De cuando en España los médicos te ordenaban tomar cocaína

Por Swami Cannâ

Representación gráfica del Penón de Gibraltar y los barcos involucrados.

Así comenzaba la noticia que, publicada en el diario EL PAÍS allá por el año 1989, nos ha conmovido por su genialidad. Y es que, si bien es sabido que el Partido Popular es el Rey de los Eufemismos o los campeones en el Arte de “no llamar las cosas por su nombre”, el senador por Málaga Enrique Bolín Pérez-Argemí, protagonista indiscutible de nuestra historia, eleva el “arte de la jeta” a la categoría de Sublime.

Allá por el año 89, las cosas eran bien diferentes. La Droga (y sí, digo La Droga, porque en aquellos tiempos no se hacían distinciones entre sustancias, todo era lo mismo) dejaba un país estupefacto, saliendo de la vena yonki y entrando nasalmente en los gloriosos 90, donde la genialidad fue desterrada por el comercio y la heroína por la cocaína. Ya no era tiempo para la creatividad, y el capitalismo liberal exigía de los habitantes del planeta esfuerzos y sacrificios en aras de la producción y el consumo.

Tiempos gloriosos: Foto con Juanca antes de su tratamiento con coca.Y es aquí, donde un respetable ciudadano, sobrino del personaje que alquiló el avión Dragon Rapide que llevó a Franco desde Canarias hasta Tetuán para que pudiera sumarse al golpe de Estado en España de julio de 1936 que dio lugar a la Guerra Civil Española, natural de Málaga, católico y senador por el Partido Popular, ante tanto cargo en su conciencia y su continua ansiedad decide darse una vueltita con su yate privado, un caluroso día de agosto, por aguas gibraltareñas con 28 gramos de cocaína, algunos porros, 12 películas pornográficas –que era delito en el Peñón- y dos jovenzuelos de 16 y 21 años que no eran sus sobrinos.

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Este coctel, que podría ser el principio del guion de una genial película, se convierte en la típica historia donde la realidad supera a la ficción.

Nuestro amigo partió alegremente desde Benalmádena rumbo al Peñón cuando por motivos que se desconocen (no hay que ser muy listo para imaginárselos) chocó contra un transbordador de pasajeros. Fue ahí cuando la policía interceptó su embarcación y encontró la cocaína en su dormitorio.

Hasta aquí todo normal, pero según reza la declaración de Bolín ante el juez de Gibraltar:

“Bolín se declaró culpable, aunque negó que su intención fuese comerciar con la droga, ya que, agregó, la cocaína era para su uso personal y le había sido recetada por prescripción facultativa con el fin de combatir un estado de ansiedad.”

Para corroborar, además, su abogado manifestó:

“Que su cliente se encontraba bajo una fuerte presión dados sus negocios inmobiliarios y hoteleros. La cocaína, agregó, le daba al senador fuerza en su trabajo, por lo que su consumo le había sido autorizada por nueve médicos.”

Cocaína con el dosificador de aquella época

Si queridos amigos, lectores que tuvisteis la desgracia de nacer después de 1990, en los años ochenta y principios de los noventa, nos poníamos hasta las cejas de cocaína porque los médicos nos la recetaban alegremente. Si estabas decaído, no rendías lo suficiente en tu trabajo, te costaba llevar a tus hijos por la mañana al colegio, tenías ansiedad o no podías dormir por las noches, tu médico te recetaba cocaína. Eso sí, la Seguridad Social no costeaba la medicina, por lo que había que recurrir a farmacias ilegales para conseguirla.

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Si hasta este momento no tuviste noticia de esta cuestión, es porque ha habido un complot de los medios de comunicación para que no te enteraras de que el MDMA también lo recetan hoy en día para los nervios.

Pensamientos de fumeta.

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Acerca del autor

Amante del cannabis y especializado en el mundo de las sustancias psicoactivas. Escritor y psiconauta.