Un artículo sobre la situación actual del sector del cannabis en Los Ángeles, EEUU.

Marihuana: hierba buena, hierba mala. Y es que todo depende de cómo o por mejor decir desde dónde se mire.Desde la perspectiva legal de la administración o desde el punto de vista comercial de los centros expendedores y de los consumidores, bien por necesidad o por placer.

Recientemente, aquella nebulosa legal de la que hablábamos en la crónica de hace casi un año en estas mismas páginas referente a la posible legalización de la marihuana en California, ya cubrió de sombras a los centros expendedores de la hierba como a los consumidores de la misma. Se hizo finalmente realidad y cubrió de oscuridad e incertidumbre a los más de 900 centros existentes en todo el área angelina. Haciendo un poco de historia, en la crónica aparecida en La Vanguardia.es el 11 de junio de 2009 titulada “La marihuana ya es legal en California” comentábamos la posibilidad de que los centros expendedores con usos exclusivamente medicinales fueran ampliados en cuanto a número quedó en agua de borrajas. La incertidumbre se abate ahora y es tema de actualidad, sobre la casi totalidad de centros de venta de cannabis existentes en la periferia del condado de Los Ángeles.

Lejos quedan ya las hipótesis ansiadas por muchos de que prontamente no sólo en los puntos legales de venta sino a nivel general se legalizara el consumo de la planta en un estado, California, que produce en sus sembradíos un tercio de la totalidad nacional de Estados Unidos. Una producción en la que están implicados varios estados del país, pero que oficial y “legalmente” son inexistentes según las autoridades, celosas de cubrir y aparentar en su imagen pública de control y persecución de lo prohibido. Y eso que según datos bien fundamentados, en todo el país se plantan anualmente al aire libre 57 millones de brotes de cannabis que se traducen en 31.700 millones de dólares, más los 12 millones plantados en el interior de viviendas y locales cerrados que arrojan la cifra de 4.100 millones de dólares en ingresos. Demasiada obviedad para que la administración mire para otro lado, pretendiendo no ver la realidad.

El motivo de la incertidumbre mencionada entre los centros de venta, es que el ayuntamiento de Los Ángeles, ha dado marcha atrás recientemente en cuanto a la posibilidad mencionada de aumentar el número de locales expuestos a la venta del cannabis; se han desbaratado los visos de esperanza establecidos tiempo atrás aprobándose el cierre parcial de los centros de venta de cannabis para reducir y limitar su número en la ciudad. Se estima que alrededor de unos 400 centros se verían afectados en caso de que esta ordenanza se lleve a efecto. De momento los afectados han entablado medidas legales, para evitar lo que se temen, sea una ordenanza inapelable. Concretamente, se amenaza de cierre a todos aquellos centros, que abrieron -con el permiso correspondiente obviamente- después del 2007. Las multas por incumplimiento del cierre, podrían ascender hasta 2.500 dólares por día de incumplimiento más el riesgo de cárcel a los propietarios señalados y que incumplan la citada normativa. Evidentemente y al decir de los mencionados perjudicados, propietarios de negocios legalmente establecidos, la ley, se hizo trampa, dado que en el mencionado año 2007, la ciudad aprobó una moratoria para los centros expendedores de marihuana, pretendiendo que el número de centros no excediese de 186. Esa moratoria nunca entró en vigor, nunca se hizo efectiva y permitió la proliferación de los dispensarios ahora existentes. Otra vez la nebulosa legal, bajo la que se ampararon tantos nuevos centros amenazados ahora de cierre. Los dispensarios aparecieron como hongos, puesto que la ley ni se rubricaba como tal ni ponía freno a los nuevos dispensarios que se iban instalando. Pero ahora la ley adormecida hace su aparición en escena, amenazando de ruina a muchos propietarios de negocios que invirtieron su dinero en los mismos, y que ven cada vez más próxima y amenazante la posibilidad de quedarse en la ruina si la citada disposición del gobierno local de Los Ángeles se lleva a efecto.

Los propietarios de establecimientos vendedores de cannabis se lamentan de la ambigüedad de la ley, que no intervino primero sabiendo el perjuicio que podía ocasionar al entrar en vigor en estos momentos. Los mismos afectados arguyen insistentemente que al ser centros legalmente establecidos ellos están para ayudar a las personas que necesitan del cannabis por prescripción facultativa y que no son centros de oscuros negocios o interese ilegales. Aquí todo es claro y transparente argumentaba unos de los afectados, añadiendo además que las personas “necesitan de estos lugares, para calmar sus dolencias originadas por cáncer, cirugías, etcétera y cualquier tipo de padecimientos que requiera el uso de esta droga, siempre, -enfatizó- bajo estricto control, receta y supervisión médica”.

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