Este artículo es el tercero de la serie que investiga y expone la situación de la planta del cannabis en diferentes países del mundo. Trabajando como gerente de Green House Seed Company he tenido la oportunidad de viajar a muchos lugares del mundo; tras muchos años experimentando de primera mano las subidas y bajadas de muchos países, es un placer y un honor para mí compartir esta información con todos los lectores de El Cultivador y Cannabis Magazine.

Por Franco Loja

 

Este mes hecho un vistazo a Países Bajos como cierre del enfoque de Europa. En los próximos números comenzaré escribiendo sobre África (Malawi, Sudáfrica, Suazilandia e Isla Mauricio) y algunas islas del Caribe (Jamaica, Antigua, Santa Lucía, Barbados, Trinidad y San Vicente).

En los Países Bajos el cannabis puede ser muy querido o muy odiado, dependiendo de los puntos de vista político y social de cada individuo en cuestión. No obstante, el cannabis está oficialmente tolerado y esto es un estatus muy especial. Es muy importante especificar la diferencia entre legal y tolerado, porque la mayor parte de los turistas que llegan a Holanda piensan que el cannabis es legal, y eso no es así.

Los Países Bajos firmaron en 1961 el tratado de drogas de las Naciones Unidas (incluyendo el cannabis), por eso no es posible que los holandeses legalicen completamente la planta del cannabis. Las leyes internacionales prohíben a los gobiernos beneficiarse de la venta de sustancias ilegales, así que los holandeses no pueden legalizar el cultivo del cannabis para uso lúdico. Lo que hacen, en su lugar, es tolerar la venta, posesión de pequeñas cantidades y consumo del cannabis (pero no su producción). Esta alternativa proviene de la necesidad de la salud pública de separar drogas blandas de drogas duras, y de crear un entorno controlado y seguro para los consumidores de cannabis. La tolerancia comenzó en 1976 cuando el primer coffeeshop oficialmente tolerado abrió en Amsterdam. De acuerdo con la ley holandesa, se tolera llevar 5 gramos de cannabis contigo en cualquier momento. También se tolera fumar cannabis en coffeeshops con su debida licencia, propiedades privadas y en lugares públicos al aire libre (excepto parques infantiles y patios de colegios). Los coffeeshops no tienen licencia para vender cannabis, lo que tienen es una exención de ser perseguidos. Cada municipio es libre de decidir si permite coffeeshops en su territorio o no (más del 60% de las pequeñas y medianas ciudades holandesas no tienen ningún coffeeshop), y son el alcalde, junto con la aprobación del consejo municipal, quienes permiten operar a los coffeeshops, no la ley nacional. Por el momento, el derecho de los conservadores trata de imponer nuevas regulaciones a los coffeeshops (pases de sólo residentes, límites en el contenido de THC), pero no se sabe con seguridad cuándo se implementarán estás nuevas medidas, porque los holandeses necesitan del turismo como apoyo económico. Los próximos meses serán cruciales para decidir la nueva política holandesa para los coffeeshops.

El cultivo del cannabis para su venta en coffeeshops es ilegal y más o menos perseguido activamente, dependiendo del gobierno que esté al cargo. Durante los mandatos socialistas la policía tendía a cerrar un ojo hacia el cannabis y enfocarse, por el contrario, en drogas duras (Holanda produce la mayoría del éxtasis que circula en Europa). Pero en los últimos 6 años en el poder de coalición demócrata-cristiana, los cultivadores de cannabis están pasando malos tiempos. El gobierno conservador trata de tomar medidas enérgicas contra los cultivadores de cannabis a gran escala porque están involucrados en exportar cannabis a otros mercados europeos, mientras intentan a la vez reducir el número de coffeeshops en el país. Amsterdam tiene ahora 228 coffeeshops, 43 han tenido que cerrar o reubicarse en 2011, debido a la nueva aplicación de la ley que prohíbe a los coffeeshops estar a menos de 250 metros de una escuela. En la cuidad de Bergen-op-Zoom, en la frontera belga, el alcalde ha ordenado cerrar todos los coffeeshops: esto se debe oficialmente a los disturbios ocasionados por los turistas que van de Bélgica a comprar cannabis en masa, especialmente los fines de semana. En realidad está claro que hay una tendencia política a limpiar la imagen de Holanda de país con una tolerancia relativa a las drogas. Es fácil ver que la tolerancia ha hecho que Holanda sea tan famosa en todo el mundo, ya ahora empieza a derrumbarse bajo las duras críticas de otras naciones, especialmente Francia, Suecia y Alemania. Mientras la mayoría de los alcaldes de Holanda está realmente a favor de legalizar el cultivo del cannabis para reducir los beneficios del crimen organizado, el gobierno central va en dirección opuesta, endureciendo las normas y aplicando multas severas a negocios e individuos involucrados en la venta de cannabis (dueños de coffeeshops, bancos de semillas).

