Una de las tareas imprescindibles en el cultivo de cualquier planta es el riego, mediante el cual proporcionamos el agua necesaria para que las raíces puedan asimilar los nutrientes que se disuelven en ella desde el suelo o los aportados por nosotros si estamos funcionando en hidropónico.

Cuando se trata de un par de plantas, no suele haber problema para atenderlas y regarlas a mano cuando les toque. Sin embargo, tanto si el cultivo es mediano como si salimos mucho de casa esta tarea es bastante más pesada de lo que parece. Para solventar estos problemas existen los llamados “sistemas de riego automático”

Por Luis Hidalgo

Es así, hoy en día no se piensa en un cultivo de tamaño medio sin un sistema de riego automático debido a sus ventajas y comodidades. Este tipo de sistemas tiene su origen en los grandes cultivos en invernadero y como tal, aunque se extrapole su uso a un entorno casero, los principios son los mimos, y lo primero a tener en cuenta antes de instalar un sistema de este tipo es tener claro cuál será la fuente de agua, es decir, río, canal, vertiente, embalse, noria o pozo profundo en caso de un cultivo digamos “rural” o bien un grifo o una derivación de una cañería en un cultivo casero. Eso determinará el sistema de filtros dependiendo de la pureza del agua y la distancia desde el origen determinará el tipo de impulsión.

La Fuente de la Vida

Así pues, a la hora de diseñar un sistema de riego automático, ya sea en una gran extensión o un pequeño interior, es fundamental la calidad y el origen del agua de riego. La distancia desde la fuente de agua al cultivo y la diferencia de nivel desde el nivel de agua y la superficie a regar, más el tipo de cultivo, son los datos necesarios para calcular la capacidad de la bomba (litros por minuto o por hora) y la potencia o presión que se necesita expresada en metros columna de agua. También es posible que no haga falta bomba si contamos con un depósito a una altura adecuada o si la presión es suficiente incluso para el uso de fertirrigación.

El riego automático es un método moderno que funciona básicamente a partir de uno o varios programadores eléctricos que permiten programar la frecuencia y el tiempo de riego y si se utilizan varias mesas o es una explotación en exterior, controlar el riego por sectores de acuerdo a la necesidad del cultivo. Se suelen utilizar equipos automáticos que envían una señal eléctrica a diferentes válvulas solenoides para que se inicie o termine el riego en una determinada zona o se añada un nutriente en concreto.

Como veremos más adelante, podemos utilizar desde sistemas muy simples basados en un depósito, una bomba y una canalización con goteros hasta otros completamente automatizados con entrada directa desde un grifo y fertirrigación y control de pH automatizados. Si trabajamos con electroválvulas, existen varios tipos que ejercen distintas operaciones, entre ellas tenemos las de retención, llamadas vulgarmente “sapitos”, que se instalan en la parte inferior de la tubería de succión de la bomba para mantenerla llena de agua y evitar “cebarla” cada vez que se ponga en funcionamiento. Las de aire (ventosas) regulan la cantidad de éste en las tuberías evitando bolsones de aire que dificultan la circulación normal del agua.

Para exterior y cuando ya entramos en tamaños grandes, las reguladores de presión se encargan de regular la presión manteniéndola constante dentro del circuito para que el caudal sea el mismo al principio que al final del circuito. También existen válvulas de no retorno, que se instalan a la salida de la bomba e impiden que el agua se devuelva a ella cuando ésta deja de funcionar. Las destinadas a abrir o cerrar los circuitos pueden ser manuales o eléctricas (solenoides). Las manuales (llaves de paso) pueden ser de espejo o de bola, siendo estas últimas las más recomendables por su fiabilidad ante fugas.

Conceptos básicos

Para asegurar el buen resultado de estas instalaciones existen otros instrumentos también necesarios como los medidores de pH y Ec para controlar la calidad del agua antes y después de añadir los nutrientes, además de manómetros para controlar la presión de circulación del agua dentro del circuito y que permiten detectar filtros tapados o pérdidas de presión por filtraciones. En el tope de la sofisticación se encuentra la fertirrigación en la que equipos de fertilización inyectan en forma regulada los fertilizantes a la red de riego para distribuirlos uniformemente al cultivo. La red hidráulica está formada por las tuberías y los fittings (codos, curvas, tés, terminales con hilo interior y exterior, reducciones, etc) diseñados para una correcta instalación del circuito, así como los latiguillos o microtubos que llevan los goteros desde la conducción principal a cada una de las plantas.

