Ya fue dos veces al Congreso mexicano a explicar por qué muchas familias necesitan urgente la sanción de una ley.

Durante el último mes y medio, el juez penal Pedro Pianta habló públicamente dos veces frente a los diputados en el Congreso. Y les dijo en la cara que la ley de drogas no funciona. Lo expresó de manera contundente: “Es nefasta”.  Lo hizo bajo su doble condición de magistrado y papá de un joven de 25 años enfermo de epilepsia refractaria, que mejoró su calidad de vida gracias a la marihuana. Pianta (56) es uno de la mayoría que no sabía de las propiedades medicinales del cannabis. Durante 24 años viajó por muchos países y probó muchas maneras de bajar las convulsiones de su hijo. “Pasamos 12 años que fueron un infierno. Una enfermedad así te demuele, te corroe. Vivíamos internados en terapia intensiva y en riesgo de muerte”, cuenta a Clarín.

El combate contra la enfermedad lo dio con un arma de doble filo: 25 pastillas diarias que sumieron a su hijo homónimo en un estado de polimedicación. Pero hace un año el juez probó con el aceite de cannabis. Pedro empezó a conectar más con el entorno.

El martes pasado Pianta conoció a María Laura Alasi y a su hija Josefina, la nena que a los 3 años pasó de 600 a 20 convulsiones al día gracias al aceite de marihuana. “Si Pedrito hubiera arrancado a esa edad con esto hoy todo sería mejor. Josefina va a tener una vida distinta, no tendrá ese deterioro de un cerebro que no tiene paz. Me preocupa la vida de esos niños”, explica al borde de la emoción. Ahora, cuenta este hombre de ojos celestes, titular del Tribunal Oral en lo Criminal N° 5 de Lomas de Zamora, todo cambió: “Se nota que está más atento, más conectado, responde mejor, no se tira tanto al suelo”.

Conseguir el aceite no es sencillo. La planta está prohibida. Y su cultivo y su consumo están penados por la ley. Pianta acude a la solidaridad de los cultivadores que lo preparan y a veces, incluso, paga por tenerlo.

–Como juez penal puedo decir que cultivar y adquirir la sustancia o venderla con fines terapéuticos es una conducta atípica. Para ser reprochable tiene que afectar un bien jurídico, y acá estamos hablando de salud pública.

–Se supone que la ley de drogas busca proteger la salud pública.  –Si yo consumo o vendo para alguien con fines terapéuticos, es una conducta que está beneficiando la salud, no perjudicándola. La Policía usa la ley de drogas como instrumento de abuso de poder. El Estado, para el control social. Nuestra función como jueces debería ser aplicar la ley penal como la ley del más débil, con un fin pacificador, no para sancionar a los más vulnerables.

El martes pasado, Pianta les dijo a los diputados que venía a “descorrer el velo”. Explicó que en la Provincia hay 37 mil presos por la ley de drogas: todos pobres. “El verdadero narcotráfico está en los que traen la efedrina, no en los cultivadores y los padres de los enfermos. Los jueces tenemos la obligación de estar en contacto con la realidad”, reclamó.

–Según el Ministerio Público Fiscal, cada hora un consumidor o cultivador de marihuana es detenido. El martes en Diputados usted pidió la despenalización. ¿Sirve la prohibición?

–Seguro que la legalización tendería a disminuir el tráfico criminal. Al no legalizarlo el negocio está en manos de un entramado de corrupción generalizada. Habría que estudiarlo profundamente, ninguna solución es mágica. Pero que una madre le llore a los legisladores para que le dejen utilizar la marihuana y no la metan presa, para un nenito que tiene 100 convulsiones por día, eso sí es criminal.

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Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.