Además de estos esfuerzos por parte del gobierno de dar mala fama al cannabis, la realidad es que el cannabis emplea directa o indirectamente a más de 50.000 personas de la sociedad holandesa (coffeeshops, bancos de semillas, trabajadores de grow shops y tiendas de souvenirs, tiendas de cáñamo, revistas). También están los beneficios añadidos que da el cannabis a la economía holandesa (aerolíneas, taxis, hoteles, restaurantes y actividades turísticas en general que atrae el turismo cannábico también).

Cultivar cannabis en Holanda se está convirtiendo en un negocio dificultoso. El clima no permite cultivos comerciales en exterior, así que la producción para los coffeeshops se hace en interior e invernaderos. Los cultivadores holandeses normalmente trabajan con plantas madres y esquejes y, muy raramente con semillas de sus cosechas. Los grow shops en Holanda son grandes y están bien provistos de la última tecnología; los más profesionales incluso ofrecen consejos de cultivo y apoyo técnico. Los cultivadores más activos tienen una red de localizaciones, porque es más fácil y más seguro que operar con grandes producciones centralizadas. Hay mucha competencia en el mercado holandés, y, habitualmente, la yerba de mejor calidad acaba en los coffeeshops, mientras la de menor calidad se exporta a otros países (Alemania, Reino Unido, Bélgica, Francia e Italia como destinos más comunes, pero algunas veces también llega hasta Japón y Australia).

A los cultivadores holandeses les gusta probar nuevos equipos y nuevas técnicas, y hay distintas tendencias que compiten por los mayores precios del mercado. La yerba bio-orgánica siempre es la más solicitada, así como los cogollos hidropónicos de gran potencia. Esto genera una gran gama de variedades y tipos de yerba en el mercado. Los mejores coffeeshops tienen menús muy variados, llegando a más de 30 tipos diferentes de yerba.

Holanda lleva siendo tolerante desde el siglo XVII, cuando comenzó la libertad de prensa, atrayendo a los escritores perseguidos de todo Europa. Y la tendencia continúa, aún más en estos tiempos; en los últimos 30 años muchos extranjeros han tenido que ir a Holanda como refugiados cannábicos, y muchos de ellos han conseguido ser figuras famosas dentro de la escena cannábica por sus genéticas y su trabajo. Algunos han abierto bancos de semillas. La mayoría de las variedades que tienen éxito hoy en día derivan de los clones traídos a Holanda desde EEUU o Canadá, así como de África, Asia y Sudamérica.

El aspecto comercial de la producción de cannabis ha traído consigo muchos aspectos negativos. El crimen organizado está más y más involucrado con la producción a gran escala y la exportación de cannabis, mientras se mantiene ocupado con otras actividades ilícitas como las drogas duras y la prostitución. Debido a que la demanda es siempre mayor que la oferta, algunas organizaciones criminales han empezado a “cortar” la yerba con metales pesados o polvo de vidrio, una práctica extremadamente peligrosa que creó una gran alarma entre la sociedad holandesa. Muchos cultivadores utilizan pesticidas y productos químicos peligrosos en sus cosechas, pocos coffeeshops analizan sus productos en busca de pesticidas o sustancias tóxicas porque la ley no lo requiere. La mayoría de los coffeeshops bien establecidos sí analizan su cannabis para garantizar la ausencia de pesticidas y la mayor calidad del producto.

Un lugar diferente en la sociedad holandesa está reservado para el cannabis medicinal, producido y distribuido por el Ministerio de Sanidad a través del BMC (Oficina para el Cannabis Medicinal). Esta oficina expide licencias legales para cultivadores del estado y controla la producción y distribución a farmacias. El proceso de producción está estrictamente controlado y tienen que cumplir las normas internacionales para la producción de plantas medicinales. El cannabis medicinal de los cultivadores con licencia del gobierno no se vende en coffeeshops. El programa gubernamental del cannabis medicinal empezó en 2001, pero nunca llegó a ser muy popular, porque el precio del cannabis medicinal en farmacias es mucho más alto que el precio en los coffeeshops y el sistema sanitario no subvenciona el cannabis medicinal. Como consecuencia de esto, la mayoría de los enfermos que necesitan cannabis medicinal lo compra en coffeeshops, donde es más barato.

Mirando al futuro, parece lógico esperar que el cannabis vaya a ser incluso más regulado y más aceptado en Holanda, teniendo también en cuenta la parte de la producción. Parece que estos últimos 30 años deberían representar una transición entre la ilegalidad y la legalidad, como un proceso de aprendizaje de la sociedad. Pero, a veces, las fuerzas políticas y económicas presionan contra el cannabis de tal manera que es imposible hacer una predicción realista. Lo que sí es seguro es que los amantes del cannabis de todo el mundo siguen considerando Holanda como el centro de la cultura cannábica. Y sigue siendo el único lugar del planeta donde uno puede entrar en una tienda, elegir el cannabis de la carta y fumarlo, sabiendo que no está cometiendo un delito, sin sentirse un delincuente. Este aún es un sentir muy especial, sobre todo para los que se han educado en sociedades más represivas.

Franco Loja
www.strainhunters.com
www.greenhouseseeds.nl

 

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.