Finalizamos este mes la pequeña serie de artículos dedicados a tratar los desórdenes nutricionales y las carencias en el cannabis. Continuando con lo anteriormente expuesto en las dos primeras partes, abordaremos ahora al resto de los microelementos esenciales que nos quedaron sin tratar y trataremos de explicar la importancia del llamado potencial de hidrógeno o pH en los procesos de asimilación de los nutrientes.


Planta con carencia de hierro

Parte I y II de este artículo:
http://www.cannabismagazine.es/digital/index.php?option=com_content&task=view&id=508&Itemid=44
http://www.cannabismagazine.es/digital/index.php?option=com_content&task=view&id=542&Itemid=44

El HIERRO (Fe) – Inmóvil

El hierro es el microelemento más demandado por nuestras plantas ya que interviene en multitud de sistemas enzimáticos y resulta fundamental en el transporte de los electrones durante la fotosíntesis, la respiración celular y la biosíntesis de la molécula de la clorofila. Además, como catalizador de los procesos de la clorofila, es necesario para la reducción y asimilación de los nitratos y los sulfatos, y permite que las plantas utilicen la energía de los azucares. En la naturaleza, las plantas asimilan el hierro del suelo en forma de catión divalente (Fe²?) y trivalente (Fe³?); aunque esté último sea menos soluble y por tanto menos asimilable. El contenido del ion férrico (Fe³?) aumenta al aumentar la acidez del suelo, alcanzando grandes concentraciones solamente en suelos muy ácidos, con pH menores de 3 y en los suelos ricos en ácidos húmicos y coloides capaces de formar complejos solubles con hierro. Por tanto, su carencia es común cuando cultivamos en suelos alcalinos con un pH superior a 7 y cuando se produce un exceso de cobre, Zinc o manganeso que bloqueen su absorción. En hidroponía es común encontrar esta carencia cuando el pH del agua está por encima de 6.5. La temperatura elevada en las raíces también puede influir negativamente en la absorción de este nutriente.

Los Síntomas Carenciales
Los primeros signos carenciales aparecen en los brotes y las hojas más pequeñas y jóvenes, cuyos nervios permanecen verdes mientras amarillean los espacios entre ellos (clorosis internerval) ya que este nutriente no es móvil y no puede recolocarse de las hojas viejas a las nuevas. El amarillamiento comienza por el ápice de las hojas y se va extendiendo hasta las puntas, de dentro hacia fuera. Si se asevera la carencia la clorosis se extenderá por toda la planta y en algunos casos los filos de las hojas pueden volverse hacía arriba. Por último las hojas más afectadas adquieren un tono blancuzco, se marchitan y caen.

El Tratamiento
Para tratar esta carencia la primera medida que debemos tomar es reducir el pH del sustrato o la solución de nutrientes a 6.5 o menos para facilitar su asimilación. En caso de sospechar que la carencia se debe al exceso de cobre, Zinc o manganeso debemos lixivar el medio con agua abundante o con una mezcla ligera de agua con abono rico en quelatos de hierro. Para un tratamiento más efectivo se pueden realizar un par de aplicaciones foliares cada cinco o seis días con una mezcla similar a base de quelatos de hierro. Para prevenir la aparición de esta carencia en los cultivos exteriores en suelo podemos añadir a la mezcla del sustrato un poco de estiércol bovino bien descompuesto, o usar un poco de sulfato de hierro (FeSO?) para corregir el problema a corto y medio plazo. La toxicidad por este elemento se da en raras ocasiones y su suele confundirse con otras carencias ya que interfiere en la asimilación de otros nutrientes como el fósforo. Suele manifestarse con manchas marrones en las hojas nuevas, pero se elimina fácilmente lavando las raíces de las plantas afectadas con agua abundante (lixiviado).


EL BORO (B) – Inmóvil               

El boro es requerido por las plantas pero su función concreta aun no está claramente identificada. Se sabe que se encuentra principalmente en las paredes celulares, por lo que debe jugar un papel estructural. No se conocen enzimas o macromoléculas estructurales que incorporen boro. Se relaciona el boro con la absorción del calcio, y ciertos procesos fisiológicos como el crecimiento celular y la regulación hormonal. Es necesario para la división celular y la formación de las proteínas, así como juega un papel activo en la polinización y la producción de semillas. Las plantas absorben el boro en forma de ácido bórico (H?BO?), al parecer siguiendo el paso del flujo de agua. La carencia de este elemento no suele darse en los cultivos interiores y cuando usamos una buena mezcla de tierra ya que la mayoría de los sustratos y abonos comerciales lo contienen en las proporciones adecuadas.

