Las shishas no son una alternativa saludable

Malas noticias para los amantes de las shishas: el que fuma a través de una pipa de agua expone su organismo a peligrosos contaminantes en unas concentraciones considerables. Durante las últimas semanas se ha dado visibilidad a un estudio publicado en la revista Public Health Reports, difundido a principios de año. En este estudio, los investigadores han hecho público que a lo largo de una sesión de “ahumado” con shisha, los fumadores inhalan (entre otros) 25 veces más alquitrán y 2,5 veces más de nicotina que en el consumo de un cigarrillo.

 Autor/adaptación al castellano: Michael Moldrickx, Centro Demeter

Las cachimbasson populares, pero no son la alternativa saludable al cigarrillo

Se ha demostrado definitivamente que fumar es dañino para la salud. El consumo de tabaco no sólo aumenta el riesgo de padecer cáncer y afección cardiovascular, sino que también incrementa el riesgo de infecciones o fallos renales. Debido a las secuelas de estas afecciones, la esperanza de vida de un fumador es manifiestamente más corta. El hecho de fumar cigarrillos está en entredicho (en los últimos tiempos) y muchos fumadores han optado por buscar alternativas más saludables.

Junto a los cigarrillos electrónicos, las pipas de agua han ido alcanzado cada vez más popularidad. Pero el que echa mano a una shisha para no fumar un cigarro le hace flaco favor a su cuerpo, como informa el equipo de científicos de la Pittsburgh School of Medicine, bajo la supervisión del profesor Brian A. Primack. En consecuencia, los fumadores de shishas inhalan grandes cantidades de toxinas.

Toxinas en el vapor de agua

Para elaborar su estudio, los investigadores llevaron a cabo un metaanálisis de los estudios sobre el tema que han sido publicados hasta la fecha. Para dicho fin analizaron 542 artículos científicos que se ocupan o centran en torno al consumo de pipas de agua y cigarrillos. De todos ellos, 17 resultaron ser los más indicados para contestar la pregunta de los investigadores: ¿a cuáles y a cuántos componentes dañinos son expuestos los fumadores de pipas de agua y los amantes de los cigarrillos cuando fuman?

Los resultados señalan lo siguiente: en comparación a un cigarrillo, se somete al organismo, en una ronda de shisha, a 125 veces más humo y 25 veces más alquitrán aproximadamente. Independientemente de ello, se inhala 2,5 veces más nicotina y 10 veces más monóxido de carbono.

¿Un peligro infravalorado?

Sin embargo, los científicos dejan constancia de que su comparación tiene algunos puntos flacos. Es difícil establecer una comparación entre una sesión de cigarrillos y una de pipa de agua debido a que el comportamiento difiere considerablemente. Mientras un consumidor de cigarrillos consume a lo largo del día, digamos, 20 cigarrillos, el fumador de shisha echa mano a la pipa a lo sumo una o dos veces. Por otro lado, una sesión de shisha dura considerablemente más tiempo que el consumo de un cigarrillo, debido a esto se inhalan más toxinas.

Según declaraciones del profesor Primack: “Con los datos de estudiodisponibles no podemos demostrar con total seguridad si los fumadores de shisha viven de una forma menos saludable que los de cigarrillos; sin embargo, nuestro estudio sugiere que al fumar shishas se exponen a más toxinas de las que probablemente sean conscientes”.

Droga de iniciación

Las pipas de agua no son una alternativa saludable al cigarrillo aunque, gracias al sabor dulce y al enfriamiento del humo, lo inhalado irrita menos la garganta. Son precisamente esas propiedades las que convierten a las pipas de agua en una vía de iniciación al consumo de tabaco entre adolescentes y jóvenes adultos.

El profesor Primack y sus colegas exigen que el tema sea puesto en conocimiento de la opinión pública. A su vez, tendría que haber más control e información sobre el consumo de pipas de agua, sobre todo orientado al sector juvenil (Public Health Reports 2016 y Pittsburgh School of Medicine, 12.01.2016 – DAL).

