En la presente entrega finalizamos la historia del dopaje, con mención de las drogas más utilizadas desde la aparición del deporte moderno hasta nuestros días.

 Pioneros de la coca y la cocaína

A finales del siglo XIX se consolida el deporte moderno y surgen las modalidades que todos conocemos. Nos encontramos también en la era de los alcaloides, productos de origen vegetal con potente acción fisiológica incluso en bajas dosis. Deporte y síntesis de drogas son productos del desarrollo industrial, y a partir de ahora van a ser buenos compañeros de viaje, pareja inseparable que compone lo que llamamos dopaje deportivo.

El dopaje casero de los primeros años

Para comenzar con una sustancia ya mencionada en la entrega anterior, en esta época se seguía utilizando la estricnina, si bien se abandonó progresivamente a medida que aparecían productos menos peligrosos. Los velocistas solían tomar nitroglicerina, sintetizada a mediados del siglo XIX y con potencial terapéutico para aliviar la angina de pecho y los infartos, gracias a sus propiedades vasodilatadoras y reductoras de la carga soportada por el corazón. Otro fármaco de esta primera etapa del deporte moderno, tan caracterizada por las recetas dopantes caseras, es la digitalina, empleada en cardiología. Se extrae de las hojas de la planta digital, dilata las arterias y hace las contracciones cardiacas menos frecuentes, pero más potentes.

A pesar de no tener propiedades ergogénicas, los atletas utilizan también en algunos casos opio y sus alcaloides (morfina, heroína, codeína) con el objetivo de combatir el dolor producido por las lesiones. El jugo de la adormidera ha sido uno de los medicamentos más importantes de la historia, y hay documentos que hablan de su uso en Oriente Medio a comienzos del segundo milenio antes de nuestra era, lo que indica que los antiguos ya conocían sus propiedades nutritivas, calmantes y sedantes, así como el método clásico de practicar incisiones oblicuas en la cápsula de la planta para recoger el látex. En los primeros años del siglo XIX el químico Wilhelm Sertürner aisló su principal alcaloide, la morfina. Treinta años después se obtuvo la codeína, y a finales de siglo la heroína.

En la lista no podía falta la cocaína, potente estimulante sintetizado a partir de las hojas de coca a comienzos de la década de 1860, y muy de moda a finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando todavía podía adquirirse legalmente sin problemas. En el mundo del deporte sigue utilizándose hasta nuestros días como estimulante y optimizador del rendimiento, y es una de las sustancias más frecuentemente detectadas en los controles antidopaje.

Pasando a otro estimulante empleado por los atletas, la cafeína fue aislada en 1820. Es el principal alcaloide del café, y también se encuentra en el té, el mate y la nuez de cola. Incrementa los niveles de los neurotransmisores adrenalina y noradrenalina, facilita la actividad física e intelectual y mantiene despierto y alerta. Es muy popular en el mundo del deporte, donde desde hace décadas se utilizan los comprimidos y cápsulas de cafeína, una forma cómoda de consumir café concentrado que se vende en farmacias y establecimientos de dietética.

A finales del siglo XIX y primeros años del XX los atletas aún no podían tomar efedrina porque fue sintetizada a partir de la efedra (la hierba Ma huang de los chinos) en la segunda década del siglo XX, y es difícil que consumieran la planta debido a que no era conocida en Occidente. Fue un farmacólogo de origen chino, K. K. Chen -mientras trabajaba en los años 20 para los laboratorios Lilly y repasando viejas fuentes de la farmacología de su país- quien se dio cuenta de que resultaba útil para combatir el asma, tras lo cual consiguió aislar el principio activo. Algunas fuentes afirman que Nagajosi Nagai, profesor de la Universidad de Tokio, ya lo había logrado en 1887; sin negar esto ni quitarle el mérito, fueron los trabajos de Chen  -junto a C. F. Schmidt- los que dieron a conocer esta sustancia en Europa y Norteamérica. En cuanto a las anfetaminas, es difícil que se consumieran antes de los años 30 porque, aunque se atribuye su primera síntesis a Edelano en la década de 1880, nadie se fijó en sus propiedades por aquel entonces, y es sólo en los años 30 cuando, por culpa de la escasez de Ma huang para obtener efedrina, se llegó a ellas en la búsqueda de un sucedáneo sintético de la efedra más potente por vía oral.