Los Síntomas Carenciales
Aunque no sea frecuente, la carencia de boro puede afectar a nuestras plantas. Los primeros síntomas que se observan del déficit de boro son el crecimiento anormal de los tallos y la deformación de las hojas y los brotes más jóvenes que parecen quemados. En los cultivos sin suelo las raíces más nuevas crecen también anormalmente y suelen hincharse y perder color. Si no intervenimos aparecen manchas oscuras en las hojas y los bordes de estas se decoloran mientras los brotes nuevos, en crecimiento, mueren. Por último aparecen puntos necrosados entre los nervios de las hojas y la clorosis irregular se extiende por toda la planta.

El Tratamiento
Para contrarrestar los efectos de la carencia de boro debemos emplear algún abono rico en micronutrientes que contenga boro en una buena proporción, o utilizar un poco de ácido bórico (H?BO?) con el agua de riego (una cucharadita de café por cada cuatro litros de agua) para suministrar a nuestras plantas el boro para cubrir sus necesidades. En cultivos sin suelo podemos emplear abonos ricos en microelementos (nunca exceder la concentración de boro más de las 20 ppm para evitar problemas de toxicidad) o también poder realizar una aplicación foliar con una mezcla ligera de agua con quelatos de boro (seguir indicaciones del fabricante). Para prevenir la carencia en los cultivos exteriores es recomendable mantener elevados los niveles de materia orgánica. Una o dos aplicaciones de estiércol bovino a lo largo de la cosecha nos bastara para cubrir las necesidades de este elemento y evita la desecación del suelo. En caso de un exceso de este elemento el tratamiento consistirá en un lixiviando del medio con una mezcla ligera de agua y abono completo.


EL CLORO (Cl) – Inmóvil

Las plantas absorben el cloro a través de las raíces en forma de anión cloruro (Cl?), o a través de los estomas en forma de gas (Cl²). Es un elemento esencial para el desarrollo de las plantas ya que es fundamental para que estas realicen correctamente la fotosíntesis. El cloruro es activador de diversas encimas e interviene en el proceso de división celular, también incrementa la presión osmótica de las células que regulan la apertura y cierre de los estomas contribuyendo a la regulación de la humedad en el interior del tejido vegetal, así como interviene en el transporte de otros nutrientes. Como el cloro se encuentra presente en casi todos los suelos y aguas (incluida la del grifo) no es una carencia habitual en nuestros cultivos de cannabis. Además prácticamente todos los fertilizantes comerciales contienen cloruro en una cantidad adecuada para el cultivo. En cambio si es frecuente encontrar algunos cultivos con problemas causados por la toxicidad del cloro.

El Exceso o Sobrefertilización
El exceso de este elemento provoca que las los bordes y las puntas de las hojas más jóvenes se quemen y que se estanque el crecimiento de nuestras plantas afectando especialmente a plántulas y esquejes. A medida que el problema progresa se extiende por el resto de las hojas haciendo que estas adquieran un tono bronceado muy característico. Finalmente se afean y caen. En caso de un exceso de este elemento, como es habitual cuando se produce un exceso, lo mejor será realizar un buen lixiviando del medio con una mezcla ligera de agua y abono completo. Es recomendable solicitar a la compañía suministradora un análisis de agua para descartar su uso en el caso de tener demasiados cloruros. Si es así, lo mejor será pensar en comprar un filtro de ósmosis para poder disponer de un suministro de agua pura para el cultivo.


EL COBRE (Cu) – Inmóvil

Aunque el cobre se precisa en cantidades mínimas resulta un elemento esencial para nuestras plantas ya que es componente de numerosas proteínas y enzimas incluyendo la oxidasa del ácido ascórbico (Vitamina C), la tirosinasa, citocromo-oxidasa y la plastocianina que es una proteína de color azul, que se encuentra en los cloroplastos y está implicada en los procesos redox (reducción – oxidación). Además, el cobre colabora en el metabolismo de los carbohidratos, en la fijación del nitrógeno y ayuda a fabricar proteínas y azúcares. Las plantas absorben el cobre a través de las raíces en forma de catión divalente (Cu²?) en los suelos aireados y como ion cuproso (Cu?) en los suelos más pobres en oxígeno. La concentración de cobre en la solución del suelo ordinario puede llegar a valores tan bajos como 0,01 ppm; mientras que la cantidad soluble en agua no excede de 1 ppm. Por ello, a pesar de ser necesario en muy pequeñas cantidades y estar incluido en la mayoría de los abonos y las tierras comerciales la carencia de este elemento suele ser común en muchos cultivos de interior y exterior. El exceso de calcio también puede causar una carencia de cobre al interferir negativamente en su asimilación.

