En el artículo de este mes afrontamos un tema peculiar y muy importante dentro del abordaje de cualquier situación problemática oconflictiva. Navegaremos en aguas turbulentas para analizar la utilidad que el cannabis presenta, bien para la evitación del sufrimiento, bien para acudir en su busca con el fin de eliminarlo.

Por Psicotar

Si preguntáramos a los consumidores de cannabis las razones por las que lo hacen, seguramente obtendríamos múltiples respuestas, cuya justificación no podría obtenerse más que analizando los motivos y pensamientos de cada individuo.

Sin embargo, en estas líneas nos vamos a centrar en dos elementos fundamentales que conforman una polaridad que en psicología se denomina evitación/exposición. Esta polaridad nos remite a una línea continua en la cual podremos colocar cualquier comportamiento según se acerque a una situación o se aleje de ella.

Antes de entrar a valorar el posible uso del cannabis, debemos explicar qué se entiende por evitar y qué por exponer. Para ello, tomaremos únicamente aquellas aceptaciones del DRAE (1) que tengan relación con conductas:

Evitar. (Dellat.evitāre).

1.tr.Apartar algún daño, peligro o molestia, impidiendo que suceda.

2.tr.Excusar, huir de incurrir en algo.

3.tr.Huir el trato de alguien, apartarse de su comunicación.

[…]

Vemos que las acepciones de evitar seleccionadas hacen referencia a conductas relacionadas con la retirada de alguna situación o consecuencias de la misma que puedan resultar desagradables para la persona. Por ejemplo, el cambiarse de acera porque vemos un perro gruñendo agresivamente es un claro ejemplo de evitación, como también lo sería renunciar a un sabroso postre (gratificante de inmediato) para evitar las calorías que nos aporta (gratificación a medio plazo demorada)

Exponer. (Dellat.exponĕre).

  1. 1.Presentar algo para que sea visto, ponerlo de manifiesto.

[…] 3.tr.Colocar algo para que reciba la acción de un agente.

[…] 5.tr.Arriesgar, aventurar, poner algo en contingencia de perderse o dañarse.U. t. c. prnl.

[…]

En cuanto a exponer, se puede comprender claramente que está relacionado con la presencia y mantenimiento en una situación o consecuencias que puedan producirse. Esto es muy importante, sobre todo cuando está más que estudiado y demostrado científicamente que el afrontar situaciones conflictivas en muchos casos constituye un mejor remedio que el evitarlas.

El cannabis como elemento facilitador de la evitación y la exposición

El cannabis actúa en el cerebro en múltiples lugares, por lo que el estudio pormenorizado de cada uno de ellos, así como el efecto en el resultado final del funcionamiento de la mente, hace que sea muy complicado extraer conclusiones generalizables. Cada persona tiene una biografía determinada y ésta es la que le condiciona en su relación con el mundo.

El cannabis puede tener efectos positivos ante la depresión, la ansiedad y otros trastornos (2) (3), aunque una búsqueda por los portales de referencia en temas médicos nos arrojará una devastadora proporción de artículos relatando las miserias del cannabis y los negativos efectos que puede tener sobre las personas… y realmente pocos artículos que estudien los posibles usos terapéuticos del cannabis… y en muchas ocasiones referido al uso de análogos sintéticos.

El cannabis puede influir sobre la evitación de situaciones, pensamientos, comportamientos conflictivos mediante algunos mecanismos fisiológicos y mentales. Ahora bien, lo complicado no es explicar qué es lo que hace la persona, sino explicar qué es lo que evita realmente y para qué lo hace. Pongamos un ejemplo.

Una persona va por la calle y se encuentra con un enorme perro que le gruñe y muestra los dientes, con aparente intención de atacar. La persona rápidamente reacciona y se produce una descarga de adrenalina. Esa activación genera una respuesta de aceleración del corazón, tensión muscular, focalización de la atención, etc… enfocado a emitir una respuesta de lucha o huída. Esta primera respuesta es biológicamente adaptativa y sirve a funciones de supervivencia. Ahora bien, imaginemos que a raíz de esta situación, la persona no puede ver a un perro sin sentir esa misma respuesta emocional que sintió anteriormente. Realmente ahí no se está produciendo esa exposición, aunque la simple visión de un perro activa en la persona toda la vivencia anterior. Esta respuesta es anormal evolutivamente hablando, ya que se activa la respuesta ante un peligro que no existe en ese momento.

Sin embargo, esa activación vivida como negativa sirve a una función de supervivencia, función por la que adquiere ese valor tan importante y por la que precisamente aparecen los problemas. Es adaptativo retirarse de un perro que nos gruñe y amenaza con atacar, pero no resulta adaptativo huir de todos los perros que se vean, aunque no estén actuando como el primer perro. Por ello, la exposición a esas emociones negativas en presencia de algún otro perro es necesaria si queremos eliminar la vivencia negativa.

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Esta evitación, explicada mediante un ejemplo muy sencillo, puede extenderse a situaciones mucho más complejas, por ejemplo, un problema familiar grave, conflictos laborales, etc… que acaban generando malestar a la persona y que éste malestar se asocie a personas, lugares y, muy importante, a conceptos, expectativas e ideas. Esto último es un poderoso mecanismo de génesis de malestar, ya que constantemente estamos teniendo pensamientos y, si éstos están asociados a malestar, se podrá comprender el efecto limitante que puedan tener.

