Segunda entrega de la biografía de Antonio Escohotado, el maestro drogófilo.

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En Ibiza llegó a regentar el famoso club ‘Amnesia’, donde se consumía libremente cannabis y ácido. Esta discoteca nació de una finca rural y una casa construida a finales del siglo XVIII. En ella vivieron cinco generaciones de la familia Planells, y allí cultivaron la tierra y construyeron un molino. En 1970, la familia decide irse a la ciudad y vende la finca a María Fuencisla Martínez de Campos y Muñoz, una viuda de origen aristocrático. En ese momento se convierte en punto de reunión de los hippies de la isla: tocan grupos de música, bailan toda la noche, fuman hierba y toman LSD. En mayo de 1976, Escohotado, junto a Manuel Sáenz de Heredia, alquila la finca por la entonces respetable cantidad mensual de 20.000 pesetas (120 €) para abrir una discoteca. El primer nombre ideado por nuestro psiconauta fue “Taller del olvido”, para “reflejar que cuando la gente sale de noche es para olvidarse de los problemas y sumergirse en un mundo no aprendido y no rutinario”. Pronto se dio cuenta de que la palabra ‘Amnesia’ expresaba su idea inicial y era además mucho más sugerente; y con ese nombre se quedó lo que hoy es sitio de referencia de la movida. Al año vendió el negocio, que después se convirtió en una de las discotecas más famosas del mundo (9). A pesar del poco tiempo que dirigió la discoteca, para algunos fue todo un símbolo, hasta el extremo de que identifican el fin del flower power español con el momento en que Escohotado traspasó el local (8).

Durante su estancia en Ibiza se incrementó su actividad intelectual. En 1975 publicó De physis a polis. La evolución del pensamiento griego desde Tales a Sócrates (Editorial Anagrama), un texto que se cita como bibliografía sobre los filósofos presocráticos en las facultades de Filosofía. Este libro era, en realidad, un apéndice al trabajo de ontología fundamental que en principio llamó Física como sistema de la lógica, y que tras varias reescrituras se publicó con el título Realidad y substancia, editado por Editorial Taurus en 1985. Ya en esta época comienza a dedicarse menos a la filosofía pura y más a investigar fenómenos humanos complejos. El libro Historias de familia, publicado por Anagrama en 1978, es un ensayo sobre sociología del género, que después amplió en Rameras y esposas (publicado por la misma editorial en 1993).

Madurez

Siempre relacionado con el mundo de las sustancias psicoactivas y apologista de la ilustración farmacológica, en los ochenta tuvo varios problemas con las ridículas y sangrantes leyes antidroga que todos conocemos, por los cuales estuvo cuatro veces en la cárcel.  A comienzos de esta década, cuando considera que Ibiza no le aporta nada más, regresa a Madrid.

Una vacante en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) -la de adjunto para Ética y Sociología- le permitió volver a la universidad. En esta institución ha sido profesor de Derecho, de Filosofía, de Sociología y, finalmente, de Filosofía y Metodología de la Ciencia, junto a su buen amigo Carlos Moya, otro gran psiconauta.
Si en su época de estudiante había sido víctima de la censura académica, ahora -como docente- comenzaría a sufrir en sus propias carnes las acciones de la endogamia y el corporativismo universitarios. Y así, en 1983, cuando varios miles de profesores adjuntos contratados se convirtieron en profesores titulares, fue uno de los pocos -cuatro o cinco- suspendidos, con siete ceros impuestos por un tribunal formado por siete catedráticos, a pesar de su currículo y de su larga lista de publicaciones (o tal vez precisamente por ello en este país de cainitas, expresión muy utilizada por su amigo Sánchez Dragó). Ante la injusticia de la situación hizo un recurso para que los catedráticos justificaran su nota, y tras un año de espera -sin sueldo- el tribunal le dio un condescendiente ‘5′, sin más explicaciones. Fue entonces cuando decidió pasarse del área de Filosofía a Sociología.

Continuando con sus obras, en 1987 publica Majestades, crímenes y víctimas, “un ensayo sobre sociología del poder que examina delitos aparentemente tan dispares como propaganda ilegal, homosexualidad, apostasía, eutanasia, blasfemia, prostitución, prácticas mágicas, idiosincrasia farmacológica, pornografía y contracepción” (10). En 1989 publica Filosofía y metodología de las ciencias sociales, manual de la asignatura que imparte en la UNED.