Los Síntomas Carenciales
La carencia de este oligoelemento estanca el crecimiento de las plantas, reduce el espacio entre nudos y disminuye significativamente nuestra cosecha. Los primeros síntomas visibles de esta carencia son el marchitamiento de las hojas y brotes más jóvenes, seguido de la necrosis en los bordes y puntas del resto de las hojas de las plantas afectadas. La progresión de los síntomas es rápida y las hojas viejas pronto adquieren un tono gris cobrizo oscuro. En los casos más severos las plantas pueden marchitarse enteras y acabar secándose.

El Tratamiento
En los cultivos en suelo o en los cultivos de interior el mejor tratamiento para tratar el déficit de cobre suele ser la aplicación foliar de un producto rico en Cu tipo quelatos o un fungicida a base de sulfato de cobre (Cu?SO?). Cuando apliquemos alguno de estos productos, especialmente el sulfato de cobre (sulfatar), deberemos prestar mucha atención a la temperatura del cuarto, pues no es conveniente realizar estas aplicaciones por encima de los 24º para evitar que se queme el follaje, y seguir todas las indicaciones del fabricante sobre dosificación y tiempos de seguridad (tiempo mínimo de espera desde que aplicamos el producto hasta que podemos consumir el fruto o la planta). En los cultivos sin suelo también podemos emplear algún fertilizante específico con alto contenido en cobre o uno rico en microelementos.

El Exceso o Sobrefertilización
Aunque el cobre resulta esencial para nuestras plantas es un elemento extremadamente tóxico en exceso. Un exceso de cobre inhibe el crecimiento radicular y ralentiza el desarrollo de nuestras plantas haciendo que crezcan menos ramas. Pero quizá el síntoma más característico sea el amarillamiento generalizado de la planta, muy similar a una clorosis férrica. En caso de un exceso de este elemento lo mejor será realizar un buen lixiviando del medio con agua abundante para ayudar a eliminarlo.


EL MOLIBDENO (Mb) – Móvil

El molibdeno es un elemento imprescindible para las plantas ya que es parte de dos importantes sistemas enzimáticos que convierten el nitrato (No?) en amonio (NH??). Gran parte del molibdeno presente en las plantas se encuentra en la enzima nitrato reductasa de las raíces y tallos, encargada de catalizar la reducción del ión nitrato (No?) a nitrito (No?). La enzima nitrato reductasa de las plantas (superiores) se encuentra como una molibdoflavoproteina soluble, que en las hojas puede estar asociada con la envoltura de los cloroplastos. El molibdeno es absorbido por las raíces de las plantas en forma de ión molibdato (MoO??²). Se ha observado que la absorción de molibdato aumenta al caer el pH y que esta absorción causa a su vez un aumento en el pH del medio o de la solución nutriente. No es frecuente la carencia de este nutriente en los cultivos de interior ya que se encuentra en la mayoría de los fertilizantes y sustratos comerciales en dosis suficiente.

Los Síntomas Carenciales
La deficiencia de este oligoelemento causa el amarillamiento típico de la carencia de nitrógeno ya que el molibdeno actúa como catalizador en la transformación de este otro nutriente. Los primeros signos de la clorosis entre nervios aparecen en las hojas más viejas de la parte baja y media de las plantas. A medida que el estado carencial se asevera las hojas más afectadas amarillean, se abarquillan o enroscan sobre sí, y finalmente mueren y se caen. En los sustratos y medios ácidos la carencia se acentúa rápidamente por lo que un buen tratamiento suele ser estabilizar el pH entorno a 6 y aplicar un riego con un abono rico en oligoelementos que contenga una cantidad adecuada de este nutriente. El exceso tóxico de molibdeno es poco habitual ya que las plantas pueden absorber una gran cantidad de este elemento sin sufrir efectos tóxicos. En caso de sobrefertilización los síntomas son muy similares a los producidos por la carencia de cobre y de hierro y se eliminan fácilmente mediante lixiviación del medio de cultivo con abundante agua.


