La decisión de la Suprema Corte de Justicia de México de permitir el uso de marihuana con fines lúdicos y recreativos confirma la apertura latinoamericana hacia la legalización del cannabis, aunque con ritmos dispares, según fuentes consultadas por Sputnik Nóvosti.

La Primera Sala del Poder Judicial federal mexicano autorizó el miércoles 4 a cuatro personas de la Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsable y Tolerante a sembrar, cultivar, cosechar, preparar, poseer y transportar marihuana.

Mientras en Uruguay es legal desde 2013 el cultivo y el comercio de cannabis, en países como Colombia avanzan tímidamente proyectos para autorizar la plantación personal, que en Venezuela se ven con escepticismo y despiertan rechazo generalizado en Brasil, según pudo constatar Sputnik Nóvosti.

Argentina

La Corte Suprema de Argentina consideró inconstitucional en 2009 la persecución penal de quien utiliza estupefacientes para consumo personal sin perjudicar a terceros, a raíz de un juicio contra cinco jóvenes que fueron detenidos en 2006 por llevar entre uno y tres cigarrillos de marihuana.

“Hoy tenemos una ley de drogas que podría mandar preso al consumidor si no fuera por el fallo del máximo tribunal del país”, explicó a Sputnik Nóvosti el sacerdote Juan Carlos Molina, extitular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), organismo dependiente de la Presidencia.

El llamado “caso Arriola” ocurrió en la ciudad de Rosario (centro-este), cuando la policía arrestó a tres vendedores de droga que fueron condenados a prisión efectiva por el delito de comercialización y a cinco jóvenes que llevaban en sus bolsillos cigarrillos con bajo contenido de cannabis.

Tres años después, la Corte Suprema consideró que el consumo de cannabis en el ámbito privado está protegido por el artículo 19 de la Constitución, que postula que “las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública ni perjudiquen a un tercero están solo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados”.

Para Molina, una referencia en Argentina sobre prevención de las adicciones, no se debe tener miedo al debate sobre una legalización total.

“Es necesario un Estado regulador, para que más tarde se pueda hablar de la despenalización, aunque hay que ver de qué drogas y cómo. No es lo mismo la marihuana que la cocaína”, señaló.

Uruguay

En Uruguay ya son más de 2.300 los cultivadores domésticos de marihuana registrados y autorizados, y hay 15 clubes de cannabis, auspiciosos en términos de adhesión de los usuarios al sistema, dijo a Sputnik Nóvosti el director de la gubernamental Junta Nacional de Drogas, Milton Romani.

En 2013, este pequeño país sudamericano se convirtió en el primero del mundo en legalizar la producción y comercio de marihuana, como herramienta para reducir el narcotráfico y mejorar tanto el control como la atención de los consumidores.

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La primera cosecha legal de marihuana se realizó en junio de este año, y según los cultivadores, fue “la mejor en cantidad y calidad”.

En octubre de 2015, el Gobierno otorgó a dos empresas la licitación para la producción comercial de marihuana que será distribuida en farmacias a partir de mayo de 2016.

Podrán acceder a la venta en farmacias los uruguayos que se registren en el Instituto de Regulación y Control del Cannabis, y sus datos personales serán protegidos por las garantías de la ley de habeas data.

Colombia

En Colombia, el senador Juan Manuel Galán (Partido Liberal, centroizquierda) presentó en 2014 un proyecto de ley para reglamentar la elaboración de productos médicos a base de cannabis, pero desde entonces la iniciativa avanza tímidamente en el Congreso.

En junio de este año, el congresista Roy Barreras (Partido de la U, centroderecha), presentó una propuesta para la legalización total del uso de marihuana, lo que abrió un intenso debate en el Congreso, aunque hasta ahora sin resultados.

El congresista señaló entonces que semejante medida serviría para “acabar con el narcotráfico como negocio”.