Los goteros o emisores permiten la salida regulada del agua en forma de gotas. Existen los de tipo en línea, los de botón y los autocompensados (el caudal se mantiene con diferentes presiones). Vienen calibrados para entregar una cierta cantidad de agua (2, 4, 6, 8 litros por hora). Las cintas de riego son tubos de polietileno delgado que traen los emisores incorporados. La distancia entre éstos varía de 20, 30, 40 centímetros. El caudal que emiten se expresa en litros por hora y por metro de largo (l/h/m). Generalmente son del orden 2, 4 ó 6 litros l/h/m.

ControladoresPor supuesto, los requerimientos en cuanto a presión y diámetro de las conducciones así como distancia en general no son los mismos dentro que fuera. Usualmente en interior, salvo el cultivo, por ejemplo, en naves industriales o complejos sistemas que atienden varias habitaciones en un piso, el riego automático viene a ser bastante sencillo y económico para las ventajas que nos proporciona.

Automático en interior

En principio, un sistema de riego automático básico para interior estaría formado por un depósito de al menos 100 litros, una bomba que se encargará de sacar y mandar el agua al circuito de riego, y éste último que constará de una conducción principal de la que saldrán los microtubos llegando a cada planta, sea cual sea el sistema de cultivo, tierra, lana de roca, arlita…

Los depósitos más grandes de 200 litros o más ya ocupan un espacio considerable, ya sea con forma cuadrada o circular. Como podemos imaginar, desplazar o mover de sitio uno de estos depósitos una vez llenos, resultará una tarea realmente complicada o incluso imposible. Por otra parte, nos encontramos con que el pH de la solución nutriente varía a lo largo del tiempo dependiendo de factores como la evaporación, que también influye en la electroconductividad, con lo que cuanto más grande sea el depósito más difícil será controlar estos factores a lo largo del tiempo. Por último, si utilizamos nutrientes orgánicos o biológicos veremos como éstos se descomponen o corrompen tras dos o tres días en el depósito, perdiendo su efectividad y sus características nutricionales.

Por supuesto podemos optar por sistemas más rudimentarios si tratamos con pocas plantas como el uso de un depósito en alto lo que nos ahorrará la bomba impulsora como se explica en la sección de Cultivo Avanzado de este mismo número, o incluso riego individual mediante botellas invertidas o piquetas de arcilla con depósito

El misterio del pH

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El pH es un valor variable entre 0 y 14 e indica la acidez o la alcalinidad de una solución nutriente. Al margen de los efectos en cuanto a nutrición, el mantenimiento del pH apropiado en el flujo del riego ayuda a prevenir reacciones químicas de fertilizantes que utilizamos y que pueden influir en la eficiencia de los canales de riego, ya que por ejemplo un valor de pH elevado puede causar obstrucciones en los diferentes componentes de un sistema de fertirrigación debidas a la formación de precipitados. Por otra parte, está claro que un adecuado pH asegura una mejor asimilabilidad de los diferentes nutrientes, especialmente fósforo y micronutrientes, etc.

a intentar explicar de forma simple lo que es el pH y como reacciona la solución nutriente ante los distintos compuestos que añadimos. Podemos decir que las sustancias capaces de liberar iones hidrógeno (H+) son ácidas y las capaces de ceder grupos hidroxilo (OH-) son básicas o alcalinas. Por ejemplo, al añadir ácido nítrico al agua se ioniza aportando iones hidrógeno o protones a la solución. HNO3 <—> NO3- + H+

Por otra parte, el agua puede comportarse como un ácido o como una base: H2O<—> H+ + OH-

Sensor humedadletras pH son una abreviación de “pondus hydrogenii“, traducido como potencial de hidrógeno, y fueron propuestas por Sorensen en 1909, que las introdujo para referirse a concentraciones muy pequeñas de iones hidrógeno. Sorensen, por tanto, fue el creador del concepto de pH, que se define como el logaritmo cambiado de signo de la actividad de los iones hidrógeno en una solución: pH = -log |H+|

A 25ºC, el producto iónico del agua pura |H+|x|OH-| es 10-14, con lo que en un medio neutro sería |H+|=|OH-|=10-7.

Un medio ácido será aquel en el que |H+|>|OH-| y uno básico aquel en el que |H+|<|OH-|. Es decir, en una solución ácida |H+|>10-7 y pH <7, en una neutra |H+|=10-7 y pH=7 y en una básica |H+|<10-7 y pH>7.

En el próximo número explicaremos como montar un sistema de riego completamente automatizado con control de pH y nutrientes. Un saludo.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.