Numerosos pasajeros del aeródromo de Edmonton, la quinta ciudad más poblada de Canadá, protestan por el aroma a esa droga en las instalaciones

La marihuana recreativa es legal en Canadá desde el pasado 17 de octubre. Una semana antes de esa fecha histórica, el Aeropuerto Internacional de Edmonton (provincia de Alberta) hizo público el reglamento que aplicaría respecto a esa sustancia. El documento recordaba a los pasajeros que, de acuerdo con la normativa federal, podrían viajar con “un máximo de 30 gramos de droga”, siempre y cuando se tratase de un vuelo nacional. También establecía que el consumo de cannabis estaría prohibido dentro de las instalaciones de la terminal aérea, incluso en las zonas al aire libre donde se permite el consumo de tabaco. A pesar de estas restricciones, un buen número de personas se han quejado en los últimos meses debido al olor a marihuana dentro del recinto.

Claro que eso no signifique que ese aroma tenga su origen en el aeródromo ni de desafiantes fumadores cannábicos, sino de un kilómetro más allá de las pistas de aterrizaje, donde la empresa Aurora Sky tiene una planta productora del denominado “oro verde”. La firma tiene capacidad para cosechar 100 toneladas de la hierba al año. La instalación, que comenzó su actividad  en enero y supuso una inversión de 110 millones de dólares canadienses (unos 73 millones de euros) es propiedad de Aurora Cannabis, una de las grandes firmas mundiales de este boyante sector.

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Christopher Chodan, portavoz del Aeropuerto Internacional de Edmonton, declaró a The Canadian Press que han recibido varias quejas por el olor desde que Aurora Sky inició sus operaciones, por lo que las han remitido a los administradores de la planta. Asimismo, diversos usuarios de redes sociales y foros de internet han señalado que el aroma es más pronunciado en la zona norte del aeropuerto y en algunos hangares.

Cam Battley, director general de Aurora Cannabis, comentó que la instalación cuenta con unidades de desodorización, filtros de carbón (que absorben diversas impurezas) y un sistema de nebulización, entre otros instrumentos tendentes a minimizar el impacto olfativo. “Todavía tenemos mucho camino por recorrer para perfeccionar esta tecnología. Estamos decididos a mejorarla continuamente por una razón muy específica: queremos tener buenas relaciones con los vecinos”, expresó el ejecutivo a la agencia de noticias.

Battley precisó que el olor proviene de los terpenos, compuestos orgánicos que le dan a cada variedad de cannabis aroma y gusto único. “Lo que la gente ha olido no tiene que ver con cannabinoides”, manifestó, refiriéndose a los responsables de los efectos de la hierba. Battley dijo que, por ende, las personas no deben inquietarse, porque aspirar ese aroma no tiene ningún efecto psicotrópico.

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