El cultivo casero de cannabis o “cannabicultura” hoy por hoy continúa siendo ilegal en nuestro país, y por mucho que se empeñen los clubes de consumidores, las asociaciones activistas clásicas, e incluso los usuarios medicinales o compasivos, cualquier abogado especializado podrá confirmar la ilegalidad del cultivo, incluso aunque éste se componga de UNA sola planta. Si bien tenemos la suerte de que aquí las penas por cultivo y tenencia son de las más bajas del mundo, la prohibición produce sus efectos en la sociedad.

Texto: Luis Hidalgo

Ciertamente, la prohibición de cualquier cosa, como concepto abstracto y general, siempre produce una serie de reacciones y cambios a nivel social. Algunos de ellos parecen ser “arquetípicos”, es decir, siempre se producen de manera idéntica ante un estímulo similar, independientemente del entorno socio–económico–cultural, y sobre todo de lo que se esté prohibiendo de manera concreta y específica.

No vamos a entrar en disquisiciones ético-filosóficas sobre la cuestión de la prohibición del cultivo de cannabis en el mundo, pero sí destacaremos uno de sus efectos más frecuentes y al tiempo menos obvios: el nivel cannalógico (cultura y conocimientos sobre el cannabis) tiene una relación directa con la “dureza” de las leyes prohibicionistas de cada país en concreto: a menor dureza, menor cultura cannalógica.

Aunque lo anterior nos pueda parecer paradójico en principio, enseguida nos damos cuenta del porqué: en España un cultivo para autoconsumo casi siempre sale absuelto a nivel judicial, o como mucho con una multa o sanción administrativa sin mayor trascendencia. El mercado negro de cannabis y derivados se encuentra solidamente establecido y resulta muy sencillo y bastante económico acceder a “hierba” o “hachís” en cualquier pueblo o ciudad.

Innova o revienta

Por otra parte, en un país como los EE.UU., y a pesar de la actual corriente pro-legalización a través de la comercialización de cannabis narcótico en los denominados “dispensarios”, que a su vez cuentan con sus propios cultivadores también legalizados y fiscalizados con impuestos locales y estatales, las leyes federales continúan inamovibles, y están entre las más duras y represivas que podemos encontrar dentro de los países democráticos occidentales, con largas penas de cárcel y otros castigos “ejemplares”.

A partir de estos razonamientos podemos aseverar que a mayor presión represiva, mayor riesgo, y por lo tanto mayor necesidad de saber y conocer sobre el producto ilegal con el que se negocia, lo que, en nuestro caso, se traduce en un mayor nivel de cultura cannábica o “cannalogía”. Por el contrario, cuanta más permisividad y menor riesgo, más presencia habrá del producto en el mercado y más fácil será de conseguir, por lo que no se hace muy necesario tener un conocimiento profundo sobre él, ya que siempre habrá unos mínimos de calidad y unos precios asequibles.

Así pues, aunque en los últimos tiempos algo está cambiando en los EE.UU. con respecto al consumo personal y al cultivo de cannabis a pequeña escala, lo cierto es que durante décadas ha sido el país occidental con la política más represiva posible y las penas más duras a nivel carcelario, lo que acabó provocando que los pequeños cannabicultores y los criadores de híbridos llegaran a unos niveles de especialización realmente inauditos, con unos resultados excelentes en cualquiera de los casos, incluyendo no sólo simientes o cogollos, sino también sistemas nutricionales y de cultivo, así como cualquier otro producto susceptible de ser utilizado en el cultivo de cannabis, ya sea de un ejemplar o de mil.

Uno de estos productos procedentes de los EE.UU., y que en Europa podemos considerar más o menos innovador y de reciente aparición, pero que en su país de origen lleva utilizándose desde hace más de veinte años en todo tipo de cultivos y para multitud de especies vegetales, es el denominado “Smart Pots” (“macetas inteligentes”), que no podemos clasificar como un sistema de cultivo en si mismo, pero que, por su increíble versatilidad y posibilidad de uso con tierra o cualquier otro sustrato, se convierte en un elemento digno de analizar en profundidad.

