores de ella, con lo que resulta que la ciencia esta al servicio de los intereses económicos y de poder, y no la de sus objetivos de mejorar la calidad de vida de los humanos y dar explicación y solución a los problemas que se presentan, como debería ser. Todo ello produce una desinformación que da pie a rocambolescas opiniones faltas de veracidad y rigor, usadas para defender turbios intereses políticos y económicos en lugar de facilitar a los ciudadanos una información real sobre las  drogas. Todas las drogas y también los fármacos, no debemos obviarlo, tienen efectos secundarios no deseados y en todas ella su abuso puede llevar a graves afecciones en la salud del individuo e incluso a la muerte. Lo mejor es no consumir drogas y si se consumen que sea un uso responsable sin caer en el abuso, no olvidando que bajo sus efectos no debes de conducir vehículos. En los fármacos desgraciadamente en muchos casos no se puede prescindir de ellos y debe de tenerse muy presente que en muchos el folleto ya indica que con su consumo no debe uno de poner se al volante de ningún vehículo, cosa que muchos no hacen por desconocimiento, al no leer el folleto, o no lo consideran importante y necesario porque son fármacos y no drogas, porque son legales no ilegales. La patología de la adicción tiene tanta importancia en las drogas ilegales como en las legales y los fármacos.

La palabra Phármakon (fármaco) procede del griego y se utilizaba para nombrar tanto a las drogas como a los medicamentos. El término Phármakon tenía variados significados, que incluyen: “remedio”, “cura”, “veneno”, “antídoto”, “droga”, “receta”, “colorante artificial”, “pintura”, etc. En el capitulo de adición a las drogas no olvidemos los fármacos.

Repasemos los productos farmacéuticos. Los psicofármacos (tratan los trastornos mentales) son los más susceptibles de causar fármaco dependencia. Según la función para la que fueron creados, los fármacos pueden dividirse en diferentes categorías. Los tranquilizantes mayores (neurolépticos) que son sustancias utilizadas para combatir conductas psicóticas como la esquizofrenia, los procesos maniacos o la depresión. También se emplean para el tratamiento de la fármaco dependencia. Los tranquilizantes menores (ansiolíticos), aplicados para tratar algunas conductas neuróticas. Son productos muy peligrosos ya que pueden llegar a producir un grave síndrome de abstinencia. Los fármacos dependientes mezclan dosis moderadas y altas de estos productos con bebidas alcohólicas para potenciar el efecto de estas últimas. Un tercer tipo está compuesto por los somníferos (hipnoticosedantes) entre los cuales los más conocidos son los barbitúricos que empezaron a utilizarse como sustitutos cuando se prohibieron los derivados opiáceos que se empleaban como sedantes. Se trata de sustancias muy adictiva, que crean gran dependencia física y graves síndromes de abstinencia. Su uso, cada vez más restringido, está dirigido a combatir los trastornos funcionales y el insomnio. Otro modelo de fármacos que producen dependencia son los estimulantes (anfetaminas y derivados) que aparecieron en 1930 y se utilizaron durante la segunda Guerra Mundial para proporcionar energía a los combatientes. Se utilizan para tratar los problemas de obesidad, aumentar la capacidad intelectual, así como en el tratamiento de los procesos depresivos y de la hiperactividad infantil. Estimulan el sistema nervioso e incrementan el rendimiento intelectual, aunque tienen importantes efectos secundarios. Aumentan los latidos cardiacos, intensifican la respiración y elevan la tensión arterial. En cuanto a los efectos sobre la conducta, hay que señalar que, a largo plazo, producen irritación e insomnio y quitan las ganas de comer. Por último, podemos destacar los antidepresivos que pueden, a su vez, dividirse en dos grandes bloques: los heterocíclicos, que son los más frecuentes y con un efecto limitado; y los inhibidores de la monoaminoxidasa (IMAO), bastante más potentes. (Fuente: http://mural.uv.es/nomara/farmacodependencia.htm).

Cada vez son más las personas, una parte de ellas por desconocimiento,  que adquieren adicción a productos farmacéuticos, en Estados Unidos los adictos representan el doble de consumidores que los de las drogas ilegales, en solo 6 años se ha doblado la cifra.

Es una realidad que la sociedad actual adolece de una gran falta de información sobre las drogas y también de los fármacos. Otro hecho es el que los medios de información y la sociedad cargan las tintas sobre las drogas y el capitulo de adicción por  productos farmacéuticos lo dejan relegado a un lugar casi olvidado. Demostrado el fracaso de la actual política prohibicionista de las drogas si queremos abordar un cambio de rumbo yendo a otra más humana y efectiva por lo primero que hemos de empezar es por una eficaz campaña de formación e información, veraz y efectiva, sobre drogas y fármacos para que la sociedad y especialmente los jóvenes afronte su posible consumo o abstinencia con total conocimiento de sus efectos. No podemos olvidar que un porcentaje de los adictos de ambas sustancias empezaron su consumo  sin conocer sus propiedades, tanto positivas como negativas, propiedades que si ahora ya las conocen ha sido cuando ya han caído en la adicción y en muchos casos esta no tiene remedio. En las políticas de prevención es importante e imprescindible dar una información verídica y contrastada de lo que se propone prevenir.

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