Que viene el lobo

Cuando hablamos de los daños o riesgos a los que se expone la persona que usa drogas, generalmente tendemos a pensar que estos daños proceden de los efectos negativos que el consumo puede tener sobre el organismo de la persona. Así, rápidamente, tendemos a equiparar los daños relacionados con las drogas con las intoxicaciones, el desarrollo de una adicción o de problemas físicos o mentales e, incluso, la muerte. Sin embargo, también existen otros daños que no tienen que ver tanto con las propias drogas como con la estigmatización que el prohibicionismo produce con el fin de disuadir de su consumo. En esta serie de dos artículos, veremos algunos ejemplos de cómo los medios contribuyen a los procesos de estigmatización (1.ª parte) y qué consecuencias tienen para las personas usuarias de drogas (2.ª parte).

por Claudio Vidal y Nuria Calzada, Energy Control

La estigmatización de grupos sociales considerados como desviados o moralmente inaceptables no es un fenómeno nuevo. Y las personas que usan drogas no han escapado de ello. De hecho, la estigmatización de las personas usuarias de drogas, junto con su criminalización, han sido identificadas como una importante consecuencia negativa de la guerra contra la drogas(1). Las minorías étnicas o las mujeres consumidoras han sido tradicionalmente objeto de una gran estigmatización. Pero también lo han sido los jóvenes y sus consumos, sobre todo a través de las informaciones generadas por los medios de comunicación.

Cuando hablan de drogas, los medios de comunicación suelen abordar de manera preferente la acción policial contra el narcotráfico: operaciones policiales, decomisos, detenciones e incautaciones. Pero cuando hablan de otras cuestiones relacionadas con las drogas, el tono sensacionalista y la información poco rigurosa deforman la realidad y contribuyen a la aparición y extensión de pánicos mediático-morales que acaban por desinformar a la opinión pública y estigmatizar a las personas que usan drogas. En general, estos pánicos, que no son exclusivos de las drogas, surgen cuando se informa de “condiciones, episodios, personas o grupos de personas que comienzan a ser definidas como una amenaza a los valores e intereses sociales, cuya naturaleza es presentada de forma estilizada y estereotipada” y convertidas en “demonios populares(2). Para que estos pánicos morales se generen tiene que existir una ansiedad o preocupación por parte de la sociedad en relación a un comportamiento sobre el que existe un amplio y unificado consenso de que es inadmisible a pesar de que, en general, se trate de fenómenos muy novedosos y poco habituales, que lleva a que las personas que se comportan así sean vistas con hostilidad y retratadas de forma muy volátil en los medios de comunicación(3). Estos pánicos morales no sólo llevan a la estigmatización de personas o grupos. En ocasiones, también llevan a la adopción de medidas legislativas(4) que impactan sobre ellas al ser criminalizadas. Veamos algunos ejemplos.

 Vídeo de la familia de la víctima de mefedrona pide más educación. Telegraph

Pánicos relacionados con nuevas drogas

La aparición de nuevas drogas psicoactivas (NPS, del inglés new psychoactive substances) es uno de los retos más importantes a los que se enfrentan las actuales políticas de drogas y que claramente las ha puesto en jaque(5). En España, el tratamiento mediático del fenómeno no ha escapado del sensacionalismo con el que es abordado en otros países y ha contribuido a la propagación de pánicos importados. Sin embargo, por su relevancia, nos centraremos aquí en los casos de la mefedrona en Reino Unido y el de las “sales de baño” en Estados Unidos. Son dos buenos ejemplos de cómo los pánicos generan “demonios” que acaban siendo prohibidos.

