El club social de cannabis que funciona en Vilagarcía ha cobrado una inesperada celebridad a raíz de que esta semana saltase a la luz pública el problema de olores que los vecinos del portal en el que está instalado han denunciado ante el Concello. Asegura la comunidad de propietarios que el humo que emana del local, ubicado en su planta baja, en lo que en su día fue un conocido pub, se filtra hacia sus espacios comunes y asciende bloque arriba hasta impregnar incluso el sexto piso de la edificación. «Nos sorprende un poco que esto salga ahora a la opinión pública, porque hace algún tiempo tomamos algunas medidas para evitarlo y lo que nos recomendaron fue, precisamente, que esperásemos un par de meses para comprobar si tenían efecto», señaló ayer el portavoz de la asociación de consumidores de marihuana.

Explica el colectivo que fue la propietaria del local, que el club ocupa en régimen de alquiler, la que les advirtió hace tiempo de que los vecinos se quejaban de los olores que producía su actividad. «La idea consistía en hacer algo con puntos como la ventilación de los baños, por ejemplo, para evitar que el humo le afectase al resto del edificio», apunta el representante de la asociación.

Sea como fuere, los miembros del club están dispuestos a tomar las medidas necesarias para impedir las filtraciones, como la instalación de inhibidores de olor, de demostrarse que las emanaciones del local superan las precauciones que han adoptado hasta ahora. «Nunca hemos tenido una mala relación con los vecinos, ni por supuesto queremos tenerla», afirma su portavoz.

Por lo demás, la asociación afirma tener toda la documentación en regla. «Somos una entidad registrada y legalmente constituida, con un número de miembros que nunca superará el centenar». Este punto es importante, por cuanto algunos de los clubes que surgieron hace años en Cataluña, epicentro de este movimiento, llegaron a superar los seiscientos integrantes. No existe una regulación específica para este tipo de organizaciones. La competencia en la materia corresponde al Gobierno central, que nunca las ha regulado, aunque el PP sí ha recurrido ante el Tribunal Constitucional los intentos aprobados por los parlamentos navarro y vasco. La normativa más reciente fue ratificada hace apenas unas semanas por la cámara catalana, y con toda probabilidad correrá la misma suerte que las dos anteriores. El olor del que se quejan los vecinos procede del humo que se desprende al fumar cannabis.

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«No vendemos nada; dispensamos lo que se cultiva expresamente para los socios», afirman

Tres gramos por persona y día para mayores de 21 años

El portavoz del club explica que la asociación está compuesta por un centenar de miembros. Todos ellos son mayores de 21 años y en ningún caso pueden disponer de una cantidad mayor que tres gramos de marihuana por persona y día. El local no está abierto al público y el colectivo de ninguna forma puede publicitar su actividad. «Debe quedar claro -añade- que no se vende nada; dispensamos una cantidad que se cultiva expresamente para los socios».

A la Subdelegación del Gobierno y a la policía les consta que la asociación está en orden

La subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Ana María Ortiz, y el comisario provincial del Cuerpo Nacional de Policía, Manuel Bouzas, participaron ayer en la junta local de seguridad que se desarrolló en Vilagarcía. También ellos se refirieron a la polémica suscitada en torno al club social de cannabis y a las quejas de los vecinos. «Son entidades legalmente establecidas, pero por lo que parece la preocupación de los vecinos es de carácter sanitario, por lo que se derivará a la Consellería de Sanidade», apuntó Ortiz. «Si la normativa legal ampara a este tipo de asociaciones, poco podemos decir; la normativa ampara ciertas actividades y limita nuestra actuación; a partir de ahí no se interviene», precisó el responsable de la policía.

De hecho, tanto la Policía Local como agentes de Comisaría se personaron en su momento en el local de la asociación para comprobar qué tipo de actividad se desarrollaba en su interior y el funcionamiento del club. No hallaron nada punible. No parece tratarse, por lo tanto, de un problema policial, sino de una cuestión de carácter sanitario. De hecho, una de las denunciantes insiste en que lo que les molesta a los habitantes del portal no es la presencia en sí de este tipo de entidad en su planta baja, sino el humo y los olores que se filtran hacia los pisos superiores y el resto del edificio.

Los clubes sociales de cannabis se asientan sobre el derecho de asociación y el derecho de intimidad, amparados ambos por la Constitución. No existe en España una regulación específica, por lo que todo lo demás se mueve en una especie de limbo legal.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.