La controversia está servida

Habiendo querido respetar tanto el estudio como las declaraciones del profesor Primack, hemos procurado mantener en el contexto inicial el estudio publicado, no obstante, dentro de la opinión personal del autor de este artículo de adaptación al castellano (y como los propios investigadores del estudio han dejado constar) su comparación tiene algunos puntos flacos.

Por un lado, “llevo fumando pipas de agua más de media vida y lo que puedo asegurar con certeza es que, independientemente a los ‘cálculos’ o valores resultantes de dicho estudio, los resultados chocan drásticamente con la experiencia personal adquirida”, expone el autor. “Aun en el caso de que esos cálculos se basaran en la cantidad de tabaco total que contiene cada método de consumo, hay que considerar que una shisha se suele ‘purgar’ para desplazar el humo estancado que consume una buena parte de la ‘carga’, algo que (casi) no se hace con un cigarrillo”.

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Por otro lado, hay que tomar en consideración la ingente cantidad de residuos que quedan atrás en una pipa y en el agua. A la hora de fumar cigarrillos, dichos residuos entran (prácticamente en su totalidad) en los pulmones. La pequeña gran diferencia es evidente: fumando la misma cantidad de tabaco por una pipa de agua y por un cigarrillo, la cantidad de residuos que logramos filtrar (y, a posteriori, desechar) a la hora de fumar por una pipa de agua, conviene tenerla en cuenta, principalmente en comparación a esos residuos que a la hora de fumar un cigarrillo acceden directamente y se quedan depositados en los pulmones.

Un peligro que nadie ve

Según la opinión personal del autor, uno de los factores más peligrosos de los cigarrillos es la presencia de filtros sintéticos que usan (como única razón) para evitar que a los fumadores les entre el tabaco en la boca o les manche los dientes y los dedos. Posteriormente, los fabricantes de cigarrillos lo usaron para poder regular (por ejemplo: añadiendo aire al humo mediante micro perforaciones a la altura del filtro, donde se apoyan los dedos) los valores de nicotina y alquitrán del humo.

Dejando a un lado la estética personal y el factor de engaño, para los aparatos de medición (que verifican que los valores de los cigarrillos coincidan con los valores especificados en las cajetillas) que usan algunos fabricantes, los propios filtros constituyen el mismo (o incluso mayor) riesgo de padecer cáncer en las vías respiratorias que los componentes dañinos y tóxicos del tabaco. Los filtros de los cigarrillos se fabrican a través del método de estirado y son un aglomerado de fibras duras e irregulares que permiten tanto el paso del aire como la retención de polvillo. Que los filtros retengan una pequeñísima parte de los componentes del humo no hace el humo más sano. El problema no son los filtros en sí, sino las fibras microscópicas que sueltan a la hora de aspirar (las primeras veces) a través de los mismos. Dichas fibras, por su consistencia y su lenta descomposición, si entran por las vías respiratorias y se alojan en los alvéolos, tiene como resultado final algo que se pudiera relacionar a los daños originados por las fibras de asbesto. El gran problema de los filtros de cigarrillos es que su descomposición es extremadamente lenta y difícil. Si alguien lo duda, que pregunte a un responsable de una depuradora a ver lo que opina de “los dichosos filtros de cigarrillos”.

Al prácticamente no descomponerse, si las referidas fibras (que se originan a la hora de la fabricación, corte, enrollado… del material filtrante) entran por las vías respiratorias y, posteriormente, no son expectoradas a través de las flemas que producen los pulmones, y se asientan en los alvéolos, el propio organismo las encapsula (como a una fibra de asbesto), con el tiempo se enquistan y en el peor de los casos provocan la creación de células cancerígenas.

A la hora de fumar por pipa de agua, este peligro proveniente de los filtros de cigarrillos se desvanece por completo. No es que los filtros de los cigarrillos vayan a soltar grandes cantidades de pelusa microscópica, pero si tenemos en cuenta los años que perdura la adicción del fumador y que lo que una vez se asienta ya no se va, y lo que se acumula (prácticamente) no se descompone ni es asimilado por el propio organismo… pues ya me dirán.

