La información disponible hasta la fecha procede de un número limitado de casos en una zona geográfica concreta, lo que impide hablar de sustancia «de moda»

Tanto en los meses de junio y julio del presente año como en las últimas semanas han aparecido en los medios de comunicación diferentes informaciones relativas a una supuesta nueva droga denominada “pescao”. Las primeras noticias surgen en Valencia y alertaban de un incremento en las demandas de tratamiento motivadas por el consumo de cannabinoides sintéticos, bautizados localmente con el nombre de “pescao” debido a su olor. 

En las últimas semanas, el interés parece haberse renovado a partir de la explosión en un domicilio donde, supuestamente, y siempre según los medios de comunicación, podían estar fabricándose cannabinoides sintéticos y por la que una persona resultó fallecida. Dado el sensacionalismo que ha rodeado a la cobertura mediática de este hecho por parte de algunos medios de comunicación, desde Energy Control, proyecto de la Asociación Bienestar y Desarrollo ABD, con más de 20 años de experiencia en el campo de reducción de riesgos y daños asociados al consumo de drogas, deseamos aclarar algunas cuestiones: 

  • Con el nombre de “cannabinoides sintéticos” se hace referencia un amplio grupo de sustancias que imitan los efectos del cannabis al actuar en los mismos lugares del organismo donde este ejerce su acción. La denominación de “marihuana sintética” utilizada por algunos medios de comunicación para referirse a estos productos es incorrecta ya que los productos vegetales no pueden ser sintéticos (no existen las lechugas sintéticas o los tomates sintéticos) y solo obedece a motivaciones sensacionalistas. A diferencia del cannabis, utilizado desde hace miles de años por el ser humano y con efectos y riesgos bien conocidos, la mayoría de los cannabinoides sintéticos sólo se han ensayado en laboratorio y nunca se han investigado en humanos, por lo que sus riesgos potenciales son mucho mayores. 
  • De forma más rigurosa, estos compuestos deberían ser denominados como agonistas sintéticos de los receptores cannabinoides. Es decir, son sustancias que actúan sobre los receptores del sistema endocannabinoide de nuestro organismo que regula funciones tan importantes como la memoria, el apetito, el sueño, la regulación de la temperatura corporal, etc. La familia de los cannabinoides sintéticos es muy amplia y conocida desde hace varios años. Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el número de cannabinoides sintéticos diferentes identificados en el mundo ascendió de los 32 en 2009 a los más de 250 en 2017 (UNODC, 2018). Por tanto, se trata de muchas sustancias diferentes con perfiles de efectos y riesgos también diferentes. 

Según los últimos datos oficiales disponibles en nuestro país mediante las encuestas elaboradas por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, menos del 1% de los estudiantes de Enseñanzas Secundarias declara haberlos probado alguna vez en la vida (ESTUDES 2017). La prevalencia de consumo experimental (alguna vez en la vida) más alta se observa en los varones de entre 25 y 34 años, aunque solo llega al 1,6% de los encuestados (EDADES 2018). En nuestros servicios de análisis, solo se han analizado 114 muestras de cannabinoides sintéticos procedentes de nuestro país de las más de 40.000 analizadas desde su puesta en marcha, tan solo 25 en los últimos cinco años.

  • Los daños asociados a los cannabinoides sintéticos proceden tanto de la sustancia como de la forma de preparación (el producto se pulveriza sobre productos herbales para ser fumados produciéndose concentraciones más altas en unas zonas que en otras). Entre los daños reportados con frecuencia se encuentran las náuseas, los estados de agitación y las taquicardias. Entre los daños reportados con menor frecuencia se encuentran los accidentes cerebrovasculares, las convulsiones, los ataques epilépticos, los ataques cardíacos, el daño renal y las psicosis. Se ha sugerido que podría tener un cierto potencial adictivo. Algunos cannabinoides sintéticos se han relacionado con fallecimientos en diferentes partes del mundo: al menos 52 muertes entre 2016 y 2018, según Naciones Unidas (UNODC, 2019). Sin embargo, es importante señalar que, dada la diversidad de sustancias englobadas en esta familia, es difícil establecer el perfil de riesgo de cada una de ellas.

En relación al denominado “pescao”, la información disponible hasta la fecha procede de un número limitado de casos en una zona geográfica concreta, lo que impide hablar de sustancia «de moda». Conviene recordar que las demandas de tratamiento no pueden ser consideradas como indicador de la extensión real del consumo ni de la existencia o gravedad de los problemas asociados, en especial en el caso del cannabis. La posibilidad de retirada de la sanción administrativa por consumo/tenencia en vía pública si se accede a tratamiento o la obligación de tratamiento impuesta por padres/madres al detectar el consumo en los hijos e hijas no es indicativo de la existencia de problemas con la sustancia pero pueden aumentar el número de demandas de atención.

Hasta donde sabemos, no existe información toxicológica ni de otro tipo de análisis sobre la composición del llamado «pescao» (no se conoce la sustancia o sustancias concretas que lo componen) y, por tanto, no puede hacerse una correcta valoración del riesgo. En la comunicación de los riesgos de una determinada sustancia es importante contar con información analítica que permita aportar la información de una manera objetiva y realista.

Un fenómeno minoritario

En resumen, desde Energy Control declaramos:

  1. Es importante hacer una llamada a la calma. Se trata de un fenómeno minoritario circunscrito a una zona geográfica concreta y del cual no existen datos que lleven a pensar que se da fuera de la misma. 
  2. El tratamiento sensacionalista por parte de ciertos profesionales y de algunos medios de comunicación genera una alarma infundada que solo alimenta la preocupación de padres y madres, favorece la estigmatización de las personas que usan drogas y resta credibilidad a los esfuerzos en materia de prevención, reducción de daños y tratamiento. 
  3. En relación al incendio en el domicilio en Valencia llama la atención la conexión con los cannabinoides sintéticos sin confirmación de ello por parte de la investigación policial. Explosiones parecidas han ocurrido en otros lugares relacionadas con la elaboración de extracciones de cannabis con butano y que bien pudieran haber sido consideradas como explicación del suceso. En todo caso, la premura en relacionar el suceso con los cannabinoides sintéticos parece haber obedecido a un afán sensacionalista o a intereses particulares de los actores involucrados.

Referencias

United Nations Office on Drugs and Crime (2018). Understanding the synthetic drug market: the NPS factor. Global SMART Update. Volume 19 (March). Disponible online en https://www.unodc.org/documents/scientific/Global_Smart_Update_2018_Vol.19.pdf
United Nations Office on Drugs and Crime (2019). Current NPS Threats. Volume 1 (March). Disponible online en https://www.unodc.org/pdf/opioids-crisis/Current_NPS_Threats_-_Volume_I.pdf

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.