En primer lugar, el uso del cannabis puede generar una relajación de la activación emocional mediada a través de la amígdala (4), estructura del cerebro que codifica las respuestas emocionales. Esto puede generar un efecto ansiolítico que podría reforzar el uso del cannabis actuando como mediador somático entre la vivencia desagradable y la respuesta fisiológica que produciría. De alguna manera, el cannabis se interpondría como filtro en esa cadena de respuesta, apaciguando el malestar. Es decir, el cannabis tendría un uso similar a un medicamento ansiolítico.

Este mecanismo podría utilizarse como ayuda en situaciones altamente estresantes que amenacen con desbordar los recursos del individuo y, por lo tanto, susceptibles de afectar gravemente a la persona. Pero, sin embargo, no debe ser ni el único ni el último de los movimientos a realizar ya que es preciso dotar a la persona de recursos para superar la situación de forma natural. Por ello, el uso exclusivo del cannabis como método de afrontamiento crónico no parece una buena solución, ya que evita la exposición a la emoción desagradable pero no dota de recursos psicológicos que permitan al individuo afrontar la situación.

El porqué no parece una buena solución es fácil de explicar: se establece un condicionamiento entre el alivio del malestar por el uso del cannabis y las situaciones molestas que lo que puede provocar una distanciación emocional ante los problemas y eso puede resultar en mayores problemas. Como en casi todo, el punto medio es el lugar idóneo.

Así, en una primera fase y para facilitar la exposición, sí podría resultar útil el uso del cannabis pero, a medida que se avance en el análisis de la situación y adquisición de recursos de afrontamiento, se debería reducir el consumo para ayudar a ir entrando en contacto a la persona con las respuestas que le genera la situación. Y este “entrar en contacto” progresivo es fundamental para ir “acostumbrándose” a las sensaciones molestas que aparezcan y aprender a funcionar a pesar de ellas (6). La vida no es perfecta y no está exenta de sufrimiento, malestar y dolor, pero debemos seguir viviendo y para ello muchas veces tendremos que sobreponernos y actuar aunque no estemos bien. Es una falacia el hecho de que tenemos que estar bien para actuar bien, al igual que lo es el que se piense que alguien que se siente mal no puede estar bien.

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Sin valorar las razones y motivaciones acerca del hecho del consumo, no es fácil hacer inferencias sobre las razones por las que la persona consume cannabis. Habría que preguntar a cada cual sus razones y así poder conocer cuales son los efectos que la persona persigue.

Lo que sí está claro es el papel reforzante que el cannabis ejerce y que podría explicar el uso continuado. La persona siente malestar y se alivia consumiendo cannabis. Este alivio constituye un refuerzo para consumir en futuras ocasiones cuando vuelva a aparecer el malestar. Según este esquema, culpar a la persona o a la droga de las alteraciones que se puedan dar es algo incorrecto. En esta situación podría incluso sustituirse la sustancia por ejemplo, por algún antidepresivo o ansiolítico de los habitualmente recetados y tendríamos el mismo resultado. ¿Se puede decir que el problema de malestar sea provocado por la sustancia? Al menos en una fase inicial, no. Si la persona persiste con el consumo y aumenta la dosis sin desarrollar recursos personales de afrontamiento, podrían aparecer limitaciones a la hora de afrontar la situación, pero hay tantas variables implicadas que la simplificación no es posible.

El cannabis posee además interesantes efectos inhibidores del cortisol (5), la hormona liberada en situaciones de estrés intenso y cuyos efectos fisiológicos son muy perjudiciales si son mantenidos a largo plazo. El cortisol, además, favorece la fijación en la memoria de los aspectos emocionales impactantes, lo cual puede favorecer la asociación de pensamientos, ideas, etc, relacionados con la situación, con la negativa activación fisiológica que sucede si existen niveles crónicos de cortisol.

Por ello, reducir la actividad del cortisol puede ayudar a eliminar tanto la activación fisiológica inmediata, (elevación de ácidos grasos libres en plasma, hiperglucemia, inmunosupresión, etc), como la asociación de las vivencias internas (el cómo se vive esa sensación) con lo que la persona se dice a sí misma, lo que piensa, etc… de manera que se “vacuna” contra futuras rumiaciones o respuestas condicionadas.

Por ello, es importante analizar el posible uso que se le pueda dar al cannabis como herramienta y mediador de las reacciones del cuerpo. Para ello, sería necesario estudiar sus efectos al margen de las consideraciones sociales y legales, cosa que no parece muy probable que se haga. Resulta curioso que se difundan artículos en prensa y otros medios, pero referidos a los análogos del cannabis, como si el decir que se usa el cannabis fuera a provocar reacciones imprevisibles en la opinión pública, bombardeada constantemente con las patrañas del antiprohibicionismo.

Nos despedimos hasta la próxima… salud y ¡buen viaje!

NOTAS

  1. Diccionario de la Real Academia de la Lengua en Internet: http://buscon.rae.es/draeI/
  1. Lorenzo, P.; Leza, J.C., Utilidad terapéutica del cannabis y derivados. En “Adicciones” (2000), Vol. 12, suplemento 2.
  1. Pueden consultarse varios resúmenes de artículos en las siguientes direcciones:

http://www.psiquiatria.com/noticias/adicciones/33679/

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20512271

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20512266

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20332000

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20002102

  1. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20189314
  1. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Nota técnica de prevención nº 355: Fisiología del estrés. En: www.insht.es
  1. Wilson, K. G.; Luciano Soriano, M. C. (2009) Terapia de aceptación y compromiso. Madrid: Pirámide.

Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.