Por Massimiliano Salami (drgrow)

En la foto órganos de dispersión típicos del Moho Gris (Botrytis cinerea)

Introducción

Antes de comenzar a tratar los distintos patógenos, vamos a estudiar cómo es el ciclo de las enfermedades infecciosas que atacan al cannabis.

Independientemente del tipo de patógeno que esté actuando sobre la planta, en cualquier enfermedad infecciosa se lleva a cabo una serie de eventos que favorecen su desarrollo. A esta sucesión de eventos se le denominan ciclo de la enfermedad.

Los episodios principales de este ciclo incluyen:

  1. Inoculación del patógeno
  2. Penetración del patógeno
  3. Establecimiento de la infección
  4. Crecimiento y reproducción del patógeno
  5. Dispersión del patógeno
  6. Supervivencia en ausencia del hospedantes. Invernación y estivación del patógeno

 

Inoculación del patógeno

Un inóculo es el patógeno o cualquier parte del mismo, que al llegar en contacto con una planta puede producir una infección. El proceso mediante el cual un patógeno entra en contacto con un hospedero se denomina inoculación. Como ejemplo de inóculos podemos citar, las esporas o trozos de micelio de los hongos; mientras que en el caso de las bacterias, nemátodos y otros el inóculo es el propio cuerpo del organismo.

Existen dos tipo de inóculos:

  1. Inóculos primarios: son los que realizan la primera infección en las plantas. Estos inóculos son sobrevivientes del verano o invierno y generan infecciones en primavera u otoño. Estas infecciones se conocen como primarias.
  2. Inóculos secundarios: Proceden de las infecciones primarias. Normalmente se generan sobre el nuevo hospedero.

Hay que tener en cuenta, que la gravedad de una enfermedad es directamente proporcional a la cantidad de inóculo primario existente cerca del cultivo. Este es el caso del Oídio; después de lluvias intensas y temperaturas agradables los inóculos supervivientes del año precedente, depositados en el suelo sobre los restos de materia vegetal infectada (el inóculo primario), generan la primera infección sobre las plantas. Las infecciones secundarias se realizan directamente sobre las plantas infectadas. Ésta extiende la enfermedad al resto de plantas cercanas. Los cultivos de interior son afectados cuando la cantidad de inóculo secundario en el ambiente es elevadísimo. Estos inóculos proceden de las infecciones primarias en plantas de exterior en campos cercanos.

Los homópteros como las moscas blancas y los pulgones son temidos en la agricultura por los daños indirectos que causan, son los vectores de dispersión de enfermedades como los virus, bacterias y otros microorganismos dañinos.

Fuentes de inóculos

Las fuentes de inóculos son muy variadas, desde restos vegetales o semillas, hasta clones infectados. Otras fuentes de inóculos importantes son las plantas que nos rodean en campos cercanos como las malas hierbas, y las plantas perennes.

Depositación del inóculo

Los inóculos deben contactar con la superficie del hospedero para causarles la infección. Normalmente el viento, el agua y los insectos suelen ser agentes responsables de que inóculos infecciosos alcancen y queden depositados en el hospedero susceptible.

Antes de la penetración

La actividad de penetración es muy diferente para cada agente infeccioso. En el caso de los hongos, la penetración de una espora en la planta no es posible, debe germinar antes. El proceso previo a la penetración consiste, en el caso de los hongos en: primero la fijación de las esporas a la superficie de la planta y segundo, la germinación de la misma. La germinación de las esporas siempre requiere unas condiciones de temperatura y humedad muy especiales y un abundante exudado.

Penetración

Los patógenos penetran la superficie de la planta directamente, a través de las aberturas naturales de la plantas y/o a través de las heridas, tanto naturales como artificiales. Algunos agentes son llevados directamente a las células del vegetal hospedero como los virus, micoplasmas, etc.

Cada agente infeccioso se ha especializado en su técnica para acceder al interior de las plantas. Por ejemplo, algunos hongos penetran en los tejidos vegetales tanto directamente como aprovechando las aberturas naturales (caída de hoja, formación de raíces secundarias) y heridas.

Las bacterias fitófagas más comunes aprovechan las heridas tanto naturales como artificiales, y a veces, por las aberturas naturales, pero nunca directamente.

