Dice la leyenda que el consumo de speed permite pasar airosamente los controles de alcoholemia aun habiendo bebido más de la cuenta. ¿Será verdad? ¿Será mentira? ¿Qué será… será? Sigan leyendo y, muy pronto, lo sabrán.

Por Eduardo Hidalgo

Mythbusters (Cazadores de mitos) es un programa de televisión norteamericano en el que las más variadas creencias de la cultura popular son sometidas al rigor del método científico para confirmar o refutar su veracidad. En una de sus emisiones, los protagonistas acudieron a un circuito automovilístico cerrado acompañados por la policía y se dedicaron a beber cerveza hasta que dieron positivo en el test. A continuación pusieron a prueba los distintos métodos que, según reza la rumorología popular, permiten engañar al etilómetro, dando lugar a que arroje unas tasas de alcoholemia inferiores a las reales. Resultado: ninguno de los trucos demostró ser efectivo. De hecho, algunos no es ya que fueran ineficaces sino que se revelaron como absolutamente contraproducentes, en tanto en cuanto, al aplicarlos, el índice de alcoholemia, en vez de disminuir, aumentaba ligeramente.

Bueno es saberlo, aun cuando, aquí, en España, hacía ya tiempo que la inutilidad de todas esas artimañas había sido proclamada a los cuatro vientos por el, igualmente televisivo, bombero-torero de las ciencias sociales y de la salud -hablamos del Doctor José Cabrera Forneiro- que, en un artículo publicado en el diario La Razón, se había encargado de desmentirlos uno por uno, tal que así:

  • Si comes cuando bebes te emborrachas menos. Es un mito a medias. Lo único cierto es que el que come con alcohol tarda más tiempo en apreciar sus efectos que el que se lo toma sin haber ingerido ningún alimento, que apreciará sus consecuencias de forma casi inmediata.
  • El grano de café. No es efectivo porque el grano absorbe el alcohol que se encuentra en la saliva, mientras que el alcoholímetro de los agentes mide el alcohol que está en los pulmones.
  • Salir del coche y ponerse a correr. El ejercicio físico aumenta la velocidad de metabolización del alcohol, pero esto no se aprecia hasta pasadas al menos dos horas.
  • Tomar Almax. Este medicamento es un protector de la mucosa gástrica. Evita que algunas sustancias se absorban por el estómago y al igual que ocurre cuando se bebe y a la vez se come algo, retarda los efectos de la bebida. Pero los alcoholímetros miden el alcohol que se encuentra en los pulmones.
  • Ingerir aceite. Retarda la absorción del alcohol, pero no altera la medición que se hace de los pulmones. Tiene efectos laxantes a las dos horas de tomarse unas cucharadas.
  • Beber agua. No tiene fundamento, porque no ayuda a diluir el alcohol.
  • Comer hierba. Es sólo un laxante. No tiene valor alguno.
  • Pasta de dientes. Tampoco tiene ninguna utilidad.
  • Vomitar. Lo único que se consigue es eliminar el alcohol del estómago, pero no el que está en los pulmones.
  • El alcohol con azúcar emborracha más. Falso. El azúcar no altera el metabolismo del alcohol.
  • Beber con una pajita es más embriagador. No es cierto. Sólo que con una pajita se ingiere el alcohol más rápidamente que sorbo a sorbo de tal manera que los efectos de la bebida se aprecian antes.
  • Tomar el aire, sudar o darse una ducha fría antes de coger el coche no reduce la borrachera.

 

Sin embargo, tanto los mythbusters como el señor Cabrera olvidaron hacer mención a uno de los truquillos más celebrados y comentados por los amantes de -como dicen las autoridades- las drogas y el alcohol. Conozcámoslo de su propia boca tomando prestados los testimonios publicados por algunos de ellos en diversos foros de discusión online:

“Lo de los controles de alcoholemia lo puedo asegurar, hombre no te voy a decir que si te bebes una botella de ron y luego te metes un tiro no vas a dar positivo, pero durante una noche conozco por ser mi caso y el de varios amigos que beben bastante mas que yo, que una noche de fiesta bebiendo a gusto y metiéndote varios tiros a lo largo de la noche, si te hacen soplar puede que no des 0,0 pero si que darás mucha menos tasa, siendo por lo general por debajo del límite, cuando si no te hubieses metido speed el soplimetro daría positivo.”

