Una sustancia producida por las células nerviosas causa el mismo efecto que la droga. El cuerpo humano fabrica endocanabinoides. Estos permitirán diseñar tratamientos específicos para diversas dolencias.

Científicos de EE.UU. descubrieron un nuevo mecanismo molecular que permite controlar la cantidad y efectividad de una sustancia que imita uno de los componentes activos de la marihuana pero que es producida por las células nerviosas. El hallazgo, realizado por investigadores de la Universidad de Washington, EE.UU., fue publicado en “Journal Nature Neuroscience”.

Ya se había demostrado que el cuerpo humano fabrica varias señales celulares que imitan la acción de ciertos químicos de la marihuana. Estas señales se llaman endocanabinoides, palabra derivada de cannabis por los constituyentes similares a la marihuana, a la que se añade el prefijo “endo” porque la crean las propias células del cuerpo.

La mayoría de los neurotransmisores (sustancias que trasmiten las señales nerviosas entre las células) son solubles en agua y se almacenan en vesículas. Los endocanabinoides, en cambio, son lípidos; no están almacenados en vesículas ni se encuentran preformados. Son rápidamente sintetizados a partir de sus precursores en la propia membrana celular, cuando los niveles de calcio dentro de la neurona se elevan o cuando se activan ciertas proteínas G. Cuando hay pocos receptores de endocanabinoides, se dan síndromes compatibles con los del estrés postraumático, fobias y algunas formas de dolor crónico.

A partir del reciente descubrimiento, los próximos trabajos van a permitir diseñar terapéuticas para modular las comunicaciones moleculares que se realizan mediante los endocanabinoides. Por ejemplo, se puede pensar en tratamientos orientados específicamente a pacientes que sufren cáncer o sida, cuyos dolores hoy se alivian con marihuana, y que no recibirían las propiedades negativas de la droga.

Potenciales beneficios

Los sistemas de señales de los canabinoides son comunes en todas partes del cuerpo y afectan una variedad de funciones. Por eso, las terapias apuntadas hacia estos sistemas podrían cumplir un rol aún más amplio que el de simples sustitutos del uso medicinal de la marihuana. Nephi Stella, profesor de farmacología y psiquiatría y autor principal del estudio, cree que se podrá ayudar a pacientes que padecen esclerosis múltiple, tumores cerebrales, enfermedad de Huntington y otros trastornos autoinmunes o neurológicos.

El grupo que dirige Stella había descubierto en 1997 un endocanabinoide considerado clave que se llama 2-AG. Junto con la anandamida se consideran los dos principales endocanabinoides. El 2-AG conduce cierto tipo de mensajes entre las células cerebrales y también está implicado en la migración de células cerebrales y en la inflamación de los tejidos de ese órgano. Lo hace al activar un tipo de receptor canabinoide en las neuronas y otro tipo de receptor canabinoide en la microglía, pequeñas células que limpian desechos, como las células nerviosas dañadas y las placas en el cerebro y la médula espinal. Las microglías son células pequeñas con núcleo alargado y con prolongaciones cortas e irregulares que tienen capacidad fagocitaria. Como primera línea de defensa del cerebro contra las infecciones, la microglía está atenta a las más sutiles pistas que sugieran un ataque.

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