Los productores de cannabis conocen bien la importancia de la luz en el proceso reproductivo de la planta. Los ciclos de luz-oscuridad son fundamentales para que la planta crezca y empiece a florecer en el momento deseado, por lo que es importante localizar una ubicación con las condiciones adecuadas que favorezca el proceso.

Pero existe un tipo de semilla que no precisa un suministro de luz tan largo y exigente. Se trata de las semillas autoflorecientes a granel o envasadas, también llamadas automáticas, que proporcionan una cosecha de calidad transcurridos dos meses desde el momento de la siembra. 

Semillas autoflorecientes más productivas

El auge del cannabis legal en distintas partes del mundo ha permitido desarrollar una industria amplia y diversificada. Existe una enorme variedad de semillas autoflorecientes a granel, pero vamos a destacar algunas:

  • Auto Jack: es una de las variedades más productivas existentes en el mercado y destaca por el tamaño que alcanzan las plantas. En condiciones favorables, se ensancha considerablemente, por lo que es preciso ubicarlas en espacios desahogados. Sus cogollos proporcionan un humo denso muy apreciado entre ciertos grupos de consumidores. Su principal virtud es su efecto relajante, por eso se utiliza con frecuencia para favorecer el sueño.
  • Critical Jack Auto : es una variedad que tiende a crecer en sentido vertical, lo que permite aprovechar bien el terreno plantando semillas más próximas. La producción finaliza trascurridos unos dos meses y se caracteriza por un sabor permanente entre cítrico y dulce.
  • Cream Mandarine Auto: es la versión autofloreciente de la Cream Mandarine y es muy apreciada por su intenso sabor a mandarina.
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¿De dónde provienen?

Las semillas autoflorecientes provienen del cruce de la especie ruderalis con otros tipos de semillas, como pueden ser la índica y la sativa. La ruderalis, que es la que aporta a la planta su carácter especial, proviene del norte de Asia y está acostumbrada a los climas fríos. Su desarrollo no tiene una relación directa con los fotoperiodos, por lo que florece automáticamente cuando alcanza un tamaño determinado y sin necesidad de un aporte de luz extra.

Las plantas autoflorecientes tienen un tamaño algo más pequeño que el resto y, por lo general, raramente superan los 80 cm. Eso no significa que no existan plantas más altas; la genética sigue evolucionando y en algunos lugares han crecido ejemplares que alcanzan el metro y medio.

Rapidez

La gran ventaja de estas plantas es la rapidez. Si una semilla de cannabis normal tarda unos 2 tres meses en crecer y otros 2 meses en terminar la floración, en el caso de las autoflorecientes el tiempo se reduce a algo más de la mitad. En dos o tres meses, dependiendo de los casos, la planta habrá terminado su proceso productivo y los cogollos se podrán recolectar. Eso sí, al ser más pequeñas, el número de cogollos será menor que el una planta de cannabis corriente.

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Otra ventaja de estas plantas es que son fáciles de cultivar. Además, la variedad ruderalis está acostumbrada a los climas fríos y eso permite periodos de siembra mucho más amplios en zonas como la península ibérica. Aunque los periodos de mayor producción son los meses cálidos, en realidad podrían plantarse semillas a granel en cualquier época del año. 

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.