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“En cuanto al dolor de cabeza con la combinación con alcohol… no lo se porque nunca bebo tanto, pero lo que si que me ha pasado 2 veces es que habiendo bebido durante la noche y haber consumido anfetamina a la mañana al ponerme a conducir, en controles de alcoholemia he dado 0,0.”

De modo que, siendo esto lo que cuentan los usuarios de anfetamina y careciendo, al respecto, de la fundamentada opinión de los expertos cazadores de mitos, decidimos que seríamos nosotros mismos quienes someteríamos tales alegatos al implacable escrutinio del método científico. Para ello, nos ocupamos de conseguir una muestra de speed y, haciendo uso de los servicios del colectivo Ai Laket!, procedimos a analizarla para conocer con exactitud su composición y confirmar la presencia de anfetamina, obteniendo por resultado los siguientes porcentajes:

Anfetamina: 8,91% Cafeína: 24,03% Sulfato cálcico: 67,06 %

Es decir, un pitxu malo de cojones, como la mismísima mayoría del que, actualmente, circula en el mercado ilegal.

Acto seguido, nos hicimos con un alcoholímetro profesional, como los empleados por los cuerpos de seguridad del estado en los controles de carretera. Finalmente, nos pusimos manos a la obra y, en rigurosa aplicación del método científico, procedimos a bebernos tres cubatas de whisky con coca-cola en un período de una hora y media, tomando medidas periódicas con el etilómetro hasta pasada una hora después de la última toma. Pasados dos días repetimos el experimento, introduciendo el consumo de speed como variable dependiente y administrándonos, para ello, una generosa ralla antes del experimento y otra igual de generosa tras acabar la segunda copa. Evidentemente, en esta segunda ocasión hicimos uso del alcoholímetro con la misma periodicidad que la vez anterior. Resultado:

  • Las tasas de alcoholemia fueron casi idénticas en las dos ocasiones.
  • La tasa de alcoholemia no se vio reducida en modo alguno por el consumo de anfetamina.
  • En ninguna de las dos ocasiones llegamos a alcanzar el límite legal para consumidores noveles de 0,15 mg/l en aire espirado.

Conclusión: mito cazado, mito refutado. El consumo de speed no engaña al alcoholímetro ni reduce el índice de alcoholemia.

Posible explicación a los testimonios publicados por algunos usuarios de anfetamina: La metabolización del alcohol depende de numerosos factores personales (género, peso, tolerancia…), de tal manera que, hay quien, con tres copas puede tener una alcoholemia muy por encima de los límites legales y quien, con las mismas copas o más, puede tenerla por debajo. Por tanto, lo más probable es que, quienes afirman haber dado negativo en un control policial tras haber consumido speed, habrán obtenido dicho resultado debido a las mencionadas variables individuales y no gracias al uso de anfetamina, cuyo efecto sobre la cantidad de aire espirado que aparece reflejada en el etilómetro es, como acabamos de demostrar, absolutamente irrelevante.

En cualquier caso, tomando en consideración que la experiencia que les acabamos de comentar se remite únicamente a un bioensayo, resulta evidente que, para refutar o confirmar con absoluta certeza los supuestos efectos de la anfetamina sobre el índice de alcoholemia, debería repetirse el experimento contando con una muestra mayor de sujetos experimentales. Con todo, los resultados preliminares son los que son y vienen a indicar lo que, invariablemente, afirman todos los entendidos en la materia, es decir: que, si se ha bebido más de la cuenta, no hay truco que valga para salir airoso de un control de carretera… a excepción, todo hay que decirlo, de los que son capaces de ingeniar los auténticos maestros de la picaresca española, como este que les comentaremos a continuación, tomado del ya mencionado artículo del diario La Razón:

