La temática del acceso y uso del cannabis en la Argentina llega a su punto más álgido de ebullición; a medida que transcurre el tiempo, la sociedad crece fortaleciendo las formas y contenido de sus reclamos, mientras que la posición (actual) que plantea el cuerpo de la política basado en la prohibición como respuesta va ocupando el lugar de la marginalidad.

Hasta aquí el Estado ha elaborado la ley 27.350 en 2017, para que se comiencen a realizar investigaciones sobre el uso medicinal de este cultivo, con prácticamente nulos resultados tanto desde la producción de la materia prima para investigación local como en el acceso a usuarios (incluso para el uso compasivo del diagnóstico que se reconoce como tratable con este medicamento, epilepsia refractaria, no todos los pacientes acceden al producto y tratamiento). Pero la realidad es que esta ley, ha servido como caldo de cultivo para que la dirigencia política se aparte del debate mirando hacia otro lado y que el elefante en la habitación se vuelva cada vez más evidente al resto de la sociedad.

Fuera del terreno de la dirigencia, sin duda, nos encontramos frente un hecho notable: la proliferación a nivel nacional de seminarios, cursos, congresos y todo tipo de encuentros girando en torno al cannabis.

Lo que conforma quizás la novedad es la incursión de importantes entidades que desde el cuerpo científico médico académico, tanto privado como público, se encuentran trabajando de cara a la sociedad acercando información para profesionales, pacientes y/o familias, buscando actualizarse a sabiendas que la evidencia científica lo impone, sumado a que la demanda caló demasiado hondo en la sociedad como para continuar siendo ignorada. Sólo por nombrar algunos casos entre muchos, en los últimos meses se dio tratamiento al Cannabis en el Colegio de Bio-Químicos y Farmacéuticos (COFyBCF), Expo Medical en Costa Salguero, la Universidad Austral, la UBA, sumado al trabajo que realizan hace años la Facultad de Medicina de Universidad de La Plata junto a los esfuerzos del Conicet en investigación y registro de semillas nacionales, y los doctores Sarasola y Morante que llevan adelante el Programa Nacional de Cannabis Medicinal brindando capacitaciones.

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Como ha sucedido con otras problemáticas de la realidad nacional, el debate está ocupando lugares centrales en la vida de los argentinos, en donde ya es frecuente encontrarse con el tema en programas televisivos de públicos disímiles y variopintos: desde un programa con especialistas en la TV Pública (a cargo del Dr. Jorge Alonso llamado “Sentirse Bien Naturalmente”), hasta la presencia de madres, usuarios y famosos en programas de debate, en los almuerzos y en los noticieros. Por último, hacemos mención a los casos de gobiernos provinciales y municipales que buscan dar respuesta su comunidad adhiriendo a la ley y comenzando a transitar el camino del acceso local para sus habitantes.

Nuevo Gobierno, vieja Demanda

Argentina se apronta para saludar un cambio de gobierno con una demanda que es de largo recorrido que tal como hemos ejemplificado brevemente en este artículo, no ha hecho más que complejizarse y ganar espacios de representación. La administración saliente, puede decirse que dejó el primer paso por haber creado la ley actual, mientras que la administración entrante deberá buscar la ampliación y mejoras, que estén a la altura de las demandas actuales. El gigantesco movimiento de los distintos actores sociales al que asistimos, puede considerarse como independiente en su capa superficial, pero conectado en su esencia. El futuro de este cultivo vive sus horas cruciales, este debate esconde una de las principales injusticias que el prohibicionismo trajo como consecuencia: la prohibición del cultivo de cannabis no psicoactivo llamado cáñamo.

Con una reglamentación simple, sin la necesidad de un paso por el Congreso siquiera, la Argentina podría reglamentar el uso y producción de este cultivo como lo han hecho muchos países del primer mundo, y también vecinos países de nuestra región. El valor económico del cáñamo ha sido minuciosamente detallado en este suplemento en anteriores artículos. En síntesis, nos referimos a un cultivo dinámico, potencialmente capaz de brindar materia prima para producir bio-plásticos, textiles, celulosa, aceites y suplementos alimentarios con grandes propiedades, o el propio CBD que se obtiene de las flores para uso medicinal/alimentario. Todo esto sin mencionar que el cultivo de Cáñamo puede prescindir de agro tóxicos, mejorando la calidad y brindando una necesaria rotación a los suelos del territorio, al tiempo que fortalecería el empleo y desarrollo de economías regionales en forma sustentable. En el horizonte de compromisos financieros el país ve asomarse un complejo panorama que requiere de una solución novedosa que acerque las herramientas para un verdadero desarrollo sustentable de mediano y largo plazo. Con la tradición y ventajas comparativas que nuestro territorio brinda, ¿Podemos seguir caminando por la casa de nuestra vida nacional viendo como la política niega sistemáticamente la presencia del elefante en nuestra habitación?

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Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.