Alicia Castilla, de 66 años, es una reconocida militante cannábica. Se fue a vivir a Uruguay hace tres meses en busca de tranquilidad. Le allanaron la casa y desde hace 20 días está detenida. Pide que el Consulado argentino la ayude.
 
 
 
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Comunicado de la redacción de Cannabis Magazine:
 
Lamentamos mucho el encarcelamiento de Alicia Castilla, antigua colaboradora de nuestra publicación Cannabis Magazine.
 
El tal Gonzalo (si es Gonzalo Belchi) dejó de colaborar con nosotros hace algo más de 2 años y nunca hemos vuelto a tener contacto con él ni tampoco de sus actividades. Tampoco hemos vuelto a tener ninguna relación con Alicia Castilla durante este tiempo.
 
 
También manifestar nuestro apoyo a Alicia y a todos los activistas cannábicos.
 
Lamentamos mucho el encarcelamiento de Alicia Castilla, antigua colaboradora de nuestra publicación. El Gonzalo que menciona la noticia (en caso de que realmente sea Gonzalo Belchi; de momento no se ha confirmado) dejó de colaborar con nosotros hace algo más de dos años, y desde entonces no hemos vuelto a tener relación con él ni hemos sabido nada de sus actividades. Tampoco hemos tenido relación con Alicia Castilla durante todo este tiempo. Por último, queremos manifestar nuestro apoyo a Alicia y a todos los activistas cannábicos que sufren problemas legales derivados de leyes injustas.
 
 
 
Alicia Castilla, primera militante cannábica de la Argentina, lleva 20 días presa en un penal de la localidad uruguaya de Canelones por poseer 29 plantines y 24 gramos de esa sustancia. La denuncia la hizo un español que, según Castilla, padece un Trastorno Límite de la Personalidad y vivió unos días en su casa. El consulado argentino brilla por su ausencia, pero el caso ya presiona a los legisladores locales en un país donde es legal el consumo pero no el autocultivo. En exclusiva, dijo a Tiempo Argentino: “Viví dos meses de terror con un psicópata en mi casa y ahora estoy rodeada de gente que vende pasta base, aunque en el pabellón me recibieron con aplausos y ahora soy ‘la abuela de las plantas’”.
 
 
Alicia cruzó el charco a los 66 años para buscar tranquilidad, pero su estadía es una pesadilla. Al tiempo de instalarse en su coqueta casa del Fortín de Santa Rosa, una localidad con poco más de 200 habitantes cercana a Atlántida, recibió la visita de Gonzalo, un colega de la revista española Scannabis que la ayudaría a convertir sus dos best sellers cannábicos en contenido para iPad. A los tres días, la situación cambiaría por completo ya que el joven padecería una patología que se caracteriza por la desregulación emocional, el pensamiento extremadamente polarizado y las relaciones interpersonales caóticas. Gonzalo fotografió las plantas, que todavía no habían sexado, y cuando retornó a España, envío las imágenes vía mail a la división antinarcóticos de Uruguay. El 31 de enero, Alicia regaba esas mismas plantas que usa para investigar cuando cinco patrulleros con efectivos armados hasta los dientes irrumpieron en su casa y la detuvieron. 
 
“Me dieron vuelta la casa. Me llevaron los remedios homeopáticos, guantes de látex, potes de vidrio de la cocina porque decían que tenían olor a marihuana. Me sometieron a unos aprietes tremendos, llegué a tener 14 policías dentro de mi casa y estuve una noche esposada a un banco de una cocina de la comisaría”, relató Castilla a este diario.
La carátula confeccionada por la jueza de Atlántida, la doctora Mariela Tejera, es “Cultivo de estupefacientes”, una actividad que viola el artículo 30 de la ley local. No obstante, el fin de la feria judicial determinó que la causa la tomara otra letrada, Adriana de Aziz, quien deberá probar que las plantas eran para consumo y no para investigación.
Alicia hoy permanece presa en el penal al cual ingresó luego de que la televisión local filmara sus plantas. “Cuando entré me recibieron con aplausos” –cuenta– “Soy la abuela de las plantas”. El noticiero del canal 5, la televisión pública de Uruguay, hizo una encuesta para que los televidentes opinen si es justo que esté presa o no y hasta la directora de la cárcel expresó su beneplácito por la “estadía” de la argentina en el recinto. “Me dijo que el comando está sorprendido con mi caso y con mi persona y que quieren aprovechar mi presencia aquí ‘para calmar los nervios’”, añadió.
Luego de que numerosos abogados le pidieran entre 5000 y 10 mil dólares para liberarla, logró dar con uno que sí tiene escrúpulos. No obstante, su libertad podría demandar entre 30 y 60 días.
Para matar el tiempo, Alicia improvisó un estudio sociológico de lo que las autoridades orientales llaman ‘lucha contra el narcotráfico’: “Hice una encuesta entre las más de 100 mujeres que están procesadas por vender pasta base y sólo dos me dijeron que cuando salgan van a abandonar la actividad. El resto me dijo que cuando salgan de ahí lo van a hacer mejor y muchas de ellas confesaron que antes eran minoristas pero, que con lo que aprendieron aquí, van a convertirse en mayoristas. Se aprenden los síntomas psíquicos y psiquiátricos y consiguen pastillas para venderlas a otras internas. O se recupera el tejido social con condiciones dignas de trabajo o va a haber cada vez más narcotráfico.”
 
 
 
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