Por Massimiliano Salami (drgrow)

Introducción

En el número anterior de la revista comenzamos una serie corta de artículos donde abordábamos, desde un punto de vista más patológico que fisiológico, las deficiencias y toxicidades de las plantas. Debido a su importancia en la nutrición mineral, en dicho número se habló en primer lugar del nitrógeno, así como de las causas y síntomas de su deficiencia y toxicidad. Este mes nos vamos a centrar en otros elementos de interés: el fósforo y el potasio. Con estos dos concluimos este minirrecorrido por los macroelementos.

Como es bien sabido, estos elementos desempeñan funciones muy importantes para la formación de cogollos, pero su papel se vuelve vital en el sistema de defensa de las plantas frente a ataques de patógenos. Como vimos en el número 98 de Cannabis Magazine, el potasio es fundamental en la prevención, e incluso cura, de enfermedades bióticas como las causadas por hongos y bacterias.

 Las plantas absorben los nutrientes a través de las raíces. Desde ahí viajan y ascienden por los vasos xilemáticos hasta las zonas de “transformación”. Cuando la planta no puede absorber uno o más de estos nutrientes, sea cual sea la causa, se crea una situación de carencia de elementos esenciales. Como respuesta, la planta mueve los elementos que necesita desde otras zonas de su cuerpo. El elemento en sí puede encontrarse almacenado como reserva, por lo que la planta puede disponer del que precise, o estar engarzado en moléculas, ya sean estructurales o funcionales. En este caso, las moléculas son destruidas por la acción de unas enzimas específicas que genera la misma planta; se libera así el elemento deseado y el vegetal lo transporta hasta los puntos de mayor demanda, las partes más jóvenes, las zonas apicales o de nuevo crecimiento. Durante la floración, la parte de nuevo crecimiento son las inflorescencias.

No todos los elementos se pueden translocar de un lado a otro de la planta, a estos elementos se los denomina elementos móviles. La movilidad depende del elemento en cuestión. El fósforo y el potasio, al igual que el nitrógeno como ya vimos, son muy móviles. La planta, en caso de deficiencia, extrae de las partes más viejas los elementos que requiere y, por este motivo, los primeros síntomas carenciales se muestran en las hojas y zonas más antiguas mientras que las jóvenes permanecen verdes. En floración, si hay una deficiencia de nitrógeno, fósforo o potasio, los cogollos permanecen verdes inicialmente, son los últimos en amarillear; si se llegara a esta situación, habrá que sacrificar la planta pues no tiene recuperación alguna.

El primer elemento que vamos a tratar será el fósforo, clave en la formación de los ácidos nucleicos, entre otras funciones vitales.

En cultivo en suelo las deficiencias de fósforo surgen por la rapidez con que este elemento aportado en el riego se torna insoluble. Para mantenerlo en formas más asimilables hay que conservar en lo posible unos valores de pH óptimos.

Fósforo

En el reino vegetal, el fósforo -incluido en los compuestos fosfatados de “alta energía” como el ATP u otros- desempeña distintos e importantes papeles, como formar parte del esqueleto de la doble hélice del ADN y de las secuencias de ARN, participar en la creación de compuestos bioquímicos como fosfolípidos y metabolitos, como los azúcares fosforilados; asimismo, el fósforo interviene en gran número de compuestos esenciales, fundamentales para diversos procesos metabólicos celulares, en funciones reguladoras de enzimas, etc.

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Deficiencia

El fósforo se caracteriza por su gran movilidad dentro de la planta; por tanto, en un suelo empobrecido, el elemento deficitario se transfiere con rapidez desde los tejidos más viejos hasta las regiones de nuevo crecimiento para suplir las necesidades, como vimos que ocurría también con el nitrógeno.

El conjunto de síntomas que se relacionan a continuación nos servirá para detectar la falta de fósforo:

  • Parada del desarrollo general de la planta.
  • Es corriente una disminución de la ramificación.
  • Coloración anormal verde-azulado de las hojas.
  • Coloraciones rojizo-violeta junto a los nervios.
  • Aparecen tonos púrpura en el envés de las hojas y de los peciolos. (¡Ojo!, la coloración de los peciolos puede deberse a otras causas).
  • Las hojas viejas, encorvadas hacia abajo, adquieren tonos amarillos con manchas marrón oscuro y mueren prematuramente.
  • Las cimas presentan un aspecto poco compacto y la cantidad y calidad de las flores disminuyen.
  • Retraso de la madurez de las plantas.

Causas

  • En cultivo en suelo, las deficiencias de fósforo están provocadas porque este elemento se vuelve insoluble con mucha rapidez. Para mantener el fósforo en formas más asimilables hay que mantener en lo posible unos valores de pH óptimos.
  • Las condiciones atmosféricas influyen en la absorción del fósforo, como la humedad y en especial la temperatura: el frío, por ejemplo, reduce su asimilación notablemente.
  • Unos pH elevados también reducen de forma considerable la absorción de este elemento.
  • El tamaño del sistema radicular, su adecuada oxigenación, la presencia de hongos asociados como las micorrizas influyen en la facilidad de absorción del fósforo.