Te puede Interesar
Sistemas de alto rendimiento para el cultivo de cannabis (VI)

Una maceta diferente

La primera y radical diferencia entre las Smart Pots y el resto de contenedores de cultivo es que NO son rígidas, sino de tela, en contraste con los materiales digamos “clásicos” de los que suelen estar hechas las macetas: plástico, arcilla o foamexpand (forespán), e incluso ciertos compuestos poliméricos en el caso de los más avanzados. La gente de Smart Pots ha desarrollado una versión mejorada de un material que denominan “Fabric”, con el que hacen los contenedores, que es flexible, lavable y lo más importante, transpirable.

El concepto de “maceta transpirable”, llevado a la práctica, proporciona una serie de ventajas adicionales a la hora de cultivar no ya solo cannabis, sino otra gran multitud de vegetales que van desde la patata a las palmeras, o incluso árboles frutales tropicales de gran porte, por lo que realmente se han hecho muy populares en todo el mundo, desde su aparición hace ya algunos años. Estas ventajas son, entre otras, la predisposición de manera natural a la poda aérea (por oxidación) de raíces, su altísima capacidad de drenaje, y su efecto aislante, que reduce la temperatura en toda el área radicular, y por todo ello las plantas acaban produciendo más raíz, más flores y más fruto que en las macetas tradicionales “no transpirables”, sea cual sea el material de que estén fabricadas.

Como es habitual en nuestros días, tras haber sido comprobada la eficiencia de los Smart Pots, distintas “copias” e imitaciones han comenzado a inundar el mercado, pero, aunque pueden confundir al principio a los cultivadores noveles, enseguida se comprueba que el original es claramente distinto en relación con el material de que están hechos, pues aunque también tengan capacidad de transpiración, los años de experiencia e investigación invertidos en el desarrollo del material de Smart Pots marca unas claras diferencias en el producto final, desde su nacimiento en Guthrie, Oklahoma, hasta lo que hoy en día es la compañía que los fabrica: High Caliper Growing.

comparativa entre dos plantas con y sin smart pot

Los orígenes de la maceta flexible

El fundador de Smart Pots fue Ralph Reiger, veterano de guerra y corredor de bolsa retirado. El caso es que, por diversas circunstancias, decidió poner una granja-vivero en las afueras de la ciudad de Oklahoma, en el estado del mismo nombre.

Comenzó con árboles que simplemente traían el cepellón sujeto en plástico y atado con una cuerda (en inglés se denomina “Ball and Burlap” o “B&B”), pero pronto se dio cuenta de que este sistema para mantener árboles hasta su trasplante implicaba demasiado peso, ya que la bola de la tierra con el cepellón, una vez regada, puede resultar complicada de transportar, y más cuanto más grande es el árbol. Para colmo de males, el sistema B&B no es muy respetuoso con las raíces del árbol, y se suelen dar bastantes pérdidas y retrasos.

Buscando algo mejor que le facilitara el trabajo y aumentara el número de ejemplares que sobrevivían al trasplante, sólo encontró las bolsas negras “de invernadero” que todos conocemos y que acaban presentando problemas similares a los del B&B a la hora de mantener y crecer los árboles sin plantarlos en tierra madre, por lo que llegó a la conclusión de que tenía que existir alguna otra manera de mejorar aquello, de modo que las raíces no sufrieran el crecimiento en espiral, así como las altas temperaturas y los encharcamientos de las bolsas de invernadero (las de plástico) y se diera un crecimiento similar al que tendría un árbol plantado en el suelo. Así pues, Ralph quería reunir lo mejor de los dos sistemas a base de mantener una pequeña bola de raíces con multitud de ramificaciones, todo ello mantenido en tierra. Ese fue el momento en que podemos decir que empezó a plantearse el uso del “Fabric” como material para los contenedores de los árboles.