Los virus en cambio, precisan del un vector que los inocule directamente dentro de las células, por ejemplo, los homópteros (moscas blancas y pulgones). Las herramientas de trabajo como las tijeras, bisturís, también transmiten estas enfermedades.

Síntomas de una enfermedad parasitaria. Como se observa claramente en la foto, el patógeno ha penetrado en el interior de la hoja, y se está reproduciendo a su costa (zona necrótica). Las condiciones ambientales, como una elevada humedad y una baja ventilación, han sido fundamentales para que estos eventos se hayan secuenciado.

La penetración directa

Ésta, es la penetración más frecuente entre los hongos, nemátodos y también por plantas parásitas.

En el caso de los hongos, una vez germinada la espora sobre la superficie del hospedero se forma el denominado tubo germinativo. El ápice de este tubo, más engrosado, se conoce como apresorio y desde ahí se diferencia la hifa de penetración que crece en el interior de la planta, introduciendo parte del inóculo infeccioso dentro del hospedero. La hifa, para acceder al interior debe perforar la cutícula y la pared celular empleando tanto la fuerza mecánica como enzimas de degradación. Las hifas de penetración suelen tener un diámetro de 1 micrómetro. Algunos hongos sólo llegan a penetrar la cutícula, alojándose ahí.

Penetración por heridas

Las bacterias, los hongos, algunos virus y otros organismos fitopatógenos penetran en las plantas a través de las heridas ya sean debidas a procesos naturales como el crecimiento de raíces secundarias, o procesos artificiales como el deshojado, la eliminación de ramas, el esquejado, o causadas por vectores como los insectos y ácaros.

Al dañarse el tejido, se liberan al ambiente sustancias que funcionan como un gran imán para ciertas enfermedades, como los nemátodos y ciertos hongos radiculares.

Penetración por aberturas naturales

Las mayoría de los patógenos del cannabis, pueden aprovechar una abertura natural para penetrar en la planta y generar una infección. Las aberturas naturales en el cannabis son los estomas y los pistilos.

Infección y colonización

La infección es el proceso mediante el cual, los patógenos entran en contacto con células sensibles de un hospedero (nuestro cultivar) para extraer alimento de él. Durante la infección, los patógenos se desarrollan y se reproducen en los tejidos del huésped. Las infecciones son nefastas para el huésped y dan como resultado necrosis, deformaciones, amarillamientos y/u otros síntomas.

La infección de un vegetal comprende las dos siguiente etapas:

  1. Invasión
  2. Crecimientos y reproducción del patógeno

Invasión

Los patógenos invaden el tejido vegetal de muy distintas formas dependiendo del agente infeccioso que esté actuando. El desarrollo infeccioso del patógeno en el huésped puede ser a nivel intracelular, es decir, dentro de las células, y/o intercelular, es decir, fuera de las células.

Crecimiento y reproducción de los patógenos

La mayoría de los hongos se propagan desde una zona inicial de inoculación e invaden los tejidos colindantes. Una enfermedad fúngica puede comenzar afectando una región determinada de las hojas y terminar con el tiempo necrosando a toda una rama. Las bacterias en cambio, desarrollan crecimientos más localizados, su movimiento es más limitado. Otros agentes como los virus se mueven entre las células por los plasmodesmos (“poros” celulares que conecta a dos células) dispersando inóculos muy rápidamente dentro del vegetal

Los agente fitopatógenos se reproducen de manera muy variable, los hongos lo hacen mediante esporas y órganos de resistencia, los bacterias por fisión, los virus son replicados por las mismas células del hospedero, y los nemátodos se producen por huevecillos.

Una forma que tienen las bacterias para dispersarse por el cultivos es aprovechando las salpicaduras de agua de lluvia o de riego. Obsérvese el exudado en el tallo; este exudado contiene más inóculos (secundarios), es decir más bacterias, y está a la espera de un cultivador despistado que pulverice agua, facilitando así su movimiento.

Diseminación

Algunos patógenos como los nemátodos y ciertas esporas de hongos y bacterias se desplazan por si mismos, aunque la dispersión suele llevarse a cabo por otros vectores como el viento, la lluvia, los insectos y el hombre.

