Debido a su alimentación, basada en algas tóxicas, esta especie marina produce en las personas delirios, embriaguez alucinógena y trastornos psicológicos

La salpa (Sarpa salpa) se reconoce fácilmente por las largas franjas doradas que se dibujan a lo largo de su cuerpo. De cuerpo ovalado y con una sola aleta dorsal, esta especie se alimenta de algas, en este caso un alga invasora, la caulerpa taxifolia. Este hecho convierte a la salpa en un alucinógeno cuando se ingiere alguna parte de su cuerpo, generalmente su cabeza.

La salpa llega a producir en las personas desgarradores delirios, con alucinaciones similares al LSD. También llamada embriaguez alucinógena por la ingestión de pescado, este fenómeno se traduce en trastornos psicológicos, incluyendo alucinaciones y depresión, así como mareos, vómitos, entre otros desagradables efectos secundarios. Las personas bajo la influencia de la Sarpa salpa tienden a recuperarse espontáneamente al cabo de tres días.

Cabe destacar que el veneno en realidad no proviene de estos peces, sino más bien de la acumulación exponencial de fitoplancton tóxico que vive en los pastos marinos, un elemento básico de la dieta de los peces.

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Las salpas, las protectoras de la Posidonia

Los individuos jóvenes de esta especie son omnívoros, pero los adultos, cuya talla media es de 30 cm, son de los pocos peces herbívoros del Mediterráneo, y se alimentan casi exclusivamente de algas, que «pacen» en las rocas o sobre las hojas de Posidonia oceánica.

Actualmente, esta especie marina vale más que el oro, puesto que ayudan a conservar las praderas de Posidonia.

El hábitat de la salpa

La Sarpa salpa tiene hábitos gregarios. No suele descender a superficies superiores a 15 metro, sin embargo son muy fáciles de ver a poco que nos sumerjamos en cualquier punto de nuestro litoral rocoso y, en especial, en fondos ricos en algas.

Abunda en el Mediterráneo, pero también la podemos encontrar desde el Cantábrico a Sierra Leona, incluyendo Madeira, Canarias y Cabo Verde. También desde el Congo a Sudáfrica. Asimismo, la especie ha sido recientemente detectada en aguas inglesas, lejos de su hábitat natural, fenómeno que algunos achacan al calentamiento global.

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