Carencia de potasio en un cultivo de interior.

Toxicidad

En condiciones normales no es frecuente encontrar en el cultivo síntomas de toxicidad por exceso de fósforo como ocurre con el nitrógeno. Las concentraciones muy elevadas de este elemento pueden dar lugar a deficiencias de otros elementos esenciales como zinc, boro, cobre, manganeso, hierro o calcio.

Potasio

El potasio es, después del nitrógeno, el segundo elemento inorgánico más abundante en la constitución de la planta. El potasio no participa estructuralmente en ninguna biomolécula, pero es activador de muchísimas funciones enzimáticas ligadas a la fotosíntesis y respiración celular, en la síntesis de proteínas, en la apertura y cierre estomático y como agente osmótico. Además, como hemos visto, actúa en la resistencia y tolerancia que una planta de cannabis tiene frente a patógenos bióticos como las enfermedades (ver Cannabis Magazine n.º 98).

Deficiencia

Los síntomas de deficiencia de potasio son visibles al principio en las hojas más viejas. Esto se debe a la gran movilidad de este elemento por el interior de la planta. Las señales más frecuentes que indican carencia son:

  • Disminución del crecimiento.
  • Las plantas presentan un aspecto flácido, poco turgente.
  • Las hojas viejas se vuelven cloróticas desde los bordes en dirección a los nervios.
  • Los extremos de los foliolos se necrosan desde las puntas al peciolo.
  • Aparecen manchas necróticas esparcidas por la superficie de estas hojas.
  • Baja producción de cimas, poco densas y compactas.

Causas

  • El potasio en el suelo se encontrará en forma no disponible a corto plazo. Los exudados de las raíces, al entrar en contacto con ese potasio no disponible, reaccionan y lo convierten en sustancia asimilable por la planta.
  • Los riegos copiosos y los lavados pueden lixiviar el potasio aprovechable dando deficiencias.
  • El potasio puede hallarse en cantidad suficiente en la solución del suelo o del medio, pero bloqueado por el exceso de calcio y magnesio de las mismas aguas de riego. Esta anomalía es frecuente en regiones donde las aguas son muy duras, con elevados niveles de carbonatos, bicarbonatos y magnesio.
  • Los pH bajos (inferiores a cinco) reducen la disponibilidad del potasio para su absorción.
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El tamaño del sistema radicular, su oxigenación, la presencia de microorganismos beneficiosos como las micorrizas facilitan la absorción del fósforo.

Toxicidad

En cuanto a la toxicidad por exceso los síntomas más habituales son:

  • En primer lugar, el crecimiento de la planta queda retardado.
  • Si las concentraciones son muy elevadas, las hojas pueden necrosarse y desprenderse del tallo.
  • Un exceso de potasio impide a la planta absorber otros elementos esenciales como magnesio, zinc, manganeso o hierro.

Aunque cada vez son menos frecuentes las deficiencias y toxicidades de los macroelementos nitrógeno, fósforo y potasio, estos errores son más comunes entre cultivadores poco experimentados y en determinados cultivos en suelo directo, en especial aquellos que no se preparan de forma conveniente. A lo largo de estos años, los cultivadores de cannabis nos hemos tecnificado fuertemente en cuanto a nutrición del cannabis, por ejemplo, el control de pH y EC de las soluciones de riego y de drenaje, las inoculaciones de microorganismos beneficiosos del suelo o las aplicaciones de sustancias húmicas son labores reglamentarias para un cannabicultor. Si a esto añadimos el trabajo realizado por ciertas empresas del sector relacionadas con la elaboración de medios de cultivo, macetas y fertilizantes más específicos para cada tipo de planta, etc., se han conseguido reducir de manera radical los problemas de las deficiencias y toxicidades: hace 15 años eran “el problema a resolver”; a día de hoy, son las plagas y las enfermedades las patologías más graves, relegando a estas enfermedades abióticas a un segundo plano.

Referencias:

SALAMI, M. 2008: Cannabis sativa L., Dr. Grow´s Productions.

SALAMI, M. 2011: http://www.drgrowonline.com/blog/exceso-fertilizantes-marihuana/1841

SALAMI, M. 2011: http://www.drgrowonline.com/blog/deficiencias-nutricionales-de-la-marihuana/1828

SALAMI, M. 2012: “Nutrición mineral, plagas y enfermedades”. Cannabis Magazine n.º 98.

SALAMI, M. 2012. Deficiencias y toxicidades en el cultivo de Cannabis sativa L.: Parte II: Nitrógeno”. Cannabis Magazine n.º 99.

Acerca del autor

Massimiliano Salami
Massimiliano Salami es escritor, autor del libro Cannabis sativa L., colaborador de Cannabis Magazine e investigador en el cultivo del cannabis. Licenciado en matemáticas, es técnico en gestión de empresas agropecuarias con amplia experiencia como breeder.