Sin embargo, en Colombia es legal tener hasta 20 plantas de cannabis con fines médicos o científicos, aunque no hay normas que reglamenten cómo se debe comerciar o qué no se puede hacer con ellas.

En 1994, la Corte Constitucional permitió el porte de hasta 20 gramos de marihuana, un gramo de cocaína y dos gramos de metacualona (un fármaco sedante e hipnótico) por persona, lo que se conoce popularmente en este país como la “dosis personal” que cada cual puede consumir con fines recreativos.

Venezuela

Mientras, Bayardo Ramírez, expresidente de la hoy extinta Comisión Nacional contra el Uso Indebido de Drogas de Venezuela, deploró, en diálogo con Sputnik Nóvosti, decisiones como la adoptada en México sobre consumo recreativo de cannabis.

“Responden a una sed de falso brillo por quienes quieren aparecer como protectores de los derechos humanos; pero actúan con el principio positivista de céteris páribus (modificar una variable y mantener constante el resto), sin suficiente respaldo científico”, dijo Ramírez.

Se trata, según el experto, “de mantener penalizado el consumo, la entrega o la producción de unas sustancias estupefacientes y no de otras, pero es como si para combatir la adicción al alcohol se autorizase el consumo de whisky al considerarlo más refinado y se continuase castigando la ingesta de ron”.

Según Ramírez, detrás de este tipo de decisiones hay “intereses de grandes trasnacionales que se preparan para migrar hacia las actuales drogas ilícitas, y hay señalamientos en ese sentido hacia (la marca de cigarrillos y la empresa tabacalera) Marlboro-Philip Morris”.

La estatal Fundación José Félix Ribas, que se ocupa de la rehabilitación de adictos y labores de educación y prevención, estimó en 2014 que en Venezuela, con 30 millones de habitantes, había unos 230.000 consumidores dependientes de marihuana.

La ley sobre sustancias estupefacientes y psicotrópicas de 1993 castiga como delitos las actividades en las cadenas de producción y distribución de ese tipo de drogas, pero considera que el consumidor de una dosis individual no es un delincuente sino un enfermo que debe someterse a tratamientos de salud y rehabilitación.

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Chile

A fines de octubre, las autoridades de Chile aprobaron la plantación de 7.000 semillas de marihuana para el uso medicinal de unos 4.000 pacientes oncológicos, con epilepsia refractaria o que sufran dolores crónicos.

El proyecto está destinado a permitir la investigación y el conocimiento de aplicaciones terapéuticas de la marihuana por parte del Instituto Nacional de Cáncer y de dos hospitales, que se harán cargo de los estudios clínicos.

En este país sudamericano es delito plantar, vender y transportar marihuana, pero un proyecto para despenalizar el cultivo con fines de consumo privado está a estudio de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.

Brasil

En Brasil, el mayor consumidor de marihuana de la región, el Tribunal Supremo Federal intenta decidir desde 2011 si es constitucional o no el artículo 28 de la ley antidrogas que penaliza el porte y uso de cualquier tipo o cantidad de droga.

Brasil tiene entre tres y cinco por ciento de sus habitantes como consumidores habituales de marihuana, según la Asociación Paulista para el Desarrollo de la Medicina, y 27 por ciento de su población carcelaria responde por tráfico de drogas.

La última encuesta del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística indica que 79 por ciento de los brasileños estarían en contra de una eventual legalización de la marihuana.

Por la composición del Congreso y la influencia de la opinión pública, sería muy difícil que Brasil aprobase una medida similar a la de México, dijo a Sputnik Nóvosti el sociólogo y profesor de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, Ignácio Cano.

“Si los proyectos que se están llevando a cabo en Chile, Uruguay o México salen adelante y finalmente EEUU avanza hacia la completa legalización de las drogas blandas, entonces sí resulta posible que la presión internacional haga cambiar la postura de Brasil sobre el asunto”, añadió el experto.

Este país “no tiene la osadía de enfrentarse a un asunto que genera tantísima división social”, sentenció.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.