Y si ahora alguien me dice que eso no es así, que por favor me indique los estudios científicos pertinentes que avalen lo contrario a lo expuesto.

¿Qué es peor, el propio tabaco o lo que se le echa para mejorar el sabor?

También está el tema del “condimentado” del tabaco. El añadido de sopa al tabaco no es un método exclusivo de la industria de cigarrillos, también el tabaco de pipa destinado a ser consumido en shishas suele ser mezclado con los más diversos añadidos. Estos van desde la melaza y la miel hasta la vainilla, pasando por el café, las flores silvestres o incluso diferentes maderas. Ciertos condimentos para dar sabor todavía tienen un pase, pero eso de añadir melaza no es precisamente sano. Sin olvidar que con las shishas, en algún caso, se suele echar encima del tabaco unos pedazos de carbones/brasas para facilitar la quema. ¿A alguien le suena eso de que las centrales eléctricas que usan el carbón como combustible son propensas a crear lluvia ácida y otro tipo de contaminantes atmosféricos muy dañinos para la salud?

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Otro punto fundamental que queda por precisar es la asimilación del efecto negativo cuando se fuma a través de una shisha y a través de un cigarrillo. Al fumar un cigarrillo se aspira de forma más profunda y ansiosa, en un plazo de tiempo más corto; fumar shisha es un acto que se lleva a cabo con mucho más sosiego y sólo dos o tres caladas de cada diez se inhalan, las demás son para encender, evacuar, refrescar, etc. Por último, quisiera hacer referencia a la propia estructura de una shisha, dicho diseño limita por sí mismo el paso de la cantidad de humo que se puede aspirar.

No conocemos el contenido de los 17 estudios en los que se han basado y si, en los diversos casos, las aproximaciones fueron llevadas a cabo por una medición de la quema continua de toda la carga de una vez; pero lo que sí es posible es que los valores expuestos en el estudio por parte del equipo del profesor Primack sean acordes o se acerquen al consumo continuo con otro tipo de pipas de agua, como por ejemplo bongs u otros modelos con más capacidad de descargue que una shisha, pero esas pipas no se usan precisamente para fumar tabaco (puro). Y la pregunta es: ¿cuántos fuman pipas de agua para fumar tabaco y cuantos las usan (sólo) para quemar la mezcla de otro tipo de relleno? Por ello, en nuestra humilde opinión, habría que ampliar el estudio efectuado o, al menos, detallarlo un poco mejor.

Si comparo lo que limpio/saco semanalmente de mi pipa de agua y el color que coge la carga de agua después de cada sesión, y me pongo a recapacitar sobre la posibilidad de haberme fumado la misma cantidad de tabaco a través de cigarrillos o porros, teniendo en cuenta que eso me lo hubiera tragado sí o sí, me quedo más tranquilo. Vamos, que me pueden contar misa, pero la diferencia queda a la vista (y en mi fregadero).

Independientemente de nuestros recelos en torno al estudio publicado, estamos de acuerdo con los autores del mismo en que habría que tomar en consideración (en las correspondientes y futuras campañas antitabaco) el peligro que deriva de creer que fumar por pipa de agua es más sano que fumar cigarrillos. Lo más sano es, evidentemente, no fumar.

De hecho, el gobierno alemán aprobó el día 28 de enero de 2016 una ley encaminada a cubrir lo que se denominó “agujero legal”. Hasta ahora, la venta de cigarrillos electrónicos o shishas no estaba prohibida a menores por el mero hecho de que no contenían tabaco, esto es algo que va a cambiar. El responsable en proteger la salud de los consumidores alemanes, el Ministro de Agricultura Christian Schmidt (CSU), subrayó: “los cigarrillos electrónicos y pipas de agua no son algo que debería llegar a manos de la juventud. Fumar no es inofensivo, aunque sepa a chicle o huela a melón“.

REFERENCIAS

UPMC: http://goo.gl/qCx1Ns.

Public Health Reports: http://goo.gl/0Cf45t.

Scinexx: http://goo.gl/qZZ4r0.

DAZ: https://goo.gl/UvreUU.

 

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.