Hablando con otros compañeros propietarios de viveros y diferentes tipos de agricultores, parecía ser que el hecho de poder empezar a crecer un árbol en maceta, y después continuar su vida en tierra madre, manteniendo intacta toda la raíz ya desarrollada, era algo que todos andaban buscando, y se habían realizado todo tipo de pruebas usando los más diversos materiales para fabricar el contenedor de crecimiento, desde trozos de valla metálica a los que se les daba forma cilíndrica, hasta bidones de hierro llenos de perforaciones.

Buscando la solución

Lo primero que hizo Ralph fue diseñar un contenedor hecho de “fabric” que imitaba a los contenedores de plástico ya existentes, y empezó a jugar variando las dimensiones por el sistema de prueba y error, pero no obtenía buenos resultados, hasta que con la ayuda del departamento de Agricultura de la Universidad de Oklahoma se llegó a los diseños y proporciones adecuados, y que demostraban claramente y sin lugar a dudas un mejor y más rápido desarrollo general de las plantas que se cultivaban en aquellos prototipos.

Te puede Interesar
La Indika. Espacio cannábico

Se encontraron con que había distintos tipos de “fabric”, y tras multitud de ensayos por fin dieron con el único que producía los efectos que Ralph andaba buscando: permitía justo la penetración de las puntas de las raíces más pequeñas, deteniendo la dominancia de la raíz principal, lo que provoca una mayor ramificación de las raíces secundarias que acaban colonizando toda la “bola” de tierra disponible. De esta forma, si queremos sacar las plantas del suelo para trasplantarlas a otro lugar, aseguramos que el 80% – 90% de las raíces estarán intactas y no habrán realizado un desarrollo en espiral o circular.

El tiempo iba pasando, hasta que un día Ralph, que estaba ya prejubilado, dio el paso lógico y en el año 2002 cedió a su hijo Kurt la dirección de su empresa con todas sus bendiciones, y no le defraudó. Siete años después, en el 2009, el producto que había creado ya era ampliamente aceptado entre los propietarios de viveros de todas partes como un sistema alternativo al tradicional a la hora de mantener los árboles en contenedores, incluyendo EE.UU., Canadá, Singapur, Taiwan, Japón y prácticamente toda Europa, con España y Holanda a la cabeza, lo que demostraba que Kurt había continuado su trabajo de la manera adecuada mejorando lo que su padre había comenzado.

En su versión para agricultura general, aquella maceta de tela que se denominaba RCB (Root control Bag) ya había encontrado su hueco en el mercado y se consideraba un éxito, mientras Kurt ya estaba dándole vueltas a la idea de cultivar sobre tierra madre, pero sin plantar en el suelo, sino colocando las plantas en contenedores hechos con “fabric” que se apoyan sobre él, y modificando el diseño para provocar la “poda aérea de raíz” (“root air pruning”). Fue el primero en llevar a la práctica esta idea que ya llevaba tiempo discutiéndose en los círculos de agricultores especializados en reproducción de árboles para su venta.

De la misma manera, también era la primera vez que se utilizaba el “fabric” como medio para producir dicho tipo de poda de forma automática y sin ningún tipo de intervención especial por parte del agricultor. En consecuencia, el RCB fue modificado al objeto de reflejar las nuevas características: poder cultivar con la maceta directamente apoyada en el suelo (sin ningún recipiente para la recogida del agua drenada), y que además produjera el efecto “air pruning”

Como explicábamos al principio, al igual que en tierra madre, con estos contenedores se evita el crecimiento circular de la raíz al irse podando las puntas de las ramificaciones de manera automática al alcanzar la paredes de la maceta. Se consigue así una raíz mucho más ramificada, que coloniza todo el espacio disponible con mayor velocidad y eficiencia, además de evacuar el calor de dentro hacia fuera del contenedor, lo cual mejora las condiciones para el desarrollo de la raíz. Una vez que fue comprobada la eficiencia de las nuevas macetas, pasaron a recibir el nombre de Smart Pots (macetas inteligentes).

En la próxima entrega terminaremos de contar la historia de la evolución de los Smart Pots hasta la actualidad. Explicaremos los pormenores de su desarrollo y comenzaremos con la preparación de un cultivo en arlita para usarlos como contenedor. Hasta entonces, un saludo.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.