Hitos de la historia del doping

Centrándonos en lo puramente deportivo, la primera referencia documentada de dopaje tuvo lugar en 1865, año en que unos nadadores que cruzaron el Canal de Ámsterdam tomaron estimulantes. Debió de tratarse de un suceso muy evidente y escandaloso para que trascendiera de esa forma, dado que en aquella época no existían métodos de detección. Unos años después surge el caso de Arthur Linton, galés campeón del mundo de ciclismo que ganó la agotadora carrera Burdeos-París (560 kilómetros que solían cubrirse en catorce horas, en un solo día) ayudándose de una sustancia llamada trimetil, de acuerdo con algunas fuentes, y trimethil o trimetyl según otras. Se cuenta que falleció debido a una fiebre tifoidea días después de su triunfo (hablamos de una época anterior al descubrimiento de los antibióticos), complicada con el debilitamiento posterior al consumo de estimulantes. Sin embargo, toda la historia es poco fiable y parece que se han exagerado las tintas con la intención de inventar el primer fallecido por dopaje, sin que neguemos que pudo tomar alguna droga. Entre los datos dudosos, se cita 1886 como el año de su triunfo y muerte, cuando en realidad Linton fue campeón del mundo en 1892, ganó la carrera Burdeos-París en 1896 y falleció seis semanas después de su triunfo (1). En cuanto a la sustancia, algunos comentaristas identifican el trimetil con el trimetileno, extremo imposible por tratarse de un anestésico y relajante muscular sin propiedades ergogénicas. Lo más probable es que se tratara de trimetilxantina, nombre científico de la cafeína, un estimulante que todos conocemos. La conclusión es que el tan cacareado primer caso de muerte por dopaje pudo no ser más que un fallecimiento debido a una enfermedad infecciosa, quizá agravada por un estado de debilidad originado por un exceso de café.

En los primeros años del siglo XX las recetas caseras de drogas deportivas siguen siendo algo generalizado. Tras la Primera Guerra Mundial el doping se hace más frecuente y sofisticado, con el ascenso del fascismo en Italia y el nazismo en Alemania y la concepción del deporte como arma política, un modo de enseñar al mundo las bondades del sistema. Si además tenemos en cuenta la carga biológico-ideológica que conllevan el culto al cuerpo y la excelencia física y deportiva, no es de extrañar que los dirigentes nazis pusieran todo su empeño en demostrar, mediante el triunfo atlético, que la raza aria era superior a las demás. En 1936 los Juegos Olímpicos se celebraron en Berlín, con evidentes muestras de discriminación hacia los atletas judíos y negros. Todos conocemos cómo terminó aquella historia: a pesar del dominio de Alemania en la mayoría de modalidades, el atleta afroamericano Jessy Owens fue la gran estrella, tirando por tierra los intentos de presentar a los atletas alemanes como prototipos del superhombre.

En esta década se utilizan generosamente las anfetaminas, ya reconocidas médicamente como poderosos estimulantes. Posteriormente, en la Segunda Guerra Mundial, servirán para aumentar la energía, agresividad y resistencia de los soldados. También en esta contienda el ejército alemán utilizó testosterona para incrementar la fuerza y virilidad de sus soldados. La testosterona es la principal hormona androgénica, sintetizada por primera vez en 1935 por el farmacólogo holandés Ernst Laqueur a partir del extracto de testículo de toro, si bien en 1931 el bioquímico alemán Adolf Butenandt ya había extraído androsterona, otro andrógeno, a partir de la orina de varones humanos; y mucho antes, en 1889, Eduard Brown-Séquard, médico y psicólogo francés, padre de la endocrinología, afirmaba administrarse inyecciones intramusculares con extractos del tejido testicular de animales macho jóvenes, tratamiento que le habría producido -siempre según su testimonio- un gran aumento de fuerza muscular y vigor sexual a sus setenta y dos años. Es posible que los nazis emplearan los recién descubiertos andrógenos en los Juegos Olímpicos de 1936, donde se jugaban tanto ante la opinión pública mundial.

(Continuará)

(1) Página web de la Ciudad Condado de Rhondda Cynon Taf  (http://www.rhondda-cynon-taff.gov.uk/), Sur de Gales, Gran Bretaña.

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