En marzo de 2010 dos jóvenes fueron encontrados muertos en su casa de Scunthorpe (Reino Unido) y las primeras declaraciones de la policía atribuyeron los fallecimientos al consumo de mefedrona, a pesar de no contar con análisis toxicológicos que lo confirmaran(6). El hecho dio lugar a una intensa campaña en los medios de comunicación que desembocó en su prohibición en el mes de abril de aquel año. Un mes más tarde se descubrió que no habían consumido mefedrona(7) pero ya estaba prohibida a pesar de que numerosos expertos señalaron que no era adecuado implementar tal medida(8). En este caso, los medios jugaron un papel determinante, con titulares tremendamente sensacionalistas acompañados con declaraciones de los padres afectados  y una campaña pública que ejerció una notable presión al gobierno británico(9).

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En mayo de 2012, una persona golpea a un indigente en Miami (Estados Unidos) acusándolo de haber robado su Biblia y la emprende a mordiscos provocando a su víctima serias lesiones en la cara. El ataque fue de tal violencia que sólo cesó cuando un policía acabó con su vida. De nuevo, fue la misma policía la que, sin mediar análisis toxicológico alguno, atribuyó el comportamiento del agresor al consumo de las llamadas “sales de baño”, nombre que en Estados Unidos se dio a las catinonas sintéticas. Fue el origen de la bautizada por los medios como “droga caníbal”. Y, de nuevo, los análisis toxicológicos no consiguieron confirmar su presencia en el organismo del agresor. Sea como fuere, poco después del incidente se aprueba la llamada Synthetic Drug Abuse Prevention Act(10) para prohibir 26 tipos de cannabinoides sintéticos y catinonas sintéticas y, en sus propias palabras, “educar a la gente sobre los tremendos riesgos para la salud de estas sustancias”(11).

Pánicos made in Spain

Los medios de comunicación españoles también se hicieron eco en su momento de los pánicos anteriores, así como de otros como los de la alfa-PVP y sus efectos que, según los medios, hacen que quien la toma tenga extraordinarios poderes sobrehumanos. Pero, sin duda, uno de los pánicos autóctonos más relevantes fue el del verano de 2011, tras el fallecimiento de dos jóvenes que habían acudido a una fiesta rave en Getafe(12). Los primeros análisis realizados a una tercera persona intoxicada grave mostraron que en su sangre había restos de alcohol, speed y estramonio, una solanácea que contiene hiosciamina, escopolamina y atropina y que puede ser muy tóxica si no se guarda especial cuidado con la dosis. Aunque finalmente la causa de la muerte fue atribuida a un golpe de calor(13) y quienes lo suministraron a los jóvenes fallecidos fueron absueltos del delito, entre otros, de homicidio imprudente(14), afortunadamente no vimos cambios legislativos para prohibir el estramonio (cosa difícil porque crece silvestre en muchas zonas del país e, incluso, se emplea para la ornamentación de las ciudades). En España la respuesta fue más peculiar: algunos alcaldes buscaron erradicar la planta(15, 16). Sin embargo, la cobertura mediática del suceso y la gran publicidad hecha a la planta desembocó en una intoxicación no fatal una semana después en Badajoz(17).

Los pánicos morales no sólo se construyen a partir de las sustancias sino también a partir de comportamientos que son sobredimensionados y corren el riesgo de acabar siendo considerados como normativos de un grupo concreto. Es el caso de las nuevas formas de consumo de drogas (el tampodka o el eyeballing) o de comportamientos estando bajo el efecto de ellas (el balconing o el mamading). El tampodka que consiste en mojar un tampón vaginal en alcohol, en vodka para ser más exactos, fue calificado en 2013 como una de las “peligrosas modas” para consumir alcohol, al igual que el eyeballing, consistente en introducir el alcohol por los ojos, o los oxy-shots (unos dispositivos nebulizadores con oxígeno para aspirar el alcohol). En estos casos no faltaron médicos ni catedráticos de toxicología que se subieron al carro de la desinformación y señalaron los tremendos efectos tóxicos de estas prácticas. Tampoco faltó la Policía aconsejando “evitar mezclas o prácticas peligrosas (tamponing)”(18) y, como en el caso del estramonio, tampoco faltó quien las acabó poniendo en práctica(19).