Dispersión por el viento

La mayoría de los hongos son diseminados por el viento. Las corrientes de aires naturales o la ventilación forzada desprenden las esporas y trozos de micelios (procedentes de primeras infecciones) y las desplazan hasta varios kilómetros. En un cultivo de interior, las esporas se esparcen por el ambiente por el efecto de los ventiladores. Como ejemplo de patógeno altamente virulento en cannabis, y que se dispersa a la perfección por el viento, es el Moho Gris.

Diseminación por agua

Las bacterias, los nemátodos y ciertos hongos que viven en el suelo, son diseminados por las lluvias o por los riegos. La diseminación por agua no es menos importante que la del viento, ya que ésta permite que los patógenos den largos viajes y facilita su germinación.

Diseminación por insectos y ácaros

Los homópteros, tisanópteros, etc. son los vectores de diseminación más importantes para ciertos patógenos como los virus, viroides, micoplasmas, y algunas bacterias.

Algunos artrópodos son vectores indirectos de diseminación de agentes patógenos, por ejemplo la chinche depredadora Orius sp. enemigo natural muy eficaz en el control de los trips, puede diseminar involuntariamente bacterias o esporas de hongos en las plantas durante su caza a las plagas.

Diseminación por el hombre

El hombre es el mayor diseminador de enfermedades del planeta. (¡Razonen ustedes mismos!)

Invernación y estivación del patógeno

Los patógenos han desarrollado distintas maneras para sobrevivir a los momentos más adversos.

Muchas enfermedades del cannabis pueden sobrevivir en plantas perennes durante las bajas temperaturas del invierno o el clima seco y cálido del verano, durante esas estaciones, los patógenos pueden realizar un periodo de reposo.

En la foto, en forma de “piedritas negras” estructuras de supervivencia denominadas esclerocios. Estos han sido recolectado del interior de un cogollo infectado por Sclerotinia sclerotiorum. Estas estructuras pueden resistir en el suelo el paso del tiempo. Los escleriocios suelen ser los responsables de las infecciones primarias en el campo que luego invaden los cultivos de invernadero y de interior.

Los hongos sobreviven a los inviernos y veranos en forma de micelio en residuos vegetales, en forma de esporas de resistencia sobre restos vegetales muertos, en semillas, o en el suelo. Algunos hongos son verdaderos habitantes del suelo, es decir pueden sobrevivir en ese medio durante periodos indefinidos de tiempo aprovechando los restos vegetales existentes.

Las bacterias invernan y estivan como lo hacen los hongos en semillas, restos vegetales y en el suelo.

Los virus sobreviven en plantas perennes, en restos vegetales e incluso dentro de sus vectores mientras que los nemátodos en invernan y estivan en forma de huevecillos depositados en el suelo, en las raíces o en residuos de éstas.

Conocer como es el ciclo de la enfermedad aporta información sobre los distintos eventos que forman este complejo proceso (episodios 1, 2, 3, 4, 5 y 6). Con esta información, podemos elaborar una estrategia de prevención para los fitopatógenos en general, simplemente alterando, en lo posible, la condiciones necesarias para que uno o más de los episodios arriba citados no se secuencie; esto dificultaría bastante el desarrollo de la enfermedad y sus síntomas.

Dar a conocer los patógenos del cannabis, sus necesidades y sus ciclos vitales será nuestra prioridad este año. Un buen cannabiscultor debe conocer y saber reconocer a estos agentes patógenos para poder así realizar un control preventivo lo suficientemente eficaz para que estos “chicos malos” no se desarrollen a expensas de nuestras plantas.


Agradecimientos: a Claudia (Dr. Grow´s Productions) y a Olivera “El Maestro” por la colaboración en la realización de los dibujos.

Referencias

 

[1] Salami M. 2008. Cannabis sativa L., Dr. Grow´s Productions.

[2] S.E.F. 2000. Patología Vegetal, Mundi-Prensa y Phytoma.

Acerca del autor

Massimiliano Salami
Massimiliano Salami es escritor, autor del libro Cannabis sativa L., colaborador de Cannabis Magazine e investigador en el cultivo del cannabis. Licenciado en matemáticas, es técnico en gestión de empresas agropecuarias con amplia experiencia como breeder.