Tabla de nutrientes y PH


EL SILICIO (Si) – Inmóvil

El silicio por lo general esta disponible en casi todos los sustratos comerciales, en el agua y en muchos de los suelos, además su carencia o exceso no suele causar complicaciones en nuestros cultivos. El silicio se deposita en forma amorfa primeramente en el retículo endoplasmático, las paredes celulares y en los espacios intercelulares, también se acumula en células epidérmicas especializadas llamadas células silíceas. Una vez depositado en las paredes celulares el silicio contribuye a las propiedades mecánicas de la pared como son la rigidez y la elasticidad incrementando la resistencia de las células ante las plagas, enfermedades, la sequía o el calor. El silicio también ayuda a que los niveles de hierro y magnesio se mantengan de manera estables. Las plantas absorben el silicio por las raíces en forma de ácido silícico (SiO??H?O). La carencia de silicio puede causar la deformación en las hojas jóvenes y hacer que las defensas de nuestras plantas estén bajas.

 


EL COBALTO (Co)
Inmóvil

El cobalto apenas se considera necesario para el desarrollo de las plantas aunque su carencia provoca problemas relacionados con la correcta absorción del nitrógeno pues es parte de la cobalamina (vitamina B12 y sus derivados), un componente de varias enzimas en los organismos fijadores de nitrógeno. La falta de este elemento bloquea el desarrollo y función de los nódulos fijadores del nitrógeno. El cobalto es necesario para el crecimiento y el desarrollo de numerosas bacterias y microorganismos beneficiosos del suelo.


EL NIQUEL (Ni)
Inmóvil

Las plantas absorben el níquel a través de las raíces en forma de catión divalente (Ni?²) muy escaso en la mayoría de suelos. Este elemento es esencial para descomponer y utilizar el nitrógeno a partir de la urea pues forma parte de la metaloenzima ureasa encargada de descomponer la urea en amoníaco y dióxido de carbono. El níquel también resulta esencial en la absorción del hierro. La carencia de este elemento aparece en muy raras ocasiones y se suele confundir con un déficit de nitrógeno.


EL SODIO (Na)
Inmóvil

El sodio se encuentra en la naturaleza mezclado con cloro en forma de cloruro sódico (NaCl), como mineral de halita, y está disuelto en el agua del mar (31%). Las plantas absorben el sodio rápidamente a través de las raíces en forma de catión monovalente (Na?¹) y en muy pequeñas cantidades (50 ppm). Un exceso de este elemento provocará el bloqueo de otros nutrientes y severas carencias en nuestras plantas. Debemos evitar el uso de aguas de riego ricas en este elemento para no tener acumulaciones o excesos tóxicos, cuando menos sodio mejor.


El pH

El pH o potencial de hidrógeno es una escala numérica que mide el grado de acidez o alcalinidad de una substancia. Esta escala se mueve entre el 0 y el 14. El agua tiene un pH de 7, por lo que se dice que es neutra. Una sustancia que presenta menos de 7 se dice que es ácida, y si está por encima de 7 se considera que esa substancia es alcalina o básica. Desde el punto visto químico, el pH se define como la capacidad que tiene una sustancia ácida de liberar protones hidrógeno (H+) o de una sustancia básica de liberar aniones hidroxilo (OH-). Desde un punto de vista del cultivo el pH del suelo es el resultado de la relación que existe entre las concentraciones de H+ y OH-. Si predominan los protones estaremos hablando de un suelo ácido, mientras que si son los grupos hidroxilo los que están en mayores concentraciones el suelo será de tipo alcalino. Para asegurarnos de que nuestras plantas asimilan todos los nutrientes presentes en la mezcla de abonos y el sustrato deberemos medir periódicamente el PH del agua y corregir la acidez o alcalinidad de esta para que esté siempre entre 5.8 y 6.6. Esto se debe a que por encima o por debajo de estos valores las plantas no pueden procesar correctamente los nutrientes.

Bibliografía:
Marihuana: Horticultura del Cannabis. Editorial Van Patten Publishing (Jorge Cervantes, 2007)
Fisiología Vegetal. Universidad Jaume I. Servicio de Comunicación y publicaciones (Lincoln Taiz 2006, dos volúmenes)
Cannabis Sativa L.. Auto editado (Massimiliano Salami, 2008)
Química Agrícola: El suelo y los Elementos esenciales para la vida vegetal. Editorial Mundi-Prensa (Simón Navarro Blaya y Ginés Navarro García, 2º Edición)

Acerca del autor

Massimiliano Salami
Massimiliano Salami es escritor, autor del libro Cannabis sativa L., colaborador de Cannabis Magazine e investigador en el cultivo del cannabis. Licenciado en matemáticas, es técnico en gestión de empresas agropecuarias con amplia experiencia como breeder.