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Y hasta aquí los ejemplos. En el próximo artículo abordaremos las consecuencias que estos pánicos tienen para las personas que usan drogas. Sólo para abrir boca, diremos que estas consecuencias van mucho más allá de la indignación por el sensacionalismo con que los medios de comunicación abordan los consumos de drogas, y las personas que las usan, tanto en nuestro país como fuera de él.

REFERENCIAS

(1) Transform Drug Policy Foundation (2012). The War on Drugs: Promoting stigma and discrimination. Campaña “Count the costs”. Disponible en: http://goo.gl/FmqOWo.

(2) Cohen, S. (2004). Folk devils and moral panics. Londres: Routledge.

(3) Goode, E., y Ben Yehuda, N. (1994). Moral panics: the social construction of deviance. Oxford: Blackwell.

(4) Miller, B. L., Stogner, J. M., Agnich, L. E., Sanders, A., Bacot, J., & Felix, S. (2014). Marketing a panic: media coverage of novel psychoactive drugs (NPDs) and its relationship with legal changes. American journal of criminal justice, 39, 3, 1-19.

(5) Vidal, C., y Calzada, N. (2015). Nuevas drogas: ¿un jaque mate a las políticas prohibicionistas?. Cannabis Magazine, 138.

(6) Britten, N., y Whitehead, T. (2010). “Police investigate deaths of two teens linked to mephedrone”. The Telegraph, 16 de marzo de 2010. Disponible en: http://goo.gl/1iKMwH.

(7) BBC (2010). “Teenagers’ deaths ‘not caused by mephedrone”. BBC News, 28/05/2010. Disponible en:http://goo.gl/aCymzV.

(8) Nutt, D. (2010). “Lessons from the mephedrone ban”. The Guardian, 28/05/2010. Disponible en: http://goo.gl/5OgSSF.

(9) Bell, J. (2010). “Parents of young mephedrone victims back campaign”. The Press, 22/03/2010. Disponible en: http://goo.gl/erSVYV.

(10)http://goo.gl/40HyOi.

(11)http://goo.gl/V4RcvU.

(12) Barroso, F. J., y Quesada, J. D. (2011). “Dos jóvenes muertos y otro en estado grave tras una fiesta ‘rave’ en Getafe”. El País, 22/08/2011. Disponible en: http://goo.gl/YfsDhP.

(13) El País (2011). “La autopsia apunta a que los jóvenes del estramonio murieron por golpe de calor”. El País, 29/08/2011. Disponible en: http://goo.gl/PGDeDs.

(14) El País (2014). “Absueltos los acusados de la muerte de dos jóvenes en la ‘rave’ de Perales” El País, 2/10/2014. Disponible en: http://goo.gl/upqE5K.

(15) Quesada, J. D., y Nelson, D. (2011). “Soler contagia su ‘cruzada’ contra el estramonio a otros alcaldes del PP”. El País, 27/08/2011. Disponible en: http://goo.gl/HOMi3b.

(16) Diariocritico.com (2011). “Madrid declara la guerra al estramonio, planta alucinógena, antes de que se ponga de moda”. Disponible en: http://goo.gl/HO07Il.

(17) El Mundo (2011). “Un joven, en estado de coma en Badajoz por ingerir hojas de estramonio”. El Mundo, 28/08/2011. Disponible en: http://goo.gl/xqcRDU.

(18) El Huffington Post (2013). “Consejos de la Policía para un verano seguro: los 10 mandamientos”. El Huffington Post, 21/07/2013. Disponible en: http://goo.gl/Yz64qh.

(19) laverdad.es (2013). “Atendida en Calasparra una joven con intoxicación etílica por la práctica del tampodka”. laverdad.es, 24/06/2013. Disponible en: http://goo.gl/qndHxS.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.