Su obra más conocida es, sin duda, Historia de las drogas, en tres volúmenes, que empezó a publicar Alianza Editorial en 1989, y cuya redacción dio comienzo durante su estancia en prisión. Casi simultáneamente salió al mercado la parte dedicada a la descripción de las sustancias psicoactivas, con distintos títulos: El libro de los venenos (Mondadori, 1990), Para una fenomenología de las drogas (Mondadori, 1992) y Aprendiendo de las drogas (Anagrama, 1995). Esta sección fue incluida en la edición de Historia general de las drogas (Espasa-Calpe, 1998), de un solo volumen. El propósito de este libro fue, por un lado, una especie de venganza intelectual contra los policías y los mafiosos que le habían perjudicado en Ibiza; por otro, existía un enorme agujero negro en este ámbito de conocimiento y, al creer que se estaba iniciando un movimiento de investigación sobre el mismo, quiso darle un buen impulso (11).

Como presentación, nada mejor que lo que él mismo cuenta en el prólogo. En 1988 la Audiencia de Palma le condenó a dos años y un día de reclusión por un delito de narcotráfico. A pesar de lo dudoso de la imputación (quienes ofrecían comprar y vender eran policías o compinches suyos), y de que el juez redujo a un tercio los seis años solicitados por el fiscal porque el delito se hallaba “en grado de tentativa imposible”, prefirió cumplir la condena sin más demora. Solicitó ingresar en el penal de Cuenca, donde le concedieron todo lo necesario para dedicarse a escribir con total tranquilidad, así que “durante aquellas vacaciones humildes, aunque pagadas, se redactaron cuatro quintas partes de esta obra”. Por supuesto, había fraguado unos años antes el proyecto, el cual fue posible porque conoció directamente las fuentes originales del experimento prohibicionista gracias a su trabajo como traductor free-lance para Naciones Unidas en 1983 y 1984: “La biblioteca de la Narcotics Division en su central de Viena me ofreció el fenómeno con todo lujo de detalles, algo inestimable cuando hasta entonces el tema ofrecía unos pocos estudios de naturaleza científica, y estaba oprimido por toneladas de sensacionalismo y desinformación” (10). Sin duda, la persona más apropiada estaba en el sitio adecuado, en el mejor momento. Fue en aquel tiempo, aprovechando una escala en Suiza, cuando decidió escribir a Albert Hofmann -una leyenda para alguien que tanto había experimentado con la LSD- con el objetivo de conocerle. Pronto entablaron una buena relación y Escohotado fue un “hijo espiritual” para Hofmann. De hecho, alguna vez ha manifestado que perdió a sus padres siendo muy joven, el buen doctor le adoptó y pasó a ocupar el papel de progenitor.

Hofmann vino a España en diversas ocasiones para dar conferencias. Incluso se le pudo ver en 1991 en el programa televisivo de Sánchez Dragó, El mundo por montera, cuando asistió al acto de concesión del doctorado ‘honoris causa’ a su amigo Ernst Jünger por la Universidad de Deusto (12). Escohotado llegó a visitar varias veces la estupenda y modernista casa del descubridor de la LSD en Rittimatte, en un maravilloso entorno situado en la frontera de Suiza con Francia.

Poco podemos decir que no se haya dicho ya sobre Historia general de las drogas, de obligada lectura para quien desee conocer la historia y los usos de los psicoactivos, y obra de referencia para los estudiosos del tema; probablemente la más extensa, rigurosa y mejor documentada. La reseña que podemos leer en la web de la Librería Muscaria destaca el gran número de fuentes históricas y literarias y su estilo ameno, así como las diversas aproximaciones posibles: de un tirón, para consultar temas específicos o para ampliar información gracias a sus numerosas citas a pie de página y su bibliografía (13). El mismo autor comenta que quedó como obra de referencia y que contribuyó a la ilustración farmacológica porque planteó el ámbito de las drogas como un objeto de conocimiento, para acabar con la ignorancia, que es donde realmente radica el peligro (10). 

Aparte de esta edición, existe la versión resumida Historia elemental de las drogas (Anagrama). También ha escrito Las drogas: de ayer a mañana (Talasa Ediciones) y La cuestión del cáñamo (Anagrama), además de numerosos artículos en periódicos y revistas, algunos de los cuales pueden leerse en http://www.escohotado.com.

(Continuará)

Primera parte de la biografía

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Libro sobre los Pioneros de la coca y la cocaína

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