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“Es el caso que le ocurrió a un agente a altas horas de la madrugada por una carretera secundaria: «Estábamos haciendo un control cuando vemos pasar un coche de lujo que se detiene a los cien metros del lugar donde nos encontrábamos. Nos acercamos a la ventanilla y observamos a tres hombres de entre 40 y 50 años sentados en el asiento trasero, con los brazos cruzados y durmiendo, aparentemente. ¡Oigan!, les alertamos de nuestra presencia. Uno de ellos finge despertarse y comienza a explicarnos que vienen de una fiesta. Por el olor que desprendían parecía evidente que habían bebido. Le preguntamos por el conductor y entonces el hombre comienza a hacer una magnífica representación haciendo aspavientos y preguntándose dónde está Manolo, el supuesto conductor. ¡Manolo!, ¡Manolo!, le llamaban a voces. Evidentemente el tal Manolo no apareció porque el conductor era alguno de los que habían fingido dormir en el asiento trasero, pero no podíamos practicar una prueba de alcoholemia ni multar a otra persona que no fuera el que conducía el vehículo. Visto el panorama y ante la imposibilidad de hacer el test al supuesto Manolo, tuvimos que marcharnos sin multar a nadie».”

Consideraciones finales.

Llegados a este punto, tan sólo quisiéramos añadir dos notas finales:

  1. – A día de hoy, en los controles policiales de carretera no sólo se realizan test de alcoholemia sino que también se hacen test de consumo de drogas. De modo que, tomar speed además de alcohol, equivale a tener todos los puntos para que te quiten unos cuantos puntos del carnet y te obsequien con una cuantiosa y dolorosa multa.
  2. En términos de responsabilidad ante el consumo de sustancias psicoactivas, cuando hablamos de conducir un vehículo a motor, más importante que salvarse de un control policial es salvar la propia vida y las de los demás o, al menos, no someterlas a peligros añadidos, como pilotar bajo los efectos de una droga. De modo que, en lo que a nosotros respecta, si tuviéramos que darle algún amable consejo, amigo conductor, hemos de decir que no sería otro sino este:

 

Si conduces
no te metas
que si te metes
te la metes
y te matas
o nos matas

¡¡¡Papanatas!!!
¡Matao!
¡¡¡No conduzcas colocao!!!

Ten un poco de respeto,
que te meto
Anacleto.

Y tú lo mismo
Madaleno
dale al freno.

¡¡¡Que pareces memo!!!

Fijaos en mí
que soy la repanocha
me meto cosa fina por la tocha.

De fiesta toda la noche
y paso del coche
voy en tren

¡¡¡Que os den!!!

Me suelo bajar en Atocha,
voy a Lavapies y me quedo de gaupasa.

¡Qué pasa!

Hasta que me canso y me voy a casa,
con mi piba,
la Tomasa.

¡Que payasa!

¡Vaya brasa!

Cualquier día se me casa.

¡Ya te digo!

¡¡Conmigo!!

¡¡¡Qué castigo!!!

Ya no sé ni lo que digo,
así que me despido.

¡¡¡Bienvenido!!!

Referencias:

Mythbusters. Disponible en:

http://es.wikipedia.org/wiki/Mythbusters#Mitos_puestos_a_prueba

RUIZ, R. Burlar al alcoholímetro: una misión imposible. La Razón, 15 de diciembre de 2005.

Disponible en: http://www.drogomedia.com/hemeroteka/archivos/200512113.pdf

Acerca del autor

Eduardo Hidalgo
Yonki politoxicómano. Renunció forzosamente a la ominitoxicomanía a la tierna edad de 18 años, tras sufrir una psicosis cannábica. Psicólogo, Master en Drogodependencias, Coordinador durante 10 años de Energy Control en Madrid. Es autor de varios libros y de otras tantas desgracias que mejor ni contar.