La evidencia abrumadora no sólo apunta al fracaso de las medidas duras basadas en ideologías represoras en Europa y en el continente americano.

Hace unos 25 años, Suiza estaba en una situación similar a la que observo hoy en México: la guerra contra las drogas y la política prohibicionista era un fracaso. Estábamos viviendo la peor crisis de drogas en Europa. Ghettos de tóxicodependientes en gran miseria inhumana en algunas ciudades como Zurich, Ginebra, Berna, Lausana y Basilea, una rápida expansión de enfermedades incluyendo la epidemia de  VIH por inyectarse heroína en condiciones insalubres, altos índices de criminalidad y en consecuencia cárceles más que llenas. Vivíamos una situación fuera de control. El sueño de una sociedad suiza libre de drogas se había terminado.

No teníamos una real alternativa a la de la reducción de daños. Pero el camino hacia una política de drogas más eficaz no fue fácil. Ruth Dreifuss, en aquella época ministra de Salud, fue una de los artífices del cambio de política contra las drogas. Ella obtuvo un consenso político confirmado en seguida a través de varios referéndums a nivel comunal, cantonal y federal para tratar al adicto como un enfermo y no como un delincuente, y que pudiera recibir atención médica, agujas esterilizadas para aplicarse sus dosis y tratamiento contra la adicción. En Berna se creó, en el año 1986, un local de salud seguro y protegido para el consumo de droga, con atención médica. En los años siguientes formaron estos locales en casi todas las ciudades de Suiza. Los médicos prescribían morfina, metadona y en algunos casos heroína, tratamientos medicales que hemos aplicado en Suiza bajo prescripción medical desde casi un siglo. Esto permitió de reintegrar las personas con dependencias a la sociedad.  En paralela introducimos grandes campañas de prevención.

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Hemos puesto la salud y la seguridad de las personas en primer lugar, hemos descriminalizado el consumo de las drogas (lo del alcohol y del tabaco nunca fue prohibido) y puesto fin al encarcelamiento de las personas que consumen drogas. Hemos enfocado las medidas de represión hacia el narcotráfico y hemos —por lo menos parcialmente– empezado a regular los mercados de droga y tomando control de ellos. En pocos años hemos logrado muchos avances. Me queda destacar que en esta época estuvimos muy criticados al nivel internacional, incluso, por los países del continente americano.

Al nivel global, la próxima Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Drogas (UNGASS) en abril de 2016 es —en mi opinión— una oportunidad para intercambiar buenas prácticas, revisar las políticas de drogas nacionales e internacionales y asumir la realidad en la que una sociedad libre de drogas nunca existió y nunca existirá. La evidencia abrumadora no sólo apunta al fracaso de las medidas duras basadas en ideologías represoras en Europa y en el continente americano, sino también a las terribles consecuencias no intencionales de las políticas y leyes punitivas y prohibicionistas. La situación de México de hoy y la de hace unos años en Colombia habla por sí misma. La voz de México, si es expresada al más alto nivel político, tendrá peso. Podemos observar un creciente respaldo a las interpretaciones más flexibles sobre el control de drogas, de conformidad con los derechos humanos y los principios de la reducción de daños. Y esto no sólo en Europa, pero recientemente también en el continente americano. En este sentido, observo con gran interés el debate sobre el consumo de drogas en México después de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Suiza fue uno de los países pioneros en tratar el problema de las drogas desde un enfoque de salud pública. Mi país está listo para compartir sus experiencias sobre cómo implementar políticas de droga efectivas y humanas con México. La reciente visita a México de Ruth Dreifuss, expresidenta y exministra de Salud de la Confederación Suiza y miembro de la distinguida Comisión Global de Políticas de Drogas, es prueba de esta voluntad. Una colaboración más estrecha entre Suiza y México en el sector de salud y en política de drogas tiene un gran potencial y puede beneficiar a ambas naciones.

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Encargado de Negocios